Perfidia
El acto de maldad extrema es traicionar la verdad de los propios valores para denigrar al que piensa de manera contraria
Democracia, si t¨² puedes con Dios hablar, preg¨²ntale si yo alguna vez te he dejado de adorar. Te busco y no te puedo hallar, dice la canci¨®n. Antonio Machado nos da un buen consejo a sus lectores: la mejor manera de defender una idea es evitar que los enemigos tengan raz¨®n. Comportarse con lealtad a uno mismo es el modo de debilitar las cr¨ªticas de los adversarios. Como tantos consejos de Machado, esta invitaci¨®n a la propia conciencia tiene mucho valor en la actualidad de las redes sociales, cuando se sustituye la informaci¨®n por mentiras aborregadas, y la extrema derecha populista dispara ca...
Democracia, si t¨² puedes con Dios hablar, preg¨²ntale si yo alguna vez te he dejado de adorar. Te busco y no te puedo hallar, dice la canci¨®n. Antonio Machado nos da un buen consejo a sus lectores: la mejor manera de defender una idea es evitar que los enemigos tengan raz¨®n. Comportarse con lealtad a uno mismo es el modo de debilitar las cr¨ªticas de los adversarios. Como tantos consejos de Machado, esta invitaci¨®n a la propia conciencia tiene mucho valor en la actualidad de las redes sociales, cuando se sustituye la informaci¨®n por mentiras aborregadas, y la extrema derecha populista dispara campa?as de desprestigio contra las mentalidades progresistas. La perfidia, el acto de maldad extrema, es la decisi¨®n de traicionar la verdad de los propios valores para denigrar al que piensa de manera contraria.
Un periodista del Opus se hizo pasar por v¨ªctima de los abusos sexuales en la Iglesia para desprestigiar las investigaciones llevadas a cabo sobre este asunto por EL PA?S. Tambi¨¦n he le¨ªdo insultos clericales contra la excelente investigaci¨®n del defensor del pueblo. Ser creyente, cat¨®lico y defensor de una moral frailuna, atenta a los pecados mortales, y acabar de c¨®mplice de los abusos por enemistad con el demonio supone la traici¨®n extrema a la santidad. Las personalidades descansan as¨ª en el odio al otro m¨¢s que en la propia conciencia. Una perfidia.
Por desgracia esta din¨¢mica est¨¢ invadiendo las costumbres de la oposici¨®n pol¨ªtica. Despu¨¦s de ver a miles de ni?os muertos en la televisi¨®n, despu¨¦s de sufrir las im¨¢genes de inocentes bombardeados y degollados por Herodes, resultan una perfidia las cr¨ªticas al presidente del Gobierno de Espa?a, porque, al mismo tiempo que denunciaba claramente el terrorismo, ped¨ªa respeto a los derechos humanos. Y que eso lo hagan los representantes del tradicionalismo espa?ol clama al cielo de los justos. Ya no s¨¦ ni c¨®mo orientarme. Perfidia.