Nada importa, todo pasa
Seguir¨¢ pasando el calendario y todo lo que hoy nos revuelve y nos indigna acabar¨¢ siendo el olvido de los que vengan, que otros olvidos traer¨¢n
Las fechas se conjuran a veces contra el olvido, y al 1 de noviembre lo han vuelto el d¨ªa de los muertos, para que tengamos memoria y le llevemos flores al pasado. Como si se pudiera luchar contra el verso de Borges y el olvido que seremos. Estamos hechos de eso, en cambio: de olvidos que nos impuso el tiempo y otros que, antes que eso, nos impusimos nosotros hasta que ...
Las fechas se conjuran a veces contra el olvido, y al 1 de noviembre lo han vuelto el d¨ªa de los muertos, para que tengamos memoria y le llevemos flores al pasado. Como si se pudiera luchar contra el verso de Borges y el olvido que seremos. Estamos hechos de eso, en cambio: de olvidos que nos impuso el tiempo y otros que, antes que eso, nos impusimos nosotros hasta que un aniversario o una fecha nos los traigan de nuevo en forma de recuerdo o de l¨¢pida, como suceder¨¢ hoy en miles de cementerios. Vivir era eso, supongo: olvidar sin querer, y rebelarse.
Ser¨¢ el calendario, que cambia de meses ajeno al mundo, el que nos d¨¦ el pretexto para pensar que nada importa tanto en realidad porque todo pasa, porque al cabo de los a?os eso que tanto interesa ahora porque es nuevo y est¨¢ por estrenar ser¨¢ visto en el futuro ¨Dma?ana mismo¨D con otra perspectiva, con menos inter¨¦s. De manera relativa. O sea: quit¨¢ndole importancia. Ese d¨ªa, podremos sentirnos mejores y livianos, porque podremos juzgarnos a nosotros mismos como si fu¨¦ramos personas distintas. Y tendremos el don de la indulgencia: nos diremos que todo aquello que tanto nos preocup¨® acab¨® pasando y, en realidad, tampoco pudimos hacer algo por evitarlo.
As¨ª puede situarse y explicarse uno en el mundo, dici¨¦ndose que la vida pasa, que somos demasiado peque?os para reaccionar ante cada injusticia, ante cada matanza que consideremos indigna. Porque somos muy poca cosa de uno en uno y hasta en grupo y qu¨¦ pod¨ªamos hacer sino no hacer nada, m¨¢s all¨¢ de compadecernos y querer saber y querer mirar hasta que el dolor fuera tan insoportable que ya no pudi¨¦ramos saber ni mirar porque bastaba con bajar el dedo sobre la pantalla del tel¨¦fono para dejar de hacerlo y la tentaci¨®n era fuerte: la tentaci¨®n era vivir. Qu¨¦ podr¨¢ importar el presente en el futuro y qui¨¦n podr¨¢ juzgar nuestras impotencias. Eso podremos decirnos, cuando todo pase: que ya pas¨®, que hicimos lo que pudimos. Que al menos quisimos saber. Que seguir¨¢ pasando el calendario y todo lo que hoy nos revuelve y nos indigna acabar¨¢ siendo el olvido de los que vengan, que otros olvidos traer¨¢n.