?spera memoria

Corresponsal de M¨ª Mismo, exploro este extra?o pa¨ªs al que en su d¨ªa fui arrojado e intento relatar cuanto sucede en ¨¦l. He solicitado la expatriaci¨®n en varias ocasiones, pero me dicen que de aqu¨ª solo se sale a trav¨¦s del budismo o de la muerte. El tren del budismo, para m¨ª al menos, ha pasado y el de la muerte llega frecuentemente con retraso. El resto de las v¨ªas hacia el exterior permanecen cortadas.

¨DSigue enviando cr¨®nicas y deja de quejarte ¨Dme han dicho en el peri¨®dico¨D.

Pues bien, M¨ª Mismo es un pa¨ªs asfixiante, dominado por el delirio, la fiebre, la ansiedad. Un pa¨ªs inquieto, con revueltas diarias, revoluciones semanales, con cambios continuos de gobierno. Ahora mismo me acabo de dar una ducha de agua fr¨ªa al objeto de calmar la agitaci¨®n de que era v¨ªctima. Ten¨ªa la respiraci¨®n entrecortada por el desasosiego, adem¨¢s de un nudo de plomo en el pecho. Los nudos del pecho, siempre de metales pesados, son lo peor. A veces, para defenderme de su carga, trato de imaginar que son de hilo de oro, lo que me tranquiliza hasta que pienso en la procedencia del oro, que viene, dicen, de unas minas en las que trabajan ni?os de ocho o diez a?os. Tambi¨¦n hombres, desde luego, quiz¨¢ mujeres, no lo s¨¦, pero he le¨ªdo que la extracci¨®n del oro y los diamantes provoca un sufrimiento humano insoportable. As¨ª que no me parece bien tener un nudo de oro ni siquiera un coraz¨®n de oro.

Vuelvo, en fin, a la respiraci¨®n entrecortada por el peso del nudo. No s¨¦ si esto sirve como cr¨®nica. Para escribirla, adem¨¢s de la ducha de agua fr¨ªa, he necesitado tomarme un ansiol¨ªtico porque en el pa¨ªs este de M¨ª Mismo es f¨¢cil conseguirlos. Los reparten a pu?ados, como los caramelos en la cabalgata de los Reyes Magos. Al poco de pon¨¦rmelo debajo de la lengua, el nudo ha comenzado a desatarse, pero me ha quedado de ¨¦l una memoria ¨¢spera. Por lo dem¨¢s, bien: intentando comportarme hasta el fin del contrato.