Israel y la izquierda: ?qui¨¦n acusa a qui¨¦n de qu¨¦?
Las falacias por generalizaci¨®n no son un descuido argumental, sino parte de una estrategia de ciza?a. El que se?ala a bulto quiere anular el debate
Cuando los historiadores del futuro estudien los debates y la batalla de propagandas tras los ataques terroristas de Ham¨¢s y los preparativos de invasi¨®n de Israel, van a necesitar la ayuda de ex¨¦getas b¨ªblicos. ?Qui¨¦n acusa de qu¨¦ a qui¨¦n?, se preguntar¨¢n al leer documentos como ...
Cuando los historiadores del futuro estudien los debates y la batalla de propagandas tras los ataques terroristas de Ham¨¢s y los preparativos de invasi¨®n de Israel, van a necesitar la ayuda de ex¨¦getas b¨ªblicos. ?Qui¨¦n acusa de qu¨¦ a qui¨¦n?, se preguntar¨¢n al leer documentos como la protesta de la Embajada israel¨ª contra el Gobierno de Espa?a o el manifiesto de los intelectuales israel¨ªes de izquierda firmado, entre otros, por el escritor David Grossman. Que no se desanime el doctorando en Historia del siglo XXI que lea esta columna desde el siglo XXII: a los contempor¨¢neos tambi¨¦n nos costaba mucho entender esos textos.
Una acusaci¨®n no se puede levantar sobre sobreentendidos y generalizaciones. Una cosa es aludir a un clima o a ciertos estados de opini¨®n y otra muy distinta lanzar cr¨ªticas directas y grav¨ªsimas sin dar un solo nombre ni ofrecer un hecho o una cita. Que la Embajada israel¨ª condene las ¡°declaraciones recientes¡± de ¡°algunos miembros del Gobierno espa?ol¡±, acus¨¢ndolos nada menos que de connivencia con el terrorismo y de incitaci¨®n al odio a la comunidad jud¨ªa, es intolerable en t¨¦rminos diplom¨¢ticos, morales y meramente argumentales. Adem¨¢s, es falso, pero como la acusaci¨®n no se concreta, tampoco se puede desmentir ni los miembros aludidos pueden defenderse.
Algo parecido ocurre con el manifiesto apoyado por Grossman, que acusa a parte de la izquierda occidental (a quienes llaman sus ¡°socios¡± y ¡°hom¨®logos¡±) de justificar a Ham¨¢s e incluso de celebrar los ataques a civiles israel¨ªes. ?Contra qui¨¦n brama ese texto? ?Habla de organizaciones pol¨ªticas o sociales o tal vez de gobiernos? ?O se refiere a intelectuales, periodistas o l¨ªderes de opini¨®n? La acusaci¨®n es lo bastante grave y espec¨ªfica como para merecer una serie de ejemplos.
Esta falacia por generalizaci¨®n no es un descuido argumental, sino parte de una estrategia de ciza?a. Quien se?ala a bulto quiere anular el debate. Si las disputas no son concretas, caen del lado de la infamia y demonizan a grupos ideol¨®gicos y de opini¨®n cuyos puntos de vista se reducen al absurdo. La discusi¨®n se transforma entonces en delaci¨®n y paranoia. Hannah Arendt ¡ªpor mencionar a una fil¨®sofa que intervino mucho en los debates sobre la naturaleza y legitimidad del Estado de Israel en sus comienzos¡ª no interpelaba a ¡°ciertos sionistas¡±, sino a su antiguo amigo Gershom Scholem, entre otros pensadores con nombre y apellidos. No hace falta estar libre de pecado para tirar la piedra, pero s¨ª conviene apuntar bien y no lanzarla al centro de la plaza, a ver qu¨¦ cabeza abierta se da por aludida.
Sobre la firma
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- Opini¨®n
- Israel
- Palestina
- Franja Gaza
- Oriente pr¨®ximo
- Conflicto ¨¢rabe-israel¨ª
- Espa?a
- Embajadas
- Diplomacia
- David Grossman
- Gobierno en funciones
- Intelectuales
- Oriente medio
- Guerra
- Conflictos armados
- Ham¨¢s
- Terrorismo
- Terrorismo islamista
- Ministerio de Asuntos Exteriores
- Historiadores
- Gobierno de coalici¨®n
- Hannah Arendt