No tan inevitable
La demoscopia se cuenta en el bando de los derrotados en estas elecciones. Lo que ha pasado exige un replanteamiento profundo a un sector, el de las encuestas, que ha perdido el norte
Los resultados electorales acostumbran a interpretarse no tanto a partir de los datos fr¨ªos como a la luz de las expectativas de los diferentes partidos. As¨ª se entiende c¨®mo, a veces, un partido ganador en n¨²meros acaba apareciendo a ojos del elector como perdedor, y c¨®mo un perdedor se erige en ganador de la noche electoral. Y las expectativas acostumbran a medirse en encuestas.
El PP apost¨® al todo en estas elecciones. Desde el verano de 2021, envalentonados con la victoria de Ayuso, la derecha despleg¨® una estrategia en todos los frentes con un ¨²nico objetivo: sacar a S¨¢nchez de La Moncloa como fuera. Parte de esta estrategia consist¨ªa en desanimar el voto de la izquierda mediante la construcci¨®n de una realidad inapelable: el triunfo del PP era inevitable y de una magnitud tal que cualquier intento por parte de la izquierda estaba abocado al fracaso.
Una parte esencial de esta estrategia la iban a jugar las encuestas, convertidas no ya en or¨¢culo sino en infanter¨ªa al servicio de un escenario pol¨ªtico futuro: la vuelta del PP al Gobierno. Para ello pr¨¢cticamente se dobl¨® en n¨²mero de encuestas publicadas en los medios entre el primer y el segundo semestre de 2021 (de 45 a 74), y el n¨²mero no dej¨® de incrementarse a partir de entonces hasta las m¨¢s de 100 encuestas publicadas entre el 1 y el 17 de este mes de julio (a las que se pueden a?adir los sondeos o israelitas de ayer).
Las encuestas han tomado un nuevo rol en esta elecci¨®n, y es un rol peligroso. Ya no son s¨®lo un instrumento para detectar los movimientos del electorado, su humor, sus valores. Ni tan siquiera son las herramientas para adivinar el futuro (inmediato o no) en que se hab¨ªan convertido en los ¨²ltimos a?os. Ahora algunas empresas han descubierto que las encuestas pod¨ªan influir en los resultados dirigiendo el voto en funci¨®n del escenario que dibujaban, incentiv¨¢ndolo o desmoviliz¨¢ndolo.
A la luz de los resultados esta deriva no ha tenido el ¨¦xito previsto. La ¡°inevitable¡± victoria del PP que deb¨ªa desincentivar la participaci¨®n de una parte del voto de la izquierda no ha funcionado (del todo) y la distancia de populares sobre socialistas ha sido m¨¢s estrecha de lo que auguraban las encuestas publicadas en los medios conservadores. La demoscopia se cuenta, pues, en el bando de los derrotados en estas elecciones. Pero m¨¢s all¨¢ de esto, lo que ha pasado exige un replanteamiento profundo a un sector, el de las encuestas, que ha perdido el norte.
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