Biling¨¹ismo
Estamos acompa?ados de palabras que nos abrazan, nos reciben y nos despiden, palabras que conviven ahora en libertad y que nos acercan a la verdad hist¨®rica de nuestra tierra
El poeta Joan Margarit afirmaba que ten¨ªa una lengua materna, el catal¨¢n, y una lengua casi materna, el castellano. Educado en la Espa?a franquista, vivi¨® la represi¨®n contra el catal¨¢n y la consigna de estudiar en espa?ol. Un polic¨ªa lleg¨® a pegarle un pescoz¨®n para que hablase en cristiano. Pero este idioma es lo ¨²nico que no pienso devolverle al franquismo, dec¨ªa Joan, porque despu¨¦s de leer a Garc¨ªa Lorca o a Neruda y...
El poeta Joan Margarit afirmaba que ten¨ªa una lengua materna, el catal¨¢n, y una lengua casi materna, el castellano. Educado en la Espa?a franquista, vivi¨® la represi¨®n contra el catal¨¢n y la consigna de estudiar en espa?ol. Un polic¨ªa lleg¨® a pegarle un pescoz¨®n para que hablase en cristiano. Pero este idioma es lo ¨²nico que no pienso devolverle al franquismo, dec¨ªa Joan, porque despu¨¦s de leer a Garc¨ªa Lorca o a Neruda ya es m¨ªo. Recuerdo que en M¨¦xico, la noche antes de recibir el Premio Poetas del Mundo Latino, le cont¨¦ la historia de un poema de Cernuda titulado Ni?o muerto. Se llamaba Jos¨¦ Sobrino, uno de los 3.800 ni?os vascos que fueron evacuados durante la Guerra Civil, a bordo del transatl¨¢ntico Habana, desde Bilbao al puerto de Southampton.
Cernuda fue uno de los encargados de cuidarlo. Enfermo grave, le pidi¨® que le leyese un poema. Terminada la lectura, el ni?o dio las gracias y dijo que se iba a volver a la pared por pudor, porque no quer¨ªa que nadie viera su cara mientras mor¨ªa. Luis Cernuda escribi¨® un poema, yo se lo le¨ª a Joan en Aguascalientes, en su lengua casi materna, y me emociona descubrir el mismo sentido del pudor en su libro Animal de bosque, el libro que escribi¨® acompa?ado de su familia mientras se estaba despidiendo de la vida.
Joan tuvo la suerte de ser biling¨¹e y de compartir el bien com¨²n de sus lenguas maternas no como dos sectas obligadas a enfrentarse, sino como una riqueza a la que no debemos renunciar por culpa de los fan¨¢ticos sin pudor que no saben vivir, convivir, morir y renacer con dignidad. Estamos acompa?ados de palabras que nos abrazan, nos reciben y nos despiden, palabras que conviven ahora en libertad y que nos acercan a la verdad hist¨®rica de nuestra tierra. Hay que ser muy soberbio para despreciar una lengua materna.