H¨¦rcules Feij¨®o
El l¨ªder del PP debe mover ficha bajo las presiones internas de un partido que no ha domado todav¨ªa: tiene que lanzar el penalti de su vida con el equipo agarr¨¢ndole las piernas
Como el joven H¨¦rcules en la encrucijada del bosque, dudando entre tomar el camino placentero o el intrincado, Feij¨®o ha afrontado estas semanas un dilema que marcar¨¢ su futuro. A un lado, la senda f¨¢cil para el PP desde Aznar en el 2000: la confrontaci¨®n con los nacionalistas. Al otro, la v¨ªa dif¨ªcil desde Ortega en 1932: la conllevancia con...
Como el joven H¨¦rcules en la encrucijada del bosque, dudando entre tomar el camino placentero o el intrincado, Feij¨®o ha afrontado estas semanas un dilema que marcar¨¢ su futuro. A un lado, la senda f¨¢cil para el PP desde Aznar en el 2000: la confrontaci¨®n con los nacionalistas. Al otro, la v¨ªa dif¨ªcil desde Ortega en 1932: la conllevancia con los pueblos d¨ªscolos.
El 23-J pone a Feij¨®o en la peor situaci¨®n: unos pocos esca?os m¨¢s y gobierna con mayor¨ªa absoluta; y unos pocos menos y se lanza a una oposici¨®n cainita. Y debe mover ficha bajo las presiones internas de un PP que no ha domado todav¨ªa. Feij¨®o tiene que lanzar el penalti de su vida con el equipo agarr¨¢ndole las piernas.
La v¨ªa c¨®moda es defendida por los voceros m¨¢s ruidosos pero tambi¨¦n por algunas de sus voces m¨¢s cabales, como Alejandro Fern¨¢ndez. Consiste en decir que somos el primer partido de Espa?a a nivel municipal y auton¨®mico, y primera fuerza en el Congreso. Y ejerceremos de contrapeso al ¡°proceso espa?ol¡± con el que los independentistas, de la mano de S¨¢nchez, quieren liquidar el r¨¦gimen del 78. Con una probabilidad elevada, si sigue este camino f¨¢cil y conocido, Feij¨®o cosechar¨¢ buenos frutos en las pr¨®ximas elecciones. En tres o cuatro a?os podr¨ªa estar en la Moncloa.
La otra senda, abrir un di¨¢logo con los nacionalistas, est¨¢ llena de baches y nubarrones y s¨®lo la contemplan las mentes m¨¢s aventureras. Para tener ¨¦xito deber¨ªa ser, primero, di¨¢fana, sin dar sensaci¨®n de una mera concesi¨®n oportunista a Junts (o al PNV), sino de convicci¨®n estatista; y, segundo, humilde. Algo as¨ª: todos, nosotros tambi¨¦n, hemos cometido errores (y, si dudan de eso, que pregunten a cualquier experto internacional en pol¨ªtica; no he conocido ni uno solo acr¨ªtico con la actuaci¨®n policial el 1-O); es la hora de la reconciliaci¨®n, de poner el contador a 0. Nosotros concedemos una medida de gracia; vosotros aparc¨¢is la autodeterminaci¨®n. Un compromiso claro de cesiones mutuas. Y, s¨ª, ser¨ªa por accidente, pero todos los grandes pactos pol¨ªticos de la historia, incluida la Transici¨®n, han hecho de la necesidad virtud.
Feij¨®o recibir¨ªa una cr¨ªtica interna feroz, pero conseguir¨ªa as¨ª un aplauso planetario ¨Dque no es balad¨ª para ganar elecciones¨D. No s¨¦ si ser¨ªa lo mejor para el PP, pero s¨ª para Espa?a. A nuestro h¨¦roe La Moncloa le quedar¨ªa m¨¢s lejos, pero el Olimpo m¨¢s cerca. @VictorLapuente