Sur Global, es decir, geopol¨ªtica
Usar este t¨¦rmino tiene mucho sentido, pues no se trata de un bloque regional cl¨¢sico sino de la expresi¨®n ling¨¹¨ªstica de una realidad geopol¨ªtica emergente
Sur Global es un t¨¦rmino geopol¨ªtico, no geogr¨¢fico, de utilizaci¨®n creciente. En pa¨ªses no occidentales de habla inglesa como India, Filipinas o Sud¨¢frica ya e...
Sur Global es un t¨¦rmino geopol¨ªtico, no geogr¨¢fico, de utilizaci¨®n creciente. En pa¨ªses no occidentales de habla inglesa como India, Filipinas o Sud¨¢frica ya es de uso com¨²n. Remite a una realidad mundial heterog¨¦nea que, pese a caracterizarse por denominadores comunes, tambi¨¦n tiene contornos imprecisos y se ve sometido a utilizaciones no siempre consistentes. Adem¨¢s, su dinamismo sem¨¢ntico y su recepci¨®n cultural diversificada, en lugar de simplificar su estandarizaci¨®n, lo hacen susceptible de controvertidas instrumentalizaciones.
Su frecuencia de uso period¨ªstico tiende a incrementarse cuando se acercan eventos como la Asamblea General de la ONU o cumbres de bloques como el Grupo de los 77 o los BRICS. En un art¨ªculo publicado la semana pasada por el Financial Times, el columnista brit¨¢nico Alan Beattie sugiri¨® dejar de utilizarlo, tanto en el lenguaje informativo como en la jerga anal¨ªtica. Pero seguir us¨¢ndolo tiene mucho sentido: ni es un esnobismo, porque tiene ra¨ªces, ni est¨¢ desconectado de la realidad, porque remite a un universo identificable que gana peso en el mundo.
Sur Global se refiere, de hecho, a un conjunto de pa¨ªses, geogr¨¢fica y culturalmente heterog¨¦neos ¨Dal punto de que, muchos, est¨¢n en el Hemisferio Norte¨D que, con todo, comparten dos rasgos fundamentales: padecieron en alg¨²n momento procesos de colonizaci¨®n (algunos especialmente traum¨¢ticos) y se sienten ninguneados en la distribuci¨®n de recursos y en la toma de decisiones que caracterizan al sistema mundial contempor¨¢neo. No se trata, por ende, de un bloque regional cl¨¢sico sino de la expresi¨®n ling¨¹¨ªstica de una realidad geopol¨ªtica emergente.
El concepto en cuesti¨®n entronca, adem¨¢s, con una larga tradici¨®n de pensamiento que va mucho m¨¢s all¨¢ de la primera vez que fue literalmente utilizado, en 1969. La soci¨®loga australiana Raewyn Connell, autora de ¡®Southern Theory¡¯ (2007) remonta dicha tradici¨®n hasta ¡®La questione meridionale¡¯, ensayo escrito por el intelectual italiano Antonio Gramsci en 1926 y establece adem¨¢s conexiones con toda una serie de conceptos sucesivamente problematizados por las ciencias sociales: centro/periferia; norte/sur; oriente/occidente; desarrollo/subdesarrollo¡
El denominador com¨²n de todos esos conceptos ¨Dincluyendo al m¨¢s reciente, ¡®Sur Global¡¯¨D es que su enunciaci¨®n supone una enmienda a concepciones arm¨®nicas del sistema-mundo, del desarrollo humano y del bienestar social. Lo mismo puede decirse, en nuestra contemporaneidad, de otro familiar neologismo de uso muy com¨²n, Globalizaci¨®n. De hecho, frente a concepciones hegem¨®nicas idealistas, que tienden a relativizar cleavages, se desvelan malestares distributivos demostrables, s¨ªntoma de una realidad mundial polarizada.
No por casualidad, en los pa¨ªses del Sur Global tienden a gustar poco otras definiciones que se supone que tambi¨¦n har¨ªan referencia a ese mismo universo: ¡®pa¨ªses en desarrollo¡¯, ¡®mercados emergentes¡¯ o el ya pasado de moda y pol¨ªticamente incorrecto, ¡®Tercer Mundo¡¯. En esos tres casos se realizan observaciones, parecidas a las de Beattie, pero inversas: se arguye que se trata de t¨¦rminos que remiten a realidades heterog¨¦neas e imprecisas y que adem¨¢s suelen verse sometidos a instrumentalizaciones, no solo inconsistentes sino, incluso, despectivas¡
¡®Sur Global¡¯ es tambi¨¦n el t¨¦rmino con el que muchos pa¨ªses se sienten cada vez m¨¢s a gusto cuando se habla de ellos en el marco internacional. Por expresarlo en t¨¦rminos m¨¢s po¨¦ticos, podr¨ªa tratarse de una de las respuestas a la pregunta con la que la fil¨®sofa india Gayatri Spivak arranca toda su reflexi¨®n intelectual: ?Puede el subalterno hablar? Pues lo hace y al parecer expresa que es as¨ª como le gusta ser llamado porque ese t¨¦rmino establece una l¨ªnea de distinci¨®n con los antiguos colonizadores o con aquellos que se benefician de la Globalizaci¨®n.
Por otro lado, hablando de antiguos colonizadores, Sur Global tambi¨¦n tiene muchas similitudes con otro t¨¦rmino de uso frecuente en la pol¨ªtica internacional: Occidente. Se trata, tambi¨¦n en ese caso, de un concepto generador de identidad geopol¨ªtica y cultural que representa a pa¨ªses de un ¨¢rea geogr¨¢fica de contornos, nuevamente imprecisos, con la que adem¨¢s hay muchos otros pa¨ªses del mundo ¨Dcomo los latinoamericanos¨D que no se sienten identificados. Ello demuestra que conceptos imprecisos como Sur Global no son, en realidad, tan excepcionales.
Y no lo son porque ambos t¨¦rminos remiten, como ya ha sido mencionado, a la utilizaci¨®n pol¨ªtica de conceptos geogr¨¢ficos, es decir, a la geopol¨ªtica. De hecho, eso es lo que explica que uno de los grandes representantes simb¨®licos del Sur Global sea India o que, en poco m¨¢s de treinta a?os, la mayor¨ªa de los pa¨ªses de Europa ¡®del Este¡¯ se hayan convertido en indudablemente ¡®occidentales¡¯. Tambi¨¦n, que un pa¨ªs como China, con el segundo PIB del mundo, sea considerado Sur Global o que Jap¨®n, oriental, acostumbre a ser clasificado en el bloque occidental.
Cosa muy diferente son los BRICS, como durante la Guerra Fr¨ªa lo fue el Movimiento de los No Alineados. En ambos casos se trata de t¨¦rminos geopol¨ªticos aunque, tambi¨¦n, de realidades institucionales tangibles y, por tanto, de actores internacionales construidos sobre una identidad que, hoy por hoy, emana de la difusa idea de Sur Global, todo un referente. Cuesta pensar, en un contexto as¨ª, que la loable intenci¨®n de acabar con imprecisiones e inconsistencias a la hora de describir y problematizar nuestro mundo pase por dejar de escribir el t¨¦rmino en cuesti¨®n.