El microbioma y otros cuentos
Padecemos una inflaci¨®n de chamanes, farsantes y pelmazos que se apoyan en unos descubrimientos cient¨ªficos que ni entienden para montarse un potaje paranormal y hacer negocio con la ignorancia
Padecemos una inflaci¨®n de chamanes, farsantes y pelmazos que se apoyan en unos descubrimientos cient¨ªficos que ni entienden para montarse un potaje paranormal y hacer negocio con la ignorancia del vulgo, esa gente que se informa por X, el artista antes llamado Twitter. Aqu¨ª llega un listillo, se lee por encima el art¨ªculo de Wikipedia sobre Niels Bohr y se inventa no s¨¦ qu¨¦ psicolog¨ªa cu¨¢ntica ¡ªpsicolog¨ªa cu¨¦ntica, la llama una amiga m¨ªa¡ª que no servir¨ªa para nada ni aun cuando se entendiera lo que dice. Aqu¨ª hay peluquer¨ªas que anuncian en su escaparate tratamientos con c¨¦lulas madre para novias. Aqu¨ª hay universidades que han ofrecido cursos oficiales de homeopat¨ªa, ese cuento franc¨¦s que ha estafado a millones de personas supuestamente cultas, y que encima aduce una similitud con las vacunas que deber¨ªa estar tipificada en el C¨®digo Penal. El analfabetismo cient¨ªfico de la poblaci¨®n, que empieza a alcanzar niveles intolerables, es el sustrato perfecto para que las fuerzas de la oscuridad vendan sus p¨®cimas repugnantes a precio de petr¨®leo. Hoy nos toca el microbioma.
S¨ª, el microbioma existe. Es el conjunto de bacterias que viven en nuestro cuerpo, sobre todo en el intestino. Y s¨ª, las ¨²ltimas dos d¨¦cadas han presenciado un incremento del inter¨¦s cient¨ªfico en estos microorganismos, sobre todo porque la gen¨®mica ha permitido una investigaci¨®n detallada de su naturaleza. La ciencia es oportunista por definici¨®n, pues se ocupa en cada ¨¦poca de las cosas que pueden hacerse y financiarse. Cada a?o se publican miles de papers (art¨ªculos profesionales revisados por pares) sobre el microbioma y sus posibles aplicaciones a la medicina, como futuros tratamientos para la enfermedad inflamatoria intestinal y la prevenci¨®n de las crisis cardiovasculares. Hay ciencia genuina y dinero p¨²blico bien invertido detr¨¢s de estas investigaciones.
Pero entonces llegan los mitos urbanos, las exageraciones y los sainetes de Arniches. ¡°Muchos alegatos sin base, o con poca base, se han convertido en ¡®hechos¡¯ mediante la repetici¨®n constante¡±, escriben en Nature Microbiology los especialistas Alan Walker y Lesley Hoyles. Seguro que les suena esa t¨¦cnica. Es la misma que utilizan los intoxicadores pol¨ªticos y medi¨¢ticos para moldear la realidad a sus intereses. El microbioma es importante, pero m¨¢s importante a¨²n es refutar el alud de mentiras y estupideces que nos aplasta.
Para empezar, el microbioma se lleva investigando desde el siglo XIX, aunque entonces no se llamara as¨ª. La principal bacteria del intestino humano, Escherichia coli, con la que tanto trabaj¨¦ en mis a?os de rata de laboratorio, se identific¨® en 1885, y los ahora famosos b¨ªfidos de los yogures se conocen desde 1899. Tambi¨¦n puedes haber o¨ªdo, o incluso le¨ªdo en cierta literatura cient¨ªfica, que el microbioma de una persona pesa dos kilos, y que comprende un bill¨®n de bacterias por gramo de heces. Falso de nuevo. Pesa medio kilo y tiene entre 10 y 100 veces menos esa cifra de bacterias. Otra: hay 10 c¨¦lulas bacterianas por cada c¨¦lula humana. Tampoco. Est¨¢n igualadas una a una. Las pretensiones pseudom¨¦dicas (todas las enfermedades tienen su patobioma, la obesidad se debe a las variaciones de ciertas bacterias) tampoco se sujetan. Si no cort¨¢is todo ese rollo, la gente acabar¨¢ tirando al beb¨¦ con el agua sucia del ba?o.
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