?Qu¨¦ sabemos realmente de la pareja del verano?
Un v¨ªdeo de dos personas mayores jugando a salpicarse en la playa ha tenido millones de visitas y ha dado lugar a varios art¨ªculos, demostrando los arraigados prejuicios de la sociedad sobre la vejez
Las redes no dejan de sorprenderme, generalmente para mal. Y este verano no fall¨®. Un v¨ªdeo en el que aparec¨ªa una pareja de ancianos jugando genuinamente a salpicarse en la orilla de una playa de C¨¢diz se ha convertido en trending topic. La grabaci¨®n ha generado m¨¢s de 15 millones de likes en TikTok y 54.000 en Twitter. Pero la cosa no qued¨® ah¨ª: decenas de art¨ªculos en la prensa digital recog¨ªan ...
Las redes no dejan de sorprenderme, generalmente para mal. Y este verano no fall¨®. Un v¨ªdeo en el que aparec¨ªa una pareja de ancianos jugando genuinamente a salpicarse en la orilla de una playa de C¨¢diz se ha convertido en trending topic. La grabaci¨®n ha generado m¨¢s de 15 millones de likes en TikTok y 54.000 en Twitter. Pero la cosa no qued¨® ah¨ª: decenas de art¨ªculos en la prensa digital recog¨ªan la conmovedora escena, destacando que parec¨ªan ¡°dos chiquillos¡±, ¡°dos adolescentes enamorados¡±, o que al ¡°hacer esfuerzos por perseguirse el uno al otro¡± demostraban ¡°la complicidad que a¨²n conservaban¡±. Frases como ¡°el amor, cuando es de verdad, es bonito y est¨¢ lleno de ternura¡± casi me hicieron caer de la tumbona. Solo faltaba que alguna televisi¨®n hiciera un reportaje. Despu¨¦s de tres spritz incluso llegu¨¦ a imagin¨¢rmelo: ¡°Hemos encontrado a la pareja de ancianos gaditanos que parec¨ªan felices a pesar de ser viejos y que jugaban como si no tuvieran reumatismos. Cu¨¦ntenos, Antonia, ?cu¨¢l es su secreto para a¨²n tener ganas de salpicar agua a su marido despu¨¦s de tantos a?os de casados?¡±.
Si Antonia fuera mi amiga Alejandra, de 73 a?os, el periodista hubiera tenido un problema porque la respuesta probablemente hubiera sido: ¡°Pues en realidad lo he conocido hace dos semanas en Tinder a mi regreso de un trail en Jordania¡±. Nunca sabremos si la pareja de enamorados llevaba una vida entera juntos o no, pero lo que demuestra el convertir en noticia algo tan banal como que dos personas mayores se lo pasen bien y suponer que si son pareja a estas alturas es que se han conocido en la fiesta del pueblo con 15 a?os es la visi¨®n distorsionada que tenemos de la vejez y la cantidad de t¨®picos a¨²n asociados en el inconsciente colectivo a esta etapa de la vida. Es como si envejecer fuera un momento necesariamente triste, casi repelente, algo que se puede esencializar, una categor¨ªa aparte, olvidando, como recuerda la fil¨®sofa Simone de Beauvoir citando a Proust en su monumental ensayo La vejez (1970), ¡°que es con adolescentes que duran muchos a?os que la vida hace ancianos¡±.
La vejez, escribi¨®, solo se puede definir como ¡°lo que ocurre a las personas que se vuelven viejas¡± porque esta siempre ser¨¢ diferente seg¨²n qui¨¦n la viva, dependiendo de factores como la clase social a la que uno pertenece, el lugar donde uno vive, la ¨¦poca, la relaci¨®n que uno mismo tiene con el deterioro del cuerpo o la percepci¨®n de los dem¨¢s sobre nuestro aspecto. La vejez de mi abuela materna, que se enamor¨® a los 70 a?os de un hombre sin techo al que conoci¨® en un parque y con el que se fue a vivir a un pueblo nudista del sur de Francia, no tiene evidentemente nada que ver con la que vivi¨® mi abuela paterna, que se pasaba el d¨ªa quej¨¢ndose de su soledad en un barrio popular de Cagliari y de coleccionar todas las enfermedades que terminaban con osis.
Pese al edadismo imperante en una sociedad capitalista que solo ve consumidores en las personas mayores y la conciencia de que cualquiera de nosotros puede alg¨²n d¨ªa terminar su existencia en el inframundo de las residencias de ancianos, las cosas han cambiado desde que Beauvoir escribi¨® su ensayo para ¡°romper la conspiraci¨®n del silencio¡± que rodeaba entonces la vejez y sus diferentes expresiones. Hoy solo hay que escoger entre decenas de relatos: desde libros que tratan el envejecimiento de manera humor¨ªstica como No me gusta mi cuello, de Nora Ephron, o desde una perspectiva rom¨¢ntica como El hombre joven, en el que Annie Ernaux describe una relaci¨®n que tuvo con casi 60 a?os con un hombre mucho menor que ella y c¨®mo dej¨® de tener una edad concreta mientras duraron sus encuentros; documentales como el conmovedor Una jovencita de 90 a?os, de Valeria Bruni Tedeschi, en el que presenciamos la resurrecci¨®n de Blanche, una mujer muy mayor aquejada de alzh¨¦imer, pr¨¢cticamente catat¨®nica, al enamorarse de su profesor de baile; o series como Grace y Frankie. Ya no tenemos excusas para seguir perpetuando prejuicios rid¨ªculos.