El pugilato transatl¨¢ntico
La visita de Javier Milei a Madrid ha permitido una exhibici¨®n muy expresiva de las deformaciones que en la actualidad amenazan a la democracia. Y de las proyecciones internacionales de esos desv¨ªos
El rasgo sobresaliente de esa gira ha sido, una vez m¨¢s, la radicalizaci¨®n discursiva. En su primer viaje a Espa?a desde que asumi¨® el poder, el presidente argentino se incorpor¨® a la campa?a de Vox para las inminentes elecciones europeas agitando la fobia de un sector de la sociedad espa?ola hacia el socialismo, entendido como una etiqueta aplicable a toda corriente pol¨ªtica que no sacralice al individualismo y al mercado, lo que permite estirar la definici¨®n hasta atrapar dentro de ella al peronismo. Milei describi¨® a esa orientaci¨®n como ¡°cancer¨ªgena¡±, la identific¨® con la muerte y dictamin¨® que es contraria a la naturaleza humana.
Ser¨ªa inconducente discutir el rigor conceptual de esa clasificaci¨®n. Porque no est¨¢ pensada para describir o explicar un fen¨®meno, sino para desatar una emoci¨®n. Se trata de atizar el odio porque se supone que, como analiz¨® Giuliano Da Empoli en su excelente libro Ingenieros del caos, la c¨®lera moviliza y agrupa mucho m¨¢s que cualquier programa.
Milei fue m¨¢s all¨¢. Se gan¨® un espacio muy apetecible en todos los portales de noticias espa?oles encarnando esas miserias en el presidente del Gobierno. Dijo que Pedro S¨¢nchez estaba atornillado al poder y hundi¨® el dedo en la llaga refiri¨¦ndose a la presunta corrupci¨®n de su esposa, Bego?a G¨®mez, a quien la Justicia investiga por un supuesto tr¨¢fico de influencias. Milei se siente justificado para esa imputaci¨®n, porque hace dos semanas el ministro de Transporte, ?scar Puente, le atribuy¨® consumir sustancias prohibidas.
Esta exacerbaci¨®n furiosa de los mensajes est¨¢ asociada con otra caracter¨ªstica de la lucha pol¨ªtica de estos tiempos. Los l¨ªderes que se sirven de ese estilo, populistas de izquierdas o de derechas, prefieren actuar como caudillos de una facci¨®n, m¨¢s que como jefes de Estado. Milei se defini¨® ante la feligres¨ªa de Vox como un ¡°divulgador de las ideas de la libertad¡± que, adem¨¢s y de modo secundario, ejerce la Presidencia de un pa¨ªs.
Es habitual que el l¨ªder de La Libertad Avanza se presente a s¨ª mismo como un profeta que asume la misi¨®n de predicar un credo a escala global. Es decir, se siente el cruzado de una ¡°batalla cultural¡±. Esta tarea le ha dado una popularidad extraordinaria, que ser¨ªa muy dif¨ªcil de alcanzar si su mensaje se redujera a las tareas y problemas rutinarios de un administrador. Su viaje, entonces, no fue concebido como un movimiento de la pol¨ªtica exterior argentina, sino como un compromiso con una cofrad¨ªa ideol¨®gica internacional que le da proyecci¨®n fuera de su pa¨ªs.
Esta pr¨¢ctica es cada vez m¨¢s habitual. La misma convenci¨®n de Vox fue el escenario para que la italiana Giorgia Meloni o el h¨²ngaro Viktor Orban suspendieran por un momento su car¨¢cter de funcionarios p¨²blicos para presentarse como correligionarios de Santiago Abascal. Una apuesta por constituir esa ¡°internacional populista¡± que propuso el otrora gur¨² de Donald Trump, Steve Bannon. Milei s¨®lo llev¨® al extremo esta actitud, porque no le alcanz¨® con abrazar a su amigo, tambi¨¦n tir¨® dardos contra S¨¢nchez.
A partir de este comportamiento se despliega otra caracter¨ªstica del juego: una p¨¦rdida de sentido institucional rayana en la irregularidad administrativa. A Milei se lo record¨® Carlos Rodr¨ªguez, un economista argentino ultraliberal, que colabor¨® con ¨¦l durante la campa?a electoral. El presidente argentino dijo que ¨¦l era un liberal en un pa¨ªs de ¡°zurdos¡±. Y Rodr¨ªguez coment¨®: ¡°Esos zurdos, un 50% pobres e indigentes, le pagaron el viaje en el avi¨®n presidencial para que vaya a decir pavadas¡±.
Rodr¨ªguez se refer¨ªa a que el viaje a Espa?a de Milei y su comitiva fue sufragado con dinero del Estado, es decir, con recursos de contribuyentes que, en muchos casos, simpatizan con el socialismo al que ¨¦l fue a denostar.
Es posible que S¨¢nchez haya agradecido en su intimidad los ataques de Milei. En pleno empe?o proselitista, le permite polarizar a la opini¨®n p¨²blica con un argumento recurrente: somos v¨ªctimas del ataque de la ultraderecha, que odia todo lo que los espa?oles aprecian, empezando por la solidaridad social. En un extremo estar¨ªa el PSOE y en el otro, potenciado por Milei, Vox. Y nada m¨¢s. Festeja tambi¨¦n Abascal, quien gracias a este conflicto puede fantasear con una recuperar aire en una trayectoria que ven¨ªa siendo declinante.
Las estrategias de S¨¢nchez y Abascal son muy adecuadas a un objetivo permanente: disimular la existencia del Partido Popular, que cuenta con un caudal electoral mucho mayor al que puede arrastrar Vox. S¨¢nchez y Milei contribuyen con su pugilato a una misma operaci¨®n: hundir el centro.
Hay otra simetr¨ªa. Milei es un presidente que ataca como el l¨ªder de una tribu. S¨¢nchez es atacado como l¨ªder de una tribu pero responde como presidente. Este domingo el que respondi¨® a los agravios no fue el vocero del PSOE sino el ministro de Relaciones Exteriores, Jos¨¦ Manuel Albares, que protest¨® porque Milei haya agredido, no al socialismo, a S¨¢nchez y a su esposa, sino ¡°a nuestra democracia, a nuestras instituciones y a Espa?a¡±. Albares comunic¨® que hab¨ªa resuelto llamar en consulta a la embajadora espa?ola en Buenos Aires, Mar¨ªa Jes¨²s Alonso Jim¨¦nez, quien, convaleciente de una intervenci¨®n quir¨²rgica, debe emprender viaje a Madrid. El llamado en consulta es la instancia previa al retiro de embajador, es decir, a la ruptura de relaciones diplom¨¢ticas.
S¨¢nchez consigui¨® dar m¨¢s espesor a esta reacci¨®n institucional cuando el alto representante de la Uni¨®n Europea para las Relaciones Exteriores, el socialista espa?ol Josep Borrell, public¨® una declaraci¨®n diciendo que ¡°ataques contra familiares de l¨ªderes pol¨ªticos no tienen lugar en nuestra cultura¡±.
Conscientes del perjuicio que tiene para su perspectiva electoral esta victimizaci¨®n institucional del socialismo, el Partido Popular emiti¨® una declaraci¨®n consignando que no ten¨ªa por qu¨¦ avalar la postura de S¨¢nchez, debido a que la agredida no fue Espa?a y sus instituciones sino la esposa del l¨ªder de un partido pol¨ªtico. El vocero de los populares, Esteban Gonz¨¢lez Pons, censur¨® que se haya llamado a consulta a la embajadora Alonso Jim¨¦nez. Pero tambi¨¦n reproch¨® a Milei haberse inmiscuido en asuntos internos de Espa?a. Dif¨ªcil equilibrio, que rompi¨® Cayetana ?lvarez de Toledo. En una toma de distancia de la burocracia de su partido, ella emiti¨® este mensaje: ¡°El Gobierno de Espa?a puede llamar drogadicto al presidente de Argentina y corruptos a la presidenta de la Comunidad de Madrid y a su hermano a los que ning¨²n juzgado investiga por corrupci¨®n. Pero el presidente de Argentina no puede llamar corrupta a la mujer del presidente del Gobierno de Espa?a a la que un juzgado investiga por corrupci¨®n. A otro perro con ese embudo¡±.
El canciller Albares exigi¨® a Milei que pida disculpas. El vocero de Milei contest¨® que no espere que lo haga. No sorprende, porque las catilinarias del presidente argentino no son exabruptos. Son premeditadas. Hasta ahora ¨¦l s¨®lo se ha retractado motivado por alg¨²n inter¨¦s concreto. Por ejemplo, cuando debi¨® gestionar que su rival electoral Patricia Bullrich, a la que hab¨ªa vapuleado durante meses, ordene votar por ¨¦l en la segunda vuelta electoral.
Que Milei no advierta, o no pondere, que su pol¨¦mica conlleva un perjuicio general no quiere decir que ese perjuicio no exista. Se advirti¨® en su paso por Madrid. El s¨¢bado, en la residencia del embajador argentino, recibi¨® a un conjunto de representantes de empresas espa?olas. Sin desmerecer a nadie, llam¨® la atenci¨®n, adem¨¢s de que eran todos varones, la ausencia de figuras emblem¨¢ticas de la comunidad de negocios de Espa?a, sobre todo due?os de compa?¨ªas.
Es posible que esa carencia se haya debido a deficiencias de la organizaci¨®n. Pero se puede sospechar otro motivo. Cuando se leen las cr¨®nicas de esa entrevista en diarios madrile?os, llama la atenci¨®n la cantidad de justificaciones ofrecidas por los asistentes, todas off the record, para explicar su concurrencia. Es muy evidente que hoy aproximarse a Milei en Espa?a es alejarse del gobierno socialista. Por eso varias compa?¨ªas se han pronunciado desde el domingo tomando prudente distancia del presidente argentino.
Aparece, entonces, otro perjuicio material de esta diplomacia de facci¨®n. No s¨®lo se financian aventuras partidarias con recursos de todos los que pagan sus impuestos. Tambi¨¦n se entorpece la gesti¨®n de inversiones, lo que siempre es perjudicial pero, mucho m¨¢s, para un pa¨ªs con tantas penurias econ¨®micas como la Argentina.
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