?Tu hijo adolescente ve porno? C¨®mo le afecta y qu¨¦ hacer
Los expertos explican que el visionado continuado de material sexual en internet puede provocar en los menores adicci¨®n, falta de empat¨ªa, disfunci¨®n er¨¦ctil y otras disfunciones sexuales
El consumo masivo de pornograf¨ªa durante la adolescencia es una realidad de la que los adultos son ¡ªm¨¢s o menos¡ªconscientes, tanto si les parece bien como si no. No sirve de nada enga?arse y pensar que nuestro hijo no la consume: los datos no mienten. Seg¨²n el ¨²ltimo informe de Save the Children, publicado en 2020, (Des)Informaci¨®n sexual: Pornograf¨ªa y adolescencia, siete de cada diez adolescentes consumen pornograf¨ªa de manera habitual, mayoritariamente chicos. Pero, adem¨¢s, la edad de inicio es cada vez m¨¢s temprana, situ¨¢ndose actualmente en torno a los 11 a?os, aunque existen estudios que alertan del hecho de que en algunos casos comienzan incluso a los nueve an?os, generalmente no por b¨²squedas deliberadas.
Las consecuencias de esta realidad, que ya han saltado a las consultas de los sex¨®logos, no son en absoluto halag¨¹e?as. Para empezar est¨¢ el tema de la adicci¨®n que explica el psic¨®logo y sex¨®logo Jos¨¦ Luis Garc¨ªa, tambi¨¦n autor de los libros Tus hijos ven porno, ?qu¨¦ vas a hacer? y Tus hijos ven porno, ?Qu¨¦ pueden hacer las familias?. ¡°Las caracter¨ªsticas fisiol¨®gicas, psicol¨®gicas y sociales de la adolescencia, los cambios profundos y r¨¢pidos que se producen en un corto espacio de tiempo, configuran una etapa de alto riesgo, la madre de todas las adicciones¡±, afirma el experto. Y la pornograf¨ªa es una de las de mayor impacto, a?ade.
Las razones de esta vulnerabilidad son varias. Pero probablemente la m¨¢s importante es cerebral: ¡°Nuestro cerebro m¨¢s primario es especialmente receptivo a lo que tenga que ver con la supervivencia y a los est¨ªmulos sexuales, necesarios para iniciar y mantener el proceso de respuesta sexual a lo largo de la vida¡±. Para Garc¨ªa, los est¨ªmulos audiovisuales son los m¨¢s potentes, particularmente en una sociedad de pantallas; van como un tiro al centro de recompensa cerebral, estimulando la producci¨®n de dopamina, generando una intensa excitaci¨®n sexual y la consiguiente gratificaci¨®n er¨®tica. ¡°Recordemos, adem¨¢s, que estamos hablando de chavales con un cerebro en proceso de construcci¨®n, con menos recursos para hacer frente a est¨ªmulos tan poderosos como el porno, que excita y da placer. Es muy dif¨ªcil discutir con un orgasmo y m¨¢s a los 15 o 16 a?os¡¡±, a?ade.
Los peligros de la adicci¨®n
El problema de la adicci¨®n va m¨¢s all¨¢ del ¡ªmucho¡ª tiempo que los adolescentes pueden llegar a pasar delante de una pantalla viendo porno; algo que, seg¨²n el profesor Llu¨ªs Ballester de la Universidad de las Islas Baleares, podr¨ªa rondar, en el 25% de los adolescentes, entre las 1.000 y las 5.000 horas antes de cumplir los 20 a?os. ¡°Al convertirse en una droga, se genera un patr¨®n de dependencia que afecta a la tolerancia que los adolescentes tienen hacia los contenidos. Esta dependencia se puede traducir en que los chicos y chicas necesiten ver cada vez una cantidad m¨¢s alta de pornograf¨ªa para excitarse e incluso que en ausencia de esta no lo consigan¡±, explica Rosa Navarro, sex¨®loga y asesora de producto de Diversual, tienda especializada en juguetes er¨®ticos.
Garc¨ªa a?ade: ¡°El proceso de exposici¨®n al porno comporta una cierta habituaci¨®n a determinados est¨ªmulos; es decir, cada vez necesitan m¨¢s tiempo de exposici¨®n y filmes cada vez m¨¢s fuertes, incluso ilegales. Se altera la sensibilidad y la relaci¨®n sexual real pierde capacidad excitatoria, es insuficiente para provocar esos umbrales necesarios¡±.
El porno mainstream, es decir, el que ven los adolescentes porque es gratis, ilimitado y de muy f¨¢cil acceso, es, habitualmente, violento. C¨®mo esta agresividad puede afectar a los chicos y chicas puede llegar a ser muy grave. ¡°Hay dos ideas perversas que me preocupan enormemente y que transmiten los v¨ªdeos pornogr¨¢ficos: primero que es muy f¨¢cil tener relaciones sexuales con cualquier mujer y, segundo, que todas disfrutan con la presi¨®n, les gusta que las fuercen, lo est¨¢n deseando, volvi¨¦ndose unas lobas sexuales para dar placer ilimitado al chico¡±, explica Garc¨ªa.
Relaciones de poder y sumisi¨®n
Esto sucede porque, como afirma Anel Mart¨ªnez, sex¨®loga de Myhixel ¡ªfirma dedicada a la salud sexual masculina¡ª, los chicos no tienen referentes para informarse: ¡°No hay educaci¨®n sexual real y utilizan el porno como medio educativo sobre la sexualidad, a pesar de que el porno es la ciencia ficci¨®n de la sexualidad¡±. Esto provoca que crean que los encuentros sexuales son id¨¦nticos a lo que ven en los v¨ªdeos, lo que puede suponer para la experta que los j¨®venes busquen tener relaciones de poder y sumisi¨®n de forma muy asim¨¦trica. ¡°La realidad es que los menores de ahora se han educado en el porno, su educaci¨®n sexual est¨¢ basada en ¨¦l. Las implicaciones que esto tiene son la normalizaci¨®n de las agresiones sexuales en grupo, las grabaciones de encuentros sexuales entre menores y su posterior difusi¨®n sin consentimiento¡±, a?ade Mart¨ªnez.
El tambi¨¦n sex¨®logo Andr¨¦s Suro a?ade: ¡°Los menores de ahora se han educado en el porno, su educaci¨®n sexual est¨¢ basada en ¨¦l. Las implicaciones que esto tiene son la normalizaci¨®n de las agresiones sexuales en grupo, las grabaciones de encuentros sexuales entre menores y su posterior difusi¨®n sin consentimiento¡±. A¨²n hay otro problema, explica Suro, y es que el porno ¡°puede propiciar algunos problemas de salud sexual tales como disfunci¨®n er¨¦ctil, eyaculaci¨®n precoz, trastorno org¨¢smico, entre otros; tambi¨¦n problemas de pareja y baja autoestima¡±. Este experto menciona que de hecho, seg¨²n un estudio, elaborado en la Universidad de Belgrano en Buenos Aires (Argentina) y titulado El consumo de la pornograf¨ªa en j¨®venes y su impacto en la salud mental, antes de la llegada de internet, ¡°el porcentaje de disfunci¨®n er¨¦ctil en hombres menores de 40 era del 3%; en la actualidad, se sit¨²a entre el 14 y el 35%¡±.
As¨ª lo indican tambi¨¦n en Dale una vuelta, web de divulgaci¨®n sobre la adicci¨®n al porno, donde refieren como efectos secundarios del consumo excesivo de porno una disminuci¨®n de inter¨¦s por el sexo real; p¨¦rdida de sensibilidad y afectos; entender a las personas como equivalentes a productos; aislamiento y desinter¨¦s por las amistades; ansiedad, depresi¨®n y sensaci¨®n de vac¨ªo; y pr¨¢cticas sexuales de riesgo. En este sentido, todos los expertos consultados refieren falta de protecci¨®n. ¡°En este tipo de contenido, el uso del preservativo brilla por su ausencia. Esto puede llevar a pensar que es normal no utilizar m¨¦todos anticonceptivos durante una relaci¨®n sexual, con el peligro que esto entra?a¡±, concreta Rosa Navarro.
?Qu¨¦ pueden hacer los padres?
Garc¨ªa lo tiene claro: padres y madres deben formarse y formar a sus hijos desde la infancia. Cuanto antes mejor: ¡°Hay que adelantarse para que cuando vean las primeras im¨¢genes tengan una mirada radicalmente distinta a lo que se encontrar¨¢n. Y no castigar ni prohibir. No culpabilizar¡±. Para el experto, los adolescentes tendr¨¢n que aprender a tomar decisiones encaminadas a cuidar su salud y la del otro u otra. Garc¨ªa pone el ejemplo de la penetraci¨®n anal, practicada por adolescentes: ¡°Sin placer, con dolor, por dar placer a su novio, porque sus amigas dicen que lo hacen o porque la chica del porno se lo pasa muy bien y siempre goza¡±.
Puesto que no se pueden poner puertas al campo, Rosa Navarro propone dejar las ventanas abiertas: ¡°Orientarles hacia otras alternativas audiovisuales con una visi¨®n menos agresiva, que les proporcione roles sexuales m¨¢s positivos. Existen alternativas, pero a veces como padres y madres nos puede costar recomendar a nuestros hijos e hijas material de contenido er¨®tico. Hay que hacer un trabajo de campo previo e intentar mostrarles alternativas que visibilicen la diversidad y el placer de las personas que participan de esas pr¨¢cticas sexuales¡±.
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