Polonia antieuropea
El Gobierno de Varsovia vuelve a exhibir su rostro m¨¢s ultra de cara a las elecciones generales
Nadie como Polonia se hab¨ªa volcado en Europa en la ayuda y en la solidaridad con Ucrania. En la acogida a millares de refugiados, en el suministro de armas, en el entrenamiento de tropas y en el apoyo log¨ªstico a la guerra defensiva contra Rusia. Buena parte de las d...
Nadie como Polonia se hab¨ªa volcado en Europa en la ayuda y en la solidaridad con Ucrania. En la acogida a millares de refugiados, en el suministro de armas, en el entrenamiento de tropas y en el apoyo log¨ªstico a la guerra defensiva contra Rusia. Buena parte de las diferencias y de los contenciosos entre Bruselas y el Gobierno de extrema derecha de Varsovia ¡ªespecialmente sobre el control del poder judicial, pero tambi¨¦n sobre pol¨ªticas de inmigraci¨®n, medio ambiente o igualdad de g¨¦nero¡ª pasaron a un segundo plano ante las urgencias de una guerra en la que Polonia ha venido ejerciendo un papel protagonista.
De pronto, todo ha cambiado ante la inminencia de las elecciones legislativas del 15 de octubre, en las que el partido en el poder ¡ªLey y Justicia (PiS)¡ª se juega la mayor¨ªa que puede garantizar su continuidad en el Ejecutivo. Sus peores reflejos proteccionistas y xen¨®fobos han brotado con toda virulencia y se han materializado en la s¨²bita interrupci¨®n del suministro de armas a Ucrania y en la prohibici¨®n de importar cereales del vecino invadido. Decisi¨®n esta ¨²ltima compartida con Hungr¨ªa y Eslovaquia en abierta desobediencia a la Comisi¨®n Europea.
Son evidentes las motivaciones electoralistas, pero la ideolog¨ªa subyacente no puede llamar a enga?o. Lo demuestra el crecimiento excepcional de Confederaci¨®n, una formaci¨®n m¨¢s a la derecha a¨²n que el PiS y con serias posibilidades de cuadruplicar su exigua presencia parlamentaria actual: de 11 diputados a una cuarentena, seg¨²n los sondeos. De confirmarse esas previsiones, la actual mayor¨ªa ver¨ªa comprometida su continuidad. Ambas formaciones se disputan la franja m¨¢s conservadora del electorado, situada sobre todo en las zonas agrarias y en las peque?as ciudades, especialmente motivada ahora por la competencia de los cereales ucranios en el mercado interior europeo y nada dispuesta a contribuir a pagar los esfuerzos b¨¦licos de Kiev.
Confederaci¨®n es un partido libertario, antivacunas, negacionista del cambio clim¨¢tico, hostil a la igualdad de g¨¦nero y enemigo de toda inmigraci¨®n y hasta del asilo, incluido el de los ucranios. Tiene la virtud de explicitar sin complejo alguno su nacionalismo xen¨®fobo y antieurope¨ªsta, as¨ª como las ideas antisemitas, prorrusas y antiucranias de sus fundadores. Su ascenso es una alerta m¨¢s sobre la derechizaci¨®n de los electorados europeos, adem¨¢s de certificar la grieta que se abre en la unidad de la UE, especialmente por el lado de los pa¨ªses de las ¨²ltimas ampliaciones.
Convertida la campa?a en una subasta radical entre nacionalistas ultras, nada bueno se puede esperar hasta el d¨ªa de los comicios y todo lo peor si surge una mayor¨ªa de gobierno antieuropea y con ideas pro-Putin. El tono ¨¢spero de la campa?a tiene tintes abiertamente xen¨®fobos y antialemanes, como demuestran los ataques que recibe el centrista Donald Tusk, expresidente del Consejo Europeo y ex primer ministro polaco, al que se atribuye cierta sumisi¨®n a Berl¨ªn. No hay precedentes en ning¨²n otro pa¨ªs europeo de una campa?a de odio como la que ha impulsado el Gobierno contra la cineasta Agnieszka Holland, denigrada por su ficci¨®n documental Green Border sobre el trato inhumano que merecieron los refugiados que entraron a Polonia desde Bielorrusia.
No parece que a la extrema derecha polaca le interese la Europa de la democracia, la solidaridad y la reconciliaci¨®n entre vecinos que se combatieron en las guerras del siglo XX, como sucedi¨® entre Polonia y Alemania. La experiencia polaca es una lecci¨®n europea que deber¨ªan atender los partidos moderados que venden su alma a los populismos para conservar o llegar al poder.