Entonces, ?Israel es de los buenos?
En otros tiempos, hab¨ªa gendarmes planetarios que ayudaban a elegir bando. Ahora, en su ausencia, nos hemos puesto a huir de nosotros mismos
¡°Desconcertada, la ciudadan¨ªa exige a los periodistas que aclaren si los buenos son los israel¨ªes o los palestinos¡±, tuitea el diario sat¨ªrico El Mundo Today. El contenido de la noticia es ficticio, como todos los suyos, pero recoge una tendencia real: la necesidad de elegir bando ante la guerra desatada entre Israel y Ham¨¢s. En este sentido, el bando que m¨¢s triunfa en Occidente es el de la ecuanimidad, una postura de privile...
¡°Desconcertada, la ciudadan¨ªa exige a los periodistas que aclaren si los buenos son los israel¨ªes o los palestinos¡±, tuitea el diario sat¨ªrico El Mundo Today. El contenido de la noticia es ficticio, como todos los suyos, pero recoge una tendencia real: la necesidad de elegir bando ante la guerra desatada entre Israel y Ham¨¢s. En este sentido, el bando que m¨¢s triunfa en Occidente es el de la ecuanimidad, una postura de privilegio muy codiciado en cualquier guerra. El periodista David Jim¨¦nez resume a la perfecci¨®n la posibilidad de estar contra todo para conquistar la paz con uno mismo. ¡°Es posible y no contradictorio: Estar en contra de la ocupaci¨®n de Palestina y de los terroristas de Ham¨¢s. Estar en contra de la masacre de israel¨ªes y de su Gobierno de pir¨®manos fundamentalistas¡±, resuelve. Con todo, la atm¨®sfera social est¨¢ cada vez m¨¢s irrespirable, densa por el humo de las bombas y por el humo de las justificaciones, an¨¢lisis y opiniones de los abanderados.
Que es un conflicto muy complejo parece ser la ¨²nica idea sobre la que hay qu¨®rum. Sin embargo, ojal¨¢ la vida fuera tan sencilla como lo es la guerra. Los culpables son los que matan y son ellos los que tienen que v¨¦rselas con su conciencia. Y cuanto m¨¢s alto entonan el himno de la patria y de su misi¨®n, m¨¢s culpables son. Pero, en realidad, el asunto de la guerra no es la cuesti¨®n fundamental a la hora de elegir bando en este caso, por m¨¢s que lo parezca.
Lo fundamental es distinguir qui¨¦nes han permitido que se llegue hasta aqu¨ª sabiendo lo que sab¨ªamos. Sabiendo, por ejemplo, que la franja de Gaza era un campo de refugiados de 40 kil¨®metros de largo por seis de ancho, instalado en el territorio que antiguamente pertenec¨ªa a esos mismos refugiados. Y esos son, en primer lugar, las potencias que han estado manejando el cotarro y haci¨¦ndose pasar por pacificadores neutrales, y en segundo lugar la ONU, que no ha estado a la altura cuando deb¨ªa, por mucho que ahora Ant¨®nio Guterres, su secretario general, tuitee lecciones de primero de Derecho Humanitario. ¡°Si bien reconozco las leg¨ªtimas preocupaciones de seguridad de Israel, tambi¨¦n recuerdo a Israel que las operaciones militares deben realizarse en estricta conformidad con el derecho internacional humanitario. Los civiles deben ser respetados y protegidos¡±, ha escrito, como si acabara de conocer a Netanyahu.
En tercer lugar, estamos todos los dem¨¢s, que tambi¨¦n sab¨ªamos lo que estaba pasando y no hicimos nada. Aunque si lo piensas, los tres grupos forman uno solo: todos en el bando equivocado. El de los que sabiendo, elegimos no hacer nada con lo que sabemos. Pues bien, a este bando mayoritario se le castigar¨¢ m¨¢s que a ninguno. O eso mostr¨® Jes¨²s de Galilea (por citar a un experto de la zona) en la par¨¢bola de los talentos.
En otros tiempos, hab¨ªa gendarmes planetarios (Estados Unidos, la URSS) que ayudaban a elegir bando. Eran malos tiempos. Pero ahora parecen incluso peores, porque ante la ausencia de gendarmes ha surgido un efecto inesperado y algo rid¨ªculo: nos hemos puesto a huir de nosotros mismos. Es decir, nos hemos puesto a huir de nuestra responsabilidad y de nuestro deber. Y esto me vale para esta guerra, la crisis clim¨¢tica o el porno violento que consumen nuestros ni?os. Nos hemos convertido en pr¨®fugos de la justicia en un mundo sin guardianes. Lo ¨²nico decente a estas alturas ser¨ªa tener el pico cerrado y, como muestra de contrici¨®n, hacer algo con lo que sabemos. Para variar.