Jordan Bardella, el gran trilero
El ultraderechista franc¨¦s es el candidato a las elecciones europeas con m¨¢s tir¨®n entre los j¨®venes gracias en buena medida a su personaje en TikTok, donde se comporta como un ¡®influencer¡¯
El d¨ªa en que el fundador del Frente Nacional (FN), Jean-Marie Le Pen, super¨® la primera vuelta de las presidenciales francesas, algo in¨¦dito en aquel entonces, yo ten¨ªa 17 a?os. Era primavera, el 21 de abril de 2002. Las terrazas del Barrio Latino de Par¨ªs, donde se hab¨ªa votado mayoritariamente a Lionel Jospin, el candidato socialista a quien las encuestas daban como favorito, estaban a reventar. Sentada con una amiga en un caf¨¦ de la plaza Contrescarpe, el sitio de reuni¨®n habitual de los j¨®venes del barrio, recuerdo como si fuera ayer los gritos de espanto de todos los presentes tras el anuncio de los resultados. Incluso los que hab¨ªan votado a Jacques Chirac ¨Dque terminar¨ªa imponi¨¦ndose a Le Pen en la segunda vuelta¨D se levantaron de sus sillas, at¨®nitos. Se escuchaban incluso llantos. El shock fue de tal magnitud que, a los pocos d¨ªas, m¨¢s de un mill¨®n de personas desfilamos por toda Francia contra el FN al grito de ¡°que les den¡±. ?ramos muchos los j¨®venes presentes en la manifestaci¨®n, entonando con fervor el lema ¡°somos todos hijos de inmigrantes, primera, segunda, tercera generaci¨®n¡±, convencidos de que si algo enriquec¨ªa a Francia era su inmigraci¨®n y sus valores profundamente universalistas.
Hace unos d¨ªas, sentada de nuevo en esa plaza que a¨²n frecuentan muchos universitarios, no me pod¨ªa quitar de la cabeza la transformaci¨®n de una juventud que hoy vota en masa a Reagrupamiento Nacional (RN). ?C¨®mo puede ser que 22 a?os despu¨¦s la lista del RN para las europeas de este domingo, encabezada por Jordan Bardella, sea la que m¨¢s intenci¨®n de voto recoge entre los j¨®venes (34%)? Hay, evidentemente, varias razones, empezando por su estrategia de desdemonizaci¨®n, pasando por un discurso que instrumentaliza la frustraci¨®n y el sentimiento de relegaci¨®n de los j¨®venes de ¨¢mbito rural y suburbano o la capitalizaci¨®n de una creciente despolitizaci¨®n en un panorama en el que los partidos tradicionales, dinamitados por Emmanuel Macron, se han vuelto inaudibles. Pero no se puede entender la ascensi¨®n de RN y la Bardellaman¨ªa sin analizar su estrategia en las redes sociales. Tanto es as¨ª que cuando pregunt¨¦ a unas veintea?eras que ten¨ªa al lado qu¨¦ les evocaba el nombre de Bardella, contestaron: ¡°TikTok¡±.
Con 1,3 millones de seguidores ¨D400.000 m¨¢s que Marine Le Pen¨D, la cuenta de quien fue elegido en 2022 presidente de RN con tan solo 26 a?os est¨¢ arrasando, haciendo que su jefa parezca casi una figurante. ?Su receta de ¨¦xito? Mostrarse pr¨®ximo a la gente usando los c¨®digos de los influencers. En ella se suceden videos que muestran al pol¨ªtico en la intimidad, preparando sus discursos, hablando del miedo esc¨¦nico que sufre antes de un mitin, comiendo una barra de chocolate, jugando a la PlayStation o haciendo deporte. Lo que m¨¢s le gusta es aparecer bebiendo como un cosaco y siempre cul sec ¨Dsi no, no ser¨ªa viril¨D en las ferias de los pueblos, abrazando a los militantes locales. ¡°Un tipo sencillo¡±, ¡°educado¡±, ¡°que sabe expresarse¡±, ¡°alguien como nosotros¡±, se puede leer en los comentarios.
Es como si la vacuidad program¨¢tica de la formaci¨®n ultra, sumada a su habitual instrumentalizaci¨®n de las emociones, hubiese encontrado en TikTok el caballo de Troya perfecto para conquistar a esa parte de la juventud sin capital pol¨ªtico, atra¨ªda por los discursos simplones. Como cuenta el periodista Pierre-St¨¦phane Fort en Le grand rempla?ant (¡±El gran sustituto¡±), pr¨¢cticamente nada de lo que hoy constituye la imagen de Bardella en las redes y que genera esa identificaci¨®n por parte de la juventud es verdad. Ni siquiera su sonrisa. Todo ha sido estudiado, ensayado en sesiones interminables de media training para parir el improbable storytelling de un chaval sencillo, sin estudios pero preparado, criado por una madre soltera en la Seine Saint-Denis, una de las banlieues m¨¢s pobres de Francia, y que se lanz¨® en pol¨ªtica porque no soportaba ver a su progenitora perder la salud en un trabajo precario mientras los inmigrantes destru¨ªan el Estado social. Una persona cercana al mundo rural, ecologista y hasta feminista.
Y qu¨¦ m¨¢s da que la realidad sea otra y que Bardella, al ser hijo de divorciados, se haya tambi¨¦n criado con un padre empresario que viv¨ªa m¨¢s que c¨®modamente, que no haya trabajado nunca y lleve viviendo de la pol¨ªtica desde los 19 a?os, que sus abuelos italianos llegasen a Francia con una mano delante y otra detr¨¢s buscando trabajo. A qui¨¦n le importa que Bardella tuviera una cuenta de Twitter, hoy suprimida, en la que insultaba a periodistas y ensalzaba la figura de su ¨ªdolo, Jean-Marie Le Pen, que sea totalmente inculto o que como diputado europeo en un Parlamento donde nadie lo ha visto nunca haya votado sistem¨¢ticamente en contra de las resoluciones a favor de los derechos de las mujeres, de la ecolog¨ªa o del progreso social, prefiriendo defender los intereses de los grandes industriales.
Probablemente, Bardella sea lo m¨¢s parecido a una inteligencia artificial hecha humano. Una ¡°c¨¢scara vac¨ªa¡± movida por el oportunismo, como lo describe nada menos que uno de sus antiguos spin doctors, Pascal Humeau, a punto de ganar las europeas y qui¨¦n sabe qu¨¦ m¨¢s. O sea, un trilero de manual lavando el cerebro a toda una generaci¨®n.