El miedo de las ¨¦lites despierta la crisis postelectoral en Guatemala
El Pacto de Corruptos ha levantado la narrativa del fraude. La pregunta que les tortura la convirtieron en clave de la presunta conspiraci¨®n: ?Por qu¨¦ una fuerza pol¨ªtica poco significativa est¨¢ en la segunda vuelta?
Una semana despu¨¦s de los resultados electorales del 25 de junio, ni el Pacto de Corruptos, la alianza informal de pol¨ªticos, ¨¦lites burocr¨¢ticas y empresarios, que se protegen entre s¨ª para mantener el poder, ni quienes integran el rancio statu quo de Guatemala han superado el shock. Su primera reacci¨®n fue escribir la biograf¨ªa falsa de Bernardo Ar¨¦valo ¡ªel candidato sorpresa de la jornada¡ª y montar una agenda distorsionada del ideario del partido Semilla aprovechando de que eran poco conocidos.
Los retrataron como mezcla de ¡°comunistas¡± expropiadores del siglo XX y ¡°globalistas¡± conspiranoicos del siglo XXI. Esas expresiones ¡ªincluyendo alusiones impertinentes a la Agenda 2030¡ª fueron empleadas en la campa?a por Zury R¨ªos (la hija del dictador Efra¨ªn R¨ªos Montt, que qued¨® en sexto lugar en las votaciones). A pesar de la baja resonancia entre el gran p¨²blico, las reeditaron para inyectar miedo. Su propio miedo.
A partir del lunes 26, todos cerraron filas en torno a Sandra Torres, odiada y despreciada por el statu quo durante las dos d¨¦cadas de su carrera pol¨ªtica. Ella se dej¨® arropar, y el martes 27 ya se le escuchaba en una rueda de prensa adoptando el discurso ultraconservador que le cuelga identidad religiosa al Estado.
Para el mi¨¦rcoles 28, la estrategia hab¨ªa naufragado. Los j¨®venes urbanos de las clases medias educadas que votaron por Ar¨¦valo y el Movimiento Semilla la desbarataron en las propias redes sociales. Con pasi¨®n y chispas de creatividad e iron¨ªa, fueron mucho m¨¢s convincentes que los expertos contratados por el otro bando.
Acto seguido, el Pacto levant¨® la narrativa del fraude. A prop¨®sito de una puja entre los dos punteros para la alcald¨ªa de la Ciudad de Guatemala, casi la mitad de los partidos perdedores grit¨® a coro ¡°?fraude!¡±. No presentaron al p¨²blico las supuestas pruebas. La pregunta que les segu¨ªa torturando la convirtieron en clave de la presunta conspiraci¨®n: ?Por qu¨¦ una fuerza pol¨ªtica poco significativa est¨¢ en la segunda vuelta?
La demanda entonces fue anular las elecciones. Bajo la premisa de que el Pacto fue v¨ªctima de un fraude, la verg¨¹enza los azoraba: ¡°Nos dejamos asaltar aun controlando todas las entradas y salidas del sistema electoral¡±, parec¨ªan pensar. Pero r¨¢pido encontraron un chivo expiatorio, el Tribunal Electoral: Con la mesa servida, los magistrados fueron incapaces de reaccionar en tiempo real para sabotear a los intrusos.
La ley en la materia permite la revisi¨®n en casos de impugnaciones que se presentan durante el escrutinio y se formalizan en los siguientes d¨ªas. El plazo venci¨® el viernes 30 y la impugnaci¨®n m¨¢s relevante fue la del partido CREO por la alcald¨ªa de Guatemala. Refut¨® unas 900 boletas y la diferencia en el conteo total era de poco m¨¢s de 500 votos.
En la tarde del s¨¢bado 1 de julio, la Corte de Constitucionalidad (CC) acudi¨® a la ¡°prevenci¨®n¡±, un recurso pol¨ªtico-legal al que se apela cuando hay vac¨ªo de poder. Sin asidero jur¨ªdico, la CC orden¨® el cotejo de las actas con los resultados oficiales, y suspendi¨® la adjudicaci¨®n de cargos. Para no agitar m¨¢s aguas, garantiz¨® la segunda vuelta presidencial del 20 de agosto.
La patronal organizada en el Comit¨¦ de Asociaciones Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF) dio su aval a la CC. Horas antes, expres¨® plena confianza en que se sabr¨ªa encauzar la crisis, respetando los plazos electorales.
Si el entendimiento entre grandes empresarios y magistrados no se disimulaba, tambi¨¦n fue obvia la inusual salida de escena del presidente Alejandro Giammattei y del jefe de su partido, Vamos, Miguel Mart¨ªnez. Sus denonados esfuerzos de inflar a su presidenciable fueron disminuidos por los alcaldes (incluyendo muchos de sus aliados) que cerraron el ingreso a los municipios de los autobuses con ¡°acarreados¡± (gente pobre que recib¨ªa el equiavalente a 100 euros por voto), temiendo ellos mismos ser desbancados.
La f¨®rmula de gobernabilidad de la CC es incierta, a pesar de contar con el respaldo de los grupos tradicionales de poder interno. La pol¨ªtica ya no se administra con la centralidad de otras ¨¦pocas. Demasiados caciques esperan ser tomados en cuenta; afloran las disidencias de los empresarios moderados, mientras una ciudadan¨ªa joven, no tan organizada pero aut¨®noma y entusiasta, est¨¢ decidida a jugar con las reglas de la democracia.
Esta fue la primera semana de crisis poselectoral provocada por el miedo a un escenario que se cre¨ªa inviable despu¨¦s de las exclusiones de tres populares candidatos antisistema, y que, sin embargo, obstinadamente se ha materializado con Ar¨¦valo y el partido Semilla.
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