?Podr¨¢ Polonia reconstruirse a mejor?
Los dilemas de Varsovia a la hora de restaurar la democracia tras la demolici¨®n sistem¨¢tica de las instituciones por el populismo son los mismos que quiz¨¢ tenga que afrontar Washington despu¨¦s de un segundo mandato de Trump
?Evoluci¨®n o revoluci¨®n? La pregunta que se formulan hoy en Polonia refleja el dilema de intentar restaurar la democracia liberal despu¨¦s de ocho a?os de control populista del Estado. Por ejemplo, ?hay que quebrantar la letra de una ley concreta para restaurar el Estado de derecho de manera general? La experiencia polaca nos va a decir mucho sobre el futuro de la democracia en los Estados miembros de ...
?Evoluci¨®n o revoluci¨®n? La pregunta que se formulan hoy en Polonia refleja el dilema de intentar restaurar la democracia liberal despu¨¦s de ocho a?os de control populista del Estado. Por ejemplo, ?hay que quebrantar la letra de una ley concreta para restaurar el Estado de derecho de manera general? La experiencia polaca nos va a decir mucho sobre el futuro de la democracia en los Estados miembros de la UE. Y tambi¨¦n anuncia un dilema con el que podr¨ªa encontrarse Estados Unidos despu¨¦s de una segunda presidencia de Donald Trump.
Las ¨²ltimas semanas de la pol¨ªtica polaca han sido dram¨¢ticas, llenas de furia y a veces extra?as. Dos exministros del anterior Gobierno del partido Ley y Justicia (PiS), condenados por falsificar documentos cuando ocupaban cargos p¨²blicos, se refugian en el palacio del presidente, su compa?ero de partido Andrzej Duda. Mientras Duda est¨¢ reunido en otro lugar, la polic¨ªa los detiene en el palacio y los lleva a la c¨¢rcel. El presidente dice que son ¡°presos pol¨ªticos¡±, habla de ¡°terrorismo del Estado de derecho¡± e incluso hace una comparaci¨®n con Bereza Kartuska, un campo de concentraci¨®n de triste fama en la Polonia de los a?os treinta. El PiS convoca una manifestaci¨®n en la nieve y despliega la iconograf¨ªa del movimiento Solidaridad que llev¨® la libertad a Polonia en los a?os ochenta. El l¨ªder del PiS, Jaroslaw Kaczynski, afirma que los pol¨ªticos detenidos son h¨¦roes a los que habr¨ªa que otorgar los m¨¢ximos honores nacionales. El tr¨¢gico e inspirador pasado de Polonia se repite como grotesca parodia.
La supuesta televisi¨®n de servicio p¨²blico, TVP, que durante ocho a?os emiti¨® la propaganda m¨¢s vil, mentirosa y ofensiva del partido en el poder, pasa a depender del nuevo Gobierno. Despiden a los que trabajaban en la cadena y declaran la bancarrota como empresa comercial, pero las emisiones se reanudan a toda velocidad. Los nuevos informativos son mucho m¨¢s imparciales (los he visto), pero incluso un jurista muy cr¨ªtico con PiS dice que las medidas adoptadas para lograr ese buen resultado son ¡°medidas revolucionarias¡±.
Diversos tribunales, algunos con jueces claramente sectarios, nombrados de forma ilegal por el Gobierno del PiS, se contradicen sin reservas. En algunos momentos, esto se parece a lo que el revolucionario bolchevique Le¨®n Trotski llamaba ¡°doble poder¡±. Cada vez se oyen m¨¢s insultos, pero el nuevo Gobierno de coalici¨®n encabezado por Donald Tusk, que ya fue primer ministro polaco de 2007 a 2014 y despu¨¦s presidi¨® el Consejo Europeo (2014-2019), sigue limpiando los bastiones de poder estatal incrustado del PiS con lo que este formidable pol¨ªtico llama ¡°una escoba de hierro¡±.
En este drama se entrelazan tres hilos diferentes. El m¨¢s visible es la dificultad de restablecer las instituciones de una democracia liberal, construidas desde cero a partir de 1989 sobre las ruinas de un sistema de tipo sovi¨¦tico y sometidas a una demolici¨®n sistem¨¢tica a partir de 2015, cuando el PiS lleg¨® al poder, sin que el pa¨ªs dejara en ning¨²n momento de ser miembro de la Uni¨®n Europea. Kaczynski, como Viktor Orb¨¢n en Hungr¨ªa, hizo grandes esfuerzos para mantener la fachada de Estado democr¨¢tico, pluralista y de derecho, conforme a las normas de la UE. Como dice otro jurista, hay supuestos jueces que dictan supuestos veredictos en virtud de supuestas leyes. Un constitucionalismo de Potemkin, por as¨ª decirlo.
Como consecuencia, la restauraci¨®n de la democracia liberal es al mismo tiempo m¨¢s f¨¢cil y m¨¢s dif¨ªcil que su creaci¨®n original tras el final del comunismo en 1989. Es m¨¢s f¨¢cil desde el punto de vista externo porque, en vez de estar en el Pacto de Varsovia y el Comecon, dominados por el Kremlin, Polonia pertenece a la OTAN y la UE. La UE no solo aplaude los esfuerzos del nuevo Gobierno, sino que los va a recompensar con lo que pronto podr¨ªan superar los 100.000 millones de euros en fondos comunitarios, retenidos por las violaciones del Estado de derecho cometidas por el anterior Gobierno.
Desde el punto de vista interno es m¨¢s dif¨ªcil, porque esta no es, como en 1989, una dictadura de partido ¨²nico impuesta desde el exterior, que casi todos los polacos ¡ªincluidos muchos de los propios comunistas en el poder¡ª estaban de acuerdo en que hab¨ªa que transformar mediante una revoluci¨®n pac¨ªfica. Se trata m¨¢s bien de un l¨ªo fabricado por los propios polacos, envuelto en su mayor parte en leyes aprobadas por una mayor¨ªa parlamentaria elegida democr¨¢ticamente.
En segundo lugar, este es un caso de hiperpolarizaci¨®n, noticias falsas e histeria que recuerda mucho a Estados Unidos en la actualidad. Los partidarios de Kaczynski y Tusk, como los republicanos del movimiento MAGA y el ala izquierda del Partido Dem¨®crata, viven en su propia realidad paralela y se denuncian mutuamente por violar el Estado de derecho y traicionar a la naci¨®n. Una democracia liberal estable necesita que exista un consenso social b¨¢sico en torno a la legitimidad de instituciones fundamentales como el Parlamento, la presidencia, unos tribunales independientes y unos medios de comunicaci¨®n libres. ?C¨®mo reinventar una democracia liberal funcional si no hay cuando ese m¨ªnimo consenso social?
Por ¨²ltimo, no hay que quitar tampoco importancia al papel de las personas. Kaczynski y Tusk est¨¢n en primera l¨ªnea de la pol¨ªtica polaca desde hace un cuarto de siglo y se detestan. Kaczynski, ejemplo protot¨ªpico de la pol¨ªtica paranoica, subi¨® a la tribuna del Parlamento momentos despu¨¦s de la toma de posesi¨®n del Gobierno de Tusk y acus¨® al nuevo primer ministro de ser un ¡°agente alem¨¢n¡±.
Otro componente funesto de la crisis actual es el presidente del pa¨ªs. Duda es d¨¦bil, vanidoso, f¨¢cil de convencer y suele acabar haciendo lo que le pide Kaczynski. Su propio director de tesis doctoral lo califica de ¡°inseguro¡±. Seg¨²n el respetad¨ªsimo primer presidente del Tribunal Supremo de Polonia, Adam Strzembosz, el presidente que ahora pide a la UE entre gimoteos que ponga fin a las violaciones de la Constituci¨®n por parte del nuevo Gobierno ha infringido personalmente la Constituci¨®n un m¨ªnimo de 13 veces. En lugar de desempe?ar el crucial papel que corresponde a un jefe de Estado neutral durante una transici¨®n pol¨ªtica dif¨ªcil, est¨¢ mostr¨¢ndose todav¨ªa m¨¢s sectario, dando refugio en el palacio presidencial a delincuentes convictos y soltando lamentos fatuos e hiperb¨®licos.
El nuevo Gobierno dice que quiere limpiar r¨¢pidamente los establos de Aug¨ªas antes de prestar atenci¨®n al futuro de Polonia. Es muy f¨¢cil decirlo, pero ya veremos, sobre todo teniendo en cuenta el poder que tiene Duda para vetar y retrasar cualquier medida. Si el PiS tiene alguna estrategia pol¨ªtica, seguramente es hacer que el caos y la histeria duren el mayor tiempo posible, con la esperanza de recuperar votantes en las elecciones locales de abril o en las europeas de junio. De momento nada indica que vaya a pasar; de hecho, las encuestas dan a entender lo contrario. Pero no se puede descartar.
Por lo dem¨¢s, la mayor dificultad para Tusk y sus socios de coalici¨®n ser¨¢ resistir la tentaci¨®n de actuar igual que los del otro bando y limitarse a instalar a gente fiel. Tienen que reconstruir el pa¨ªs de mejor manera. Es necesario que, al acabar esta legislatura, en 2027, la televisi¨®n p¨²blica sea verdaderamente m¨¢s imparcial y los tribunales m¨¢s independientes, que el presidente est¨¦ inequ¨ªvocamente por encima de los partidismos y las empresas estatales se alejen por completo de los sectarismos y que la administraci¨®n p¨²blica y los servicios de seguridad sean de verdad m¨¢s independientes, no solo respecto a cuando gobernaba el PiS, sino respecto a la ¨¦poca de gobiernos polacos anteriores, incluidos los del propio Tusk, antes de que los populistas llegaran al poder. Esa es la verdadera prueba que tendr¨¢n que superar, el verdadero trabajo de H¨¦rcules.