Segunda mano
El amigo imaginario es invisible y te puedes comunicar con ¨¦l por telepat¨ªa, de manera que suele pasar inadvertido. Yo tuve uno del que mi familia no lleg¨® a saber nada
Al hijo de un conocido m¨ªo le obligan pr¨¢cticamente a creer en los Reyes Magos, en el Ratoncito P¨¦rez y hasta en Dios, pero le tienen prohibido el amigo imaginario. Menos mal que el amigo imaginario es invisible y te puedes comunicar con ¨¦l por telepat¨ªa, de manera que suele pasar inadvertido. Yo tuve uno del que mi familia no lleg¨® a saber nada. Quiz¨¢ sospechaban de su existencia, quiz¨¢, pero no la pudieron demostrar porqu...
Al hijo de un conocido m¨ªo le obligan pr¨¢cticamente a creer en los Reyes Magos, en el Ratoncito P¨¦rez y hasta en Dios, pero le tienen prohibido el amigo imaginario. Menos mal que el amigo imaginario es invisible y te puedes comunicar con ¨¦l por telepat¨ªa, de manera que suele pasar inadvertido. Yo tuve uno del que mi familia no lleg¨® a saber nada. Quiz¨¢ sospechaban de su existencia, quiz¨¢, pero no la pudieron demostrar porque soy el rey del disimulo. Se suicid¨® el pobre cuando ten¨ªamos 15 a?os porque le parec¨ªa, y con raz¨®n, que lo nuestro no era vida.
¡ªTendr¨ªas que haberte buscado un amigo real mejor que yo ¡ªle dije antes de que se arrojara a las v¨ªas del metro.
Cuando empec¨¦ a escribir, quise contar su historia, pero me falt¨® talento. Tom¨¦ no obstante algunas notas que deben de andar por alg¨²n sitio. Imagin¨¦ que los amigos imaginarios viv¨ªan en una especie de limbo donde no hac¨ªa ni fr¨ªo ni calor y donde hab¨ªa un jefe (siempre hay un jefe) que decid¨ªa su destino:
¡ªT¨² ser¨¢s el amigo imaginario de Adolfo Rodr¨ªguez de la Vega y t¨² el de Marisa de la Fuente Ib¨¢?ez.
Son dos ejemplos, claro. El caso es que el amigo invisible no te tocaba al azar, sino que hab¨ªa un orden superior (siempre hay un orden superior) que decid¨ªa a qui¨¦n unir con qui¨¦n. Como yo nac¨ª en una sociedad dividida en clases, pens¨¦ que los amigos invisibles de los ricos no pod¨ªan ser los mismos que los de los pobres. Trato de imaginarme, no s¨¦, al amigo invisible, si lo tuvo, del rey Felipe VI y lo veo mejor vestido que el que me toc¨® a m¨ª, que iba hecho un desastre. Por cierto, que el m¨ªo, antes de serme asignado, hab¨ªa sido el amigo invisible de otro ni?o que muri¨® de ictericia. Y es que abundan tambi¨¦n los amigos invisibles de segunda mano. Si eres de los que heredaban la ropa de sus hermanos mayores, sabr¨¢s de lo que hablo.