Lula tiene que decidir entre salvar el mundo o reconstruir a Brasil
Pareciera que al presidente brasile?o no le gustara c¨®mo se est¨¢ gobernando el mundo y sintiese la necesidad de intentar un nuevo orden mundial en vez de atender la pol¨ªtica interior de su pa¨ªs
Aunque por un peque?o margen, Lula consigui¨® derrotar en las urnas al extremista de Jair Bolsonaro, que hab¨ªa dejado al pa¨ªs tr¨¢gicamente dividido, adem¨¢s de situarlo en escombros pol¨ªticos y econ¨®micos. Seg¨²n datos del reciente sondeo de Quaest, el 41% de los brasile?os piensan dejar el pa¨ªs para buscar mejor suerte fuera.
Lula, apoyado esta vez no solo por su partido de izquierdas, el PT, sino tambi¨¦n por el centro democr¨¢tico, consigui...
Aunque por un peque?o margen, Lula consigui¨® derrotar en las urnas al extremista de Jair Bolsonaro, que hab¨ªa dejado al pa¨ªs tr¨¢gicamente dividido, adem¨¢s de situarlo en escombros pol¨ªticos y econ¨®micos. Seg¨²n datos del reciente sondeo de Quaest, el 41% de los brasile?os piensan dejar el pa¨ªs para buscar mejor suerte fuera.
Lula, apoyado esta vez no solo por su partido de izquierdas, el PT, sino tambi¨¦n por el centro democr¨¢tico, consigui¨® sacar al pa¨ªs de la pesadilla golpista del bolsonarismo y abrir puertas hacia un futuro menos oscuro. Lleg¨® con las manos cuajadas de esperanza.
En sus primeros nueve meses presidiendo el pa¨ªs, el legendario sindicalista que consigui¨® la haza?a de conquistar por tercera vez la jefatura de la Rep¨²blica, empieza a ser analizado y valorizado por la opini¨®n p¨²blica y por los analistas. ?El resultado? Por ahora el Gobierno es solo una interrogaci¨®n ya que algunas de sus apuestas empiezan a ser cuestionadas. Son apuestas arriesgadas de quien se siente estadista mundial m¨¢s que timonero local. La pol¨ªtica interior, al rev¨¦s que la exterior, llega a irritarle a Lula. Se le queda peque?a.
Y esa irritaci¨®n le arrastra a su vez a resbalones que son aprovechados por la derecha fascista para ech¨¢rsele encima. El ¨²ltimo ha tenido lugar estos d¨ªas con motivo de su operaci¨®n para recomponer el f¨¦mur derecho que empezaba a impedirle caminar.
Antes de ingresar en el hospital, a Lula se le escap¨® decir: ¡°Ustedes no me van a ver en sillas de ruedas ni con muletas. Me van a ver siempre guapo como si no me hubiesen operado¡±. Y de hecho, a¨²n no ha aparecido de ¨¦l ya felizmente operado, ni una sola imagen. La frase de que nadie le ver¨ªa cojeando levant¨® una polvareda entre los defensores de los que sufren alguna incapacidad f¨ªsica, que no tienen por qu¨¦ sentirse feos ni descalificados por tener que caminar en una silla de ruedas.
A ello se a?adi¨® que para su operaci¨®n, para la que esperan a?os m¨¢s de 8.000 personas en las filas de los hospitales p¨²blicos, fue movilizado a Brasilia del hospital de S?o Paulo, el Sirio Liban¨¦s, considerado uno de los mejores de Am¨¦rica Latina, un avi¨®n con un equipo de 20 m¨¦dicos y especialistas. Fue usado hasta un programa de Inteligencia Artificial para controlar la anestesia.
La operaci¨®n que acab¨® convirti¨¦ndose en un acontecimiento nacional hizo a algunos cr¨ªticos recordar cuando Lula, en gobiernos anteriores, lleg¨® a decir en el extranjero que en Brasil los hospitales p¨²blicos eran tan maravillosos que la gente hasta quer¨ªa enfermarse para poder probarlos. Con ese motivo algunos cr¨ªticos han recordado que mientras Lula hab¨ªa resaltado que con ¨¦l ¡°los pobres pod¨ªa ya viajar en avi¨®n e irse de vacaciones¡±. Lula, cuando dej¨® la Presidencia, nunca lleg¨® a usar un vuelo normal para sus traslados. Solo aviones particulares.
Ello ha llevado a preguntarse cu¨¢l es el Lula verdadero, si es el que sue?a y lucha por un Brasil igualitario, donde nadie pase hambre, donde reinen los derechos humanos, donde todos puedan vivir sin sentirse ahogados por deudas y necesidades esenciales y donde la salud p¨²blica como la educaci¨®n de calidad sean dos pilares irrenunciables. O si se trata m¨¢s bien del Lula que, presidente por la tercera vez, est¨¢ ya gestionando comprar un nuevo y lujoso avi¨®n mayor y m¨¢s moderno que el actual presidencial dado que en su programa figura seguir viajando por todo el planeta.
Es lo que ha llevado al historiador Elio Gaspari a titular con una pizca de iron¨ªa su columna del domingo en el diario O Globo: Lula quiere cambiar el mundo. Seg¨²n el analista pol¨ªtico: ¡°Lula ha viajado ya por los siete mares proponiendo un nuevo Gobierno mundial sea en la cuesti¨®n del medio ambiente, que en la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU o en la creaci¨®n de nuevas monedas para las transferencias internacionales¡±. Y a?ade: ¡°Todo muy bonito, pero cuando vuelva se enfrentar¨¢ a un pa¨ªs donde cosas m¨¢s inmediatas y graves hierven en las sartenes¡±.
Lula lleg¨® a su tercer mandato con un programa esperanzador para recomponer un pa¨ªs arrastrado al borde de un abismo bajo el mando de una extrema derecha que llev¨® a quebrar hasta la armon¨ªa dentro de las familias en un clima de guerra civil.
De ah¨ª un cierto asombro y hasta preocupaci¨®n de que en vez de volcarse en cuerpo y alma en los deberes de casa, Lula empiece a dar la impresi¨®n de que le interesa el gobierno mundial, hasta con la misi¨®n de acabar con la guerra de Ucrania y de reconstruir todos los organismos internacionales dando lecciones de pol¨ªtica a los gobiernos de Occidente y Oriente. Es como si a Lula no le gustara c¨®mo se est¨¢ gobernando el planeta y se sintiera con fuerza para intentar un nuevo orden mundial.
Para tratar de explicar esa aparente ambig¨¹edad pol¨ªtica del sindicalista que de la nada, sin estudios, se vio alzado a la cumbre del poder, alabado y aplaudido, el analista pol¨ªtico Eduardo Affonso ha recordado cuando Lula, en 2018, afirm¨® textualmente: ¡°Ya no soy un ser humano. Soy una idea. Una idea mezclada con la de ustedes¡±. Es lo que le lleva a veces a no saber si el que est¨¢ hablando en p¨²blico es el Lula persona f¨ªsica, o el Lula convertido en una idea.
Cuando se presenta como una idea, Lula despierta esperanza e ilusi¨®n y sabe conquistarse hasta las capas m¨¢s humildes de la sociedad. Cuando aparece el Lula f¨ªsico llega a sorprender con sus afirmaciones machistas y sin escr¨²pulos para poder gobernar, de hacer alianzas hasta con la peor derecha del Congreso o en ir de la mano de viejas y trasnochadas dictaduras mundiales. Es el Lula que se niega a envejecer y que parece avergonzarse de ser visto andar con muletas. Prefiere ser fotografiado al lado de los grandes del mundo que en la sosa vida del Gobierno de cada d¨ªa o saliendo cojeando del hospital.
Solo que esta vez Lula no puede olvidar que fue escogido m¨¢s que para resolver los problemas mundiales, para limpiar a este pa¨ªs de la peste pol¨ªtica y econ¨®mica por la que hab¨ªa sido agarrotado amenazado como estaba de convertirse en un pa¨ªs bananero.
Lula hace bien en recorrer el mundo pero no para intentar cambiarlo, que no es la tarea para la que fue elegido, sino para anunciarle que Brasil, con ¨¦l y su Gobierno, volver¨¢ a ser lo que en justicia le pertenece por su gran riqueza sea material que espiritual.
El extornero que consigui¨® relanzar la idea de un Brasil que merece contar en las tribunas internacionales, necesita, para ser cre¨ªble en dichos foros, devolver cuanto antes a su propio pa¨ªs la convicci¨®n que su Gobierno ser¨¢ capaz de remendar los desgarrones fascistas de su antecesor.
Todo ello sin miedo ni verg¨¹enza de ser visto feo o bonito, joven o maduro, corriendo o con muletas. Lo que s¨ª necesita es convencernos que, en los tres a?os que le quedan de Gobierno, devolver¨¢ un pa¨ªs pacificado donde nadie, y menos los j¨®venes, necesiten buscar fuera la ilusi¨®n perdida.
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