Breve historia de una opini¨®n pol¨¦mica
Cuanto m¨¢s ¨¢spero es un ambiente social, mayores posibilidades hay de que una opini¨®n cause c¨®lico a cierto n¨²mero de ciudadanos
Lejos de haber sido una opini¨®n repentina, expresada de modo espont¨¢neo al hilo de un di¨¢logo, la opini¨®n se fue formando poco a poco, peque?a y dura como un c¨¢lculo renal que va a doler, que ya est¨¢ doliendo y no precisamente al que lo tiene. Cuanto m¨¢s ¨¢spero es un ambiente social, mayores posibilidades hay de que una opini¨®n cause c¨®lico a cierto n¨²mero de ciudadanos. Lo cual, a su vez, depende en gran medida del radio de acci¨®n del opinante. No obran el mismo efecto un juicio formulado ante el micr¨®fono de una tribuna parlamentaria que una tarascada proferida por un parroquiano an¨®nimo jun...
Lejos de haber sido una opini¨®n repentina, expresada de modo espont¨¢neo al hilo de un di¨¢logo, la opini¨®n se fue formando poco a poco, peque?a y dura como un c¨¢lculo renal que va a doler, que ya est¨¢ doliendo y no precisamente al que lo tiene. Cuanto m¨¢s ¨¢spero es un ambiente social, mayores posibilidades hay de que una opini¨®n cause c¨®lico a cierto n¨²mero de ciudadanos. Lo cual, a su vez, depende en gran medida del radio de acci¨®n del opinante. No obran el mismo efecto un juicio formulado ante el micr¨®fono de una tribuna parlamentaria que una tarascada proferida por un parroquiano an¨®nimo junto a la barra del bar. La susodicha opini¨®n se fue perfilando a la manera prevista por Parm¨¦nides hace milenios, esto es, no como destilaci¨®n paulatina del conocimiento, sino como una estimaci¨®n personal y confusa de una circunstancia. En ning¨²n instante pretendi¨® la opini¨®n sentar c¨¢tedra. Su comienzo (¡°yo creo que¡±) delataba el car¨¢cter subjetivo de lo que iba a manifestarse a continuaci¨®n. El sujeto enunciador admit¨ªa, pues, que el asunto tratado era opinable.
A cierta hora de la ma?ana, la opini¨®n entr¨® en su segunda fase. Fue expresada en p¨²blico. ?D¨®nde? En un lugar se?alado, emitida no precisamente por un don nadie. Vino engalanada de una cauda ancha de argumentos, sobre cuyo alcance persuasivo aqu¨ª no podemos juzgar. Diremos, en cambio, que la formulaci¨®n no fue en absoluto tajante, lo que no quita para que su tono ponderado, acaso parsimonioso, dejara entreo¨ªr un eco ir¨®nico (?de recochineo?) que irrit¨® a la muchedumbre enfadadiza m¨¢s que el contenido de la opini¨®n. Esta mereci¨® aplauso aqu¨ª, caus¨® dolores de distinta intensidad all¨¢. Los ofendidos emprendieron sin demora contra el opinante, en redes sociales sobre todo, una campa?a furibunda de desprecio, de insultos, de diatribas. ?Qu¨¦ dec¨ªa la opini¨®n? Lamentablemente este detalle no ha trascendido.