Yolanda D¨ªaz y don Pelayo
Uno se define tanto por lo que hace como por quien tiene cerca y S¨¢nchez y D¨ªaz hicieron un buen t¨¢ndem en el debate
¡°Los que estamos aqu¨ª comenzamos¡±. As¨ª arranc¨® el debate el moderador, Xabier Fortes: convocando al ausente Alberto N¨²?ez Feij¨®o, el elefante en la habitaci¨®n durante toda la noche. La candidata de Sumar, Yolanda D¨ªaz, comenz¨® con una interpelaci¨®n a los dos: ¡°Se?or Abascal y Se?or Feij¨®o, esta noche se confrontan tres modelos¡±. Esa fue la t¨®nica, una Yolanda D¨ªaz preocupada por marcar la diferencia entre electorados y proyectos, para tratar de aprovechar el regalo que supon¨ªa la ausencia de Feij¨®o. ...
¡°Los que estamos aqu¨ª comenzamos¡±. As¨ª arranc¨® el debate el moderador, Xabier Fortes: convocando al ausente Alberto N¨²?ez Feij¨®o, el elefante en la habitaci¨®n durante toda la noche. La candidata de Sumar, Yolanda D¨ªaz, comenz¨® con una interpelaci¨®n a los dos: ¡°Se?or Abascal y Se?or Feij¨®o, esta noche se confrontan tres modelos¡±. Esa fue la t¨®nica, una Yolanda D¨ªaz preocupada por marcar la diferencia entre electorados y proyectos, para tratar de aprovechar el regalo que supon¨ªa la ausencia de Feij¨®o. Con independencia de los c¨¢lculos estrat¨¦gicos que haya hecho el l¨ªder del PP y de lo que eso cuente el pr¨®ximo domingo, pocas dudas hay de que su ausencia fue un error. Feij¨®o puede autoenga?arse y tratar de enga?arnos de la misma forma que nos dice que Marcial Dorado era un pescador que pasaba por ah¨ª: su ausencia es un error estrat¨¦gico y democr¨¢tico.
S¨¢nchez y D¨ªaz se esforzaron por explicar dos proyectos pol¨ªticos sin disimular su complicidad, mientras Abascal desplegaba, como amante despechado al que le han dado plant¨®n, un argumentario ultra y conspiranoico: su oportunismo con el cambio clim¨¢tico, el bendito localismo que abre las puertas al nacionalismo excluyente de siempre. Esa falacia de que hay que buscar los recursos naturales ¡°nacionales¡± para resolver la crisis ecol¨®gica. Abascal volvi¨® a crear el viejo sistema de equivalencias entre inmigraci¨®n y delincuencia, y a instrumentalizar el feminismo: la cl¨¢sica t¨¢ctica electoral por la que una ideolog¨ªa nacionalista se escuda detr¨¢s de postulados que aparentemente protegen a las mujeres. ¡°Deje de re¨ªrse de nosotras¡±, replic¨® con bravura Yolanda D¨ªaz. ¡°Basta ya¡±, le insist¨ªa con vehemencia. D¨ªaz no quiso entrar en la discusi¨®n de la identidad de g¨¦nero. Habl¨® de propuestas, de los cuidados, de la brecha salarial, de violencia de g¨¦nero. ¡°Las mujeres no somos mercanc¨ªa electoral¡±, resumi¨® la candidata de Sumar.
Fue un debate dif¨ªcil. Tanto S¨¢nchez como D¨ªaz se enfrentaban al reto de confrontar la demagogia conspiranoica de la ultraderecha con la gesti¨®n y las pol¨ªticas que ellos propon¨ªan. Hicieron un buen t¨¢ndem: D¨ªaz exhibi¨® un perfil contundente sin olvidar las emociones; entusiasmo, esperanza y soluciones. Demostr¨® que se puede hacer una cr¨ªtica radical al tiempo que se practican formas pol¨ªticas moderadas, y fue la clara ganadora de la noche. Esa ambivalencia es parte de su atractivo, aunque a la vez la haga vulnerable a los ataques pol¨ªticos a izquierda y derecha. Abascal le contest¨® con los valores ultras de siempre. Pero todo llevaba hacia el ausente: ese Feij¨®o que pretende ser la ¡°predictibilidad¡±, aunque en los ¨²ltimos d¨ªas solo ha sido predecible en las falsedades y medias verdades (como la de las pensiones y el IPC), y hoy en las ausencias. No est¨¢ claro que la silla vac¨ªa del debate vaya a castigarle el pr¨®ximo domingo. Pero uno se define tanto por lo que hace como por quien tiene cerca: en las ¨²ltimas 24 horas hemos visto al Feij¨®o de las ausencias y hemos sabido algo m¨¢s de sus compa?¨ªas, con la reaparici¨®n de las fotos con un narco. Lo que no pod¨ªamos imaginar es que se sintiera c¨®modo dejando como representante de las derechas a un candidato que se parece cada vez m¨¢s a don Pelayo.