La cultura de Vox: nuevas leyes de vagos y maleantes
El partido de extrema derecha quiere las competencias culturales por la misma raz¨®n por la que los populares las desprecian: porque est¨¢n convencidos de que son focos de izquierdismo
Si gana las elecciones y se consuma en la Moncloa la infamia que ya est¨¢ cumpli¨¦ndose en autonom¨ªas y municipios, a Alberto N¨²?ez Feij¨®o le va a costar horrores cumplir su plan de adelgazar el Gobierno, que incluye apearle el rango ministerial a la cultura. Aunque el ministerio de ¨ªdem lo invent¨® la UCD en 1977, se ha impuesto la tradici¨®n de que solo existe como tal en los consejos de ministros socialistas, identific¨¢ndose como se?a de identidad de los mismos. Los de derechas ...
Si gana las elecciones y se consuma en la Moncloa la infamia que ya est¨¢ cumpli¨¦ndose en autonom¨ªas y municipios, a Alberto N¨²?ez Feij¨®o le va a costar horrores cumplir su plan de adelgazar el Gobierno, que incluye apearle el rango ministerial a la cultura. Aunque el ministerio de ¨ªdem lo invent¨® la UCD en 1977, se ha impuesto la tradici¨®n de que solo existe como tal en los consejos de ministros socialistas, identific¨¢ndose como se?a de identidad de los mismos. Los de derechas prefieren quitarle protagonismo y embutirlo en un departamento mucho m¨¢s amplio, quiz¨¢ porque ni Aznar ni Rajoy ahormaron una far¨¢ndula potente que diera la r¨¦plica a la que aliment¨® Felipe. Es natural que Feij¨®o quiera seguir la costumbre de sus maestros, pero Vox no se lo va a consentir. Que no se haga muchas ilusiones Marta Rivera de la Cruz, ¨²nico gui?o cultureta (ay) de las listas populares al Congreso, pues no le van a dar las llaves de la Casa de las Siete Chimeneas. Un torero en Valencia y un aficionado a los toros en Valladolid le indican desde sus consejer¨ªas auton¨®micas que debe buscar otra cartera para su ambici¨®n.
Vox quiere las competencias culturales por la misma raz¨®n por la que los populares las desprecian: porque est¨¢n convencidos de que son focos de izquierdismo. Ni Vox ni sus hom¨®logos en Europa y Am¨¦rica tienen una idea de c¨®mo debe ser la cultura, pero saben c¨®mo no quieren que sea. O mejor: saben a qui¨¦nes no quieren en ella. Como sostienen que los escritores, los cineastas y los artistas en general vivimos amorrados a la teta pr¨®diga del Estado, creen que acabar¨¢n con nuestra forma de vida decadente y antiespa?ola cort¨¢ndonos el suministro. Descubrir ¡ªcomo sin duda descubrir¨¢n, a poco que manejen presupuestos¡ª que los vagos y maleantes pagamos nuestra cuota de aut¨®nomos (y no peque?a, gracias al ministro Escriv¨¢) y vivimos de nuestro trabajo, no les desanimar¨¢, pues el poder puede hacer mucho da?o si se lo propone.
A Vox no le cabe otra Espa?a que la suya, y una cultura influyente y diversa es un obst¨¢culo serio para imponerla. Para el PP puede ser c¨®modo regalarles un ministerio menor, como un huesecillo arrojado a un rottweiler para distraerlo de los chuletones ministeriales. Los estrategas de Feij¨®o pueden pensar que, mientras Abascal se entretiene con los toros y reparte sinecuras a los intelectuales afines, no intervendr¨¢ en la pol¨ªtica de los mayores. Ser¨¢n as¨ª c¨®mplices de un proyecto siniestro que se propone estrangular las voces cr¨ªticas y dejar el campo yermo.