Feij¨®o bendice a Vox
El PP asume gobernar junto a la ultraderecha en autonom¨ªas y ayuntamientos
Los primeros acuerdos alcanzados ayer martes por el PP con Vox para gobernar la Comunidad Valenciana y la ciudad de Elche, de m¨¢s de 200.000 habitantes, evidencian la relaci¨®n a futuro decidida entre el partido liderado por Feij¨®o y la ultraderecha del partido de Santiago Abascal. El l¨ªder del PP ha dejado atr¨¢s, en un plazo inesperadamente corto, la ambig¨¹edad dial¨¦ctica o preventiva hacia Vox para asumir formalmente lo que solo hab¨ªa aceptado t¨¢citamente hasta ahora. El acuerdo de Castilla y Le¨®n lo imput¨® siempre a la cuenta de Pablo Casado.
Desde ayer, el l¨ªder del PP asume la integraci¨®n en la gobernabilidad del poder municipal y auton¨®mico de una formaci¨®n contraria al Estado de las autonom¨ªas recogidas en la Constituci¨®n y aliado en Europa de adversarios de algunos ejes fundacionales de la UE, como los actuales gobiernos ultras de Polonia y Hungr¨ªa. La ultraderecha espa?ola consigue una penetraci¨®n en gobiernos, presupuestos y capacidad legislativa y normativa, y en todos los niveles de la administraci¨®n, con poca comparaci¨®n en Europa cuando se confirme este s¨¢bado una alianza parecida en los 135 municipios donde el PP necesita a Vox y sucesivamente en otros cinco gobiernos regionales.
El texto de un folio remitido a los medios recogiendo los cinco puntos del acuerdo en la Comunidad Valenciana es una suma inconexa de frases banales que impide a los ciudadanos conocer el alcance del pacto que determinar¨¢ aspectos esenciales de su vida. Baste el literal del punto 4 que dice as¨ª: ¡°Se?as de identidad, para defender y recuperar nuestras se?as de identidad¡±. ?Qu¨¦ se?as de identidad? ?Las de Vox? ?Las de la derecha cl¨¢sica conservadora? Vox explicita claramente las suyas con un ideario negacionista de la crisis clim¨¢tica y de la violencia de g¨¦nero y xen¨®fobo.
La noticia que ha capitalizado pol¨ªticamente el PP de haber impuesto el veto al l¨ªder de Vox en la Comunidad Valenciana, condenado hace 20 a?os por violencia machista ¡ªy debe ser bienvenido y aplaudido ese veto¡ª, palidece sin embargo ante la aut¨¦ntica noticia del d¨ªa perfectamente retratada en la foto en la que seis se?ores ¡ªincluido el diputado vetado junto al futuro presidente Carlos Maz¨®n¡ª pactan la entrega a los ultras de la presidencia de las Cortes y presumiblemente dos consejer¨ªas no precisadas. Las que pide Vox no son inocuas, Educaci¨®n y Cultura. El mismo patr¨®n pol¨ªtico se reproduce en Elche, la otra gran ciudad donde Vox ha obtenido la bendici¨®n del PP para acceder al gobierno del ayuntamiento con mando sobre la concejal¨ªa de Familia ¡ªreci¨¦n creada¡ª para una ultraderecha partidaria del proselitismo cat¨®lico desde las instituciones p¨²blicas, como ha defendido la nueva concejal voxista.
La eventualidad de un futuro pacto tras las elecciones generales del 23-J entre el PP de Feij¨®o ¡ªsi gana los comicios¡ª y el partido de Santiago Abascal ha dejado de ser una hip¨®tesis para convertirse en la consecuencia l¨®gica de las decisiones avaladas por el l¨ªder de la derecha conservadora espa?ola. La fragmentaci¨®n parlamentaria espa?ola deja pocos resquicios a la duda, los dos grandes partidos centrales, PSOE y PP, necesitan pactos para gobernar Espa?a. Los riesgos que asume Feij¨®o son muy altos ante la posibilidad veros¨ªmil de que su partido se vea desbordado por las posiciones de Vox, que no esconde sus propensiones iliberales, y la peligrosa ineficiencia dogm¨¢tica que ha podido verse recientemente en la crisis que han desencadenado, con Bruselas por medio, a prop¨®sito de la tuberculosis bovina. La responsabilidad que adquiere el PP con el domin¨® de acuerdos que acaba de poner en marcha desde Valencia y Elche es hist¨®rica, tiene alcance europeo y nadie puede tasar con seguridad la profundidad de sus efectos sobre la calidad democr¨¢tica de Espa?a.
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