No se atender¨¢ sin cita previa
Los lectores escriben sobre el dif¨ªcil acceso a ciertas administraciones, el acuerdo del Gobierno con los independentistas catalanes, la violencia machista, y sobre la victoria de la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol femenina
Me dirijo a mi mutualidad para solicitar una ayuda para un aud¨ªfono. Parece que la documentaci¨®n que tramit¨¦ no estaba bien y necesito aclaraciones. En la entrada, un cartel: ¡°No se atender¨¢ sin cita previa¡±. No hay nadie para ser atendido. Tres funcionarios comentan algo alrededor de un ordenador. En el otro extremo del piso dos m¨¢s hablan de pie. Todos hacen ver que no se dan cuenta de que estoy all¨ª. Forzado por mis requerimientos uno levanta la cabeza para decirme que no me atender¨¢n si no tengo cita previa. Ninguno perder¨¢ cinco, dos o un minuto para hojear mis papeles y facilitarme algun...
Me dirijo a mi mutualidad para solicitar una ayuda para un aud¨ªfono. Parece que la documentaci¨®n que tramit¨¦ no estaba bien y necesito aclaraciones. En la entrada, un cartel: ¡°No se atender¨¢ sin cita previa¡±. No hay nadie para ser atendido. Tres funcionarios comentan algo alrededor de un ordenador. En el otro extremo del piso dos m¨¢s hablan de pie. Todos hacen ver que no se dan cuenta de que estoy all¨ª. Forzado por mis requerimientos uno levanta la cabeza para decirme que no me atender¨¢n si no tengo cita previa. Ninguno perder¨¢ cinco, dos o un minuto para hojear mis papeles y facilitarme alguna aclaraci¨®n. Cuando he dado ya la vuelta a la esquina, reflexiono y me percato del abuso y del menosprecio de unos administradores que pagamos para que est¨¦n a nuestro servicio. Lo que pudo haber sido una forma de facilitar el acceso a la Administraci¨®n se ha convertido en una barrera infranqueable para muchos. ?Cu¨¢ntas personas han tenido que renunciar a sus derechos?
Asunci¨®n Carrasquer Fiestas. Corbera de Llobregat (Barcelona)
No dramaticemos
Ya estamos, una vez m¨¢s, sacando de quicio todo lo que ocurre en la pol¨ªtica espa?ola. Usamos como arma arrojadiza, incluso, las distintas lenguas que se hablan en Espa?a, por cierto, todas son espa?olas y tendr¨ªamos que llamar castellano al mal llamado espa?ol. ?Se llama brit¨¢nico al idioma ingl¨¦s? ?Tiene Suiza, con menos de nueve millones de habitantes, alg¨²n problema porque en cada cant¨®n se hable una lengua distinta ¡ªalem¨¢n, italiano, franc¨¦s y romanche¡ª? Por otra parte, alguien ha pensado que Espa?a jugar¨¢ la final del Mundial de f¨²tbol femenino contra Inglaterra? S¨ª, no contra el Reino Unido, que tiene una selecci¨®n por cada pa¨ªs que constituye el propio Reino Unido: Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte. Y no pasa nada. Un reino y varios pa¨ªses. Est¨¢ todo inventado. Adem¨¢s, al parecer no tienen ni Constituci¨®n, y ah¨ª est¨¢n.
Alicia Recio del Pozo. Toledo
Cuando el monstruo vive en casa
Detr¨¢s de cada asesinato de una mujer por su pareja hay mucho tiempo, a veces a?os, de bofetones a diario, insultos, humillaciones delante de los hijos, patadas que no siempre dejan huella visible. El ¨²nico instrumento conocido para proteger a una mujer del calvario diario de compartir vivienda con un maltratador se llama Ley de Medidas de Protecci¨®n Integral contra la Violencia de G¨¦nero. Si no se aplica, ?qu¨¦ les queda? Sin esa ley, el C¨®digo Penal no protege lo suficiente cuando el monstruo vive en casa.
Julio Veuthey S¨¢enz. X¨¤bia (Alicante)
Se acabaron los estereotipos
S¨ª, yo era uno de los que trataba con desd¨¦n al f¨²tbol femenino. Descre¨ªa de que un deporte hasta ahora tan eminentemente masculino y arraigado en la cultura popular y el inconsciente colectivo pudiera desatar las mismas emociones que su hom¨®logo. El t¨ªtulo de campeonas del mundo de la selecci¨®n espa?ola, labrado tras una labor silenciosa y abnegada, termina por derribar un basti¨®n hasta ahora inexpugnable exclusivamente reservado al cromosoma Y, gracias al alcance planetario del deporte rey, espejo en el que cada vez m¨¢s mujeres se ver¨¢n reflejadas para tener otra opci¨®n vital alejada de estereotipos y compartimentos estancos.
Daniel Garc¨ªa Delicado. Albacete