Entre la incertidumbre y el desconcierto
No me hago muchas ilusiones, esta legislatura ser¨¢ en gran medida similar a la anterior, el b¨¢lsamo de Fierabr¨¢s de la polarizaci¨®n
A pesar de lo que vimos en la elecci¨®n de la Mesa del Congreso, todo sigue en el aire. La prueba de fuego sigue siendo la investidura. Supongamos, no obstante, que se consigue, ?qu¨¦ escenario pol¨ªtico nos vamos a encontrar? Del lado de los vencedores va a salir un gobierno euf¨®rico pero car...
A pesar de lo que vimos en la elecci¨®n de la Mesa del Congreso, todo sigue en el aire. La prueba de fuego sigue siendo la investidura. Supongamos, no obstante, que se consigue, ?qu¨¦ escenario pol¨ªtico nos vamos a encontrar? Del lado de los vencedores va a salir un gobierno euf¨®rico pero cargado de incertidumbre, y del de los perdedores una oposici¨®n apesadumbrada y desorientada. Los primeros, porque dependen de un personaje imprevisible que, adem¨¢s, mancha su propia autodefinici¨®n. No es f¨¢cil extender la identidad ¡°progresista¡± a quien ha hecho gala de supremacismo ¨¦tnico en su propio territorio, ha sido condenado por incumplir la ley y representa a buena parte del sustrato m¨¢s burgu¨¦s de Catalu?a. Con el a?adido de que muchas de sus demandas ir¨¢n en clara colisi¨®n con el ordenamiento jur¨ªdico. Para conseguir su aquiescencia habr¨¢ que compensar su inviabilidad con otro tipo de prebendas para su Comunidad, necesariamente de ¨ªndole econ¨®mica. Una cosa es, sin embargo, el reconocimiento de la diferencia y otra distinta la vulneraci¨®n del principio de igualdad. En la primera dimensi¨®n estar¨ªa de acuerdo, en la segunda no. Precisamente porque me considero progresista.
Y ya que estamos en cuestiones sem¨¢nticas, otro peque?o inciso. Ignoro si es parte del pacto, pero que en la declaraci¨®n conjunta del grupo que se uni¨® para la constituci¨®n de la Mesa se dijera que se trata de buscar ¡°el fin de la represi¨®n¡± producida como consecuencia del proc¨¦s no ha podido dejar de chirriarme. Una determinada ley nos podr¨¢ gustar m¨¢s o menos, pero en una democracia su aplicaci¨®n nunca es ¡°represiva¡±, siempre se sustenta sobre procesos democr¨¢ticos. Las palabras importan, y m¨¢s si de forma expl¨ªcita ponen en cuesti¨®n el Estado de derecho. A donde quiero llegar con esto es a que el hipot¨¦tico nuevo gobierno deber¨¢ estar muy alerta en no entrar en rumbo colisi¨®n con el Poder Judicial. Y esto afecta muy particularmente al PSOE, obligado por su historia y sus expectativas electorales futuras a ser tremendamente cauteloso al respecto; evitar caer tambi¨¦n en el s¨ªndrome del Zelig de Woody Allen, a no confundirse sin m¨¢s con las exigencias de sus aliados; y explicar cada concesi¨®n como algo m¨¢s que una mera estrategia de supervivencia en el poder.
Por parte de la derecha, en particular el PP, no tiene m¨¢s remedio que despertar al fin a la realidad que le toca, hacer de oposici¨®n y aprender de sus errores. Y uno de ellos, el m¨¢s importante quiz¨¢, porque es lo que impidi¨® su mayor¨ªa, es el tratar de ser m¨¢s hospitalario con la realidad plural de Espa?a. De forma impl¨ªcita significa tambi¨¦n aclarar de una vez su relaci¨®n esquizofr¨¦nica con Vox. No lo tienen nada f¨¢cil, porque estar¨¢n cogidos en una pinza entre maximalismos de uno y otro lado, a su derecha y a su izquierda. Pero, aunque el tema nacional estar¨¢ en el centro de la legislatura, la pol¨ªtica no se reduce solo a eso. La oposici¨®n m¨¢s inteligente no es la que niega por principio cada paso que da el Gobierno, sino la que consigue presentar alternativas mejores. La demonizaci¨®n del sanchismo le ha servido hasta ahora de magn¨ªfica cobertura para encubrir su falta de ideas. Una vez que aquel puede volver a ser entronizado ya no le sirve de excusa para su indolencia program¨¢tica.
No me hago muchas ilusiones, esta legislatura ser¨¢ en gran medida similar a la anterior; es decir, se abundar¨¢ en la supuesta maldad del otro como ¨²nica estrategia de acci¨®n pol¨ªtica, el b¨¢lsamo de Fierabr¨¢s de la polarizaci¨®n. La parte mala es que presenta toda posibilidad de cooperaci¨®n transversal como una traici¨®n a la propia causa partidista. Y por eso mismo unos se ven obligados a tener que depender de Vox y otros del exiliado en Waterloo. O sea, que un panorama estupendo ante los graves desaf¨ªos que tenemos por delante.