La jubilaci¨®n presidencial
Los lectores escriben sobre la candidatura de Joe Biden, los derechos de las mujeres afganas, la falta de oportunidades laborales y las interacciones telef¨®nicas
No es f¨¢cil ser el l¨ªder dem¨®crata en Estados Unidos, es un partido con muchas corrientes moderadas y radicales y debe atender razonablemente las demandas de todos para que la maquinaria funcione. Las presiones son extenuantes. Joe Biden lo ha sido todo en la alta pol¨ªtica norteamericana, senador durante muchos a?os, dos veces vicepresidente, una vez presidente, negociador, afable con todos, respetuoso del fondo y la forma. Despu¨¦s del debate contra Donald Trump, su entorno y su partido deber¨ªa convencerle de una retirada digna y dejar su puesto a otro candidato. Siempre pens¨¦ que ceder¨ªa la presidencia a Kamala Harris a medio camino d¨¢ndole a EE UU la posibilidad de la primera presidenta de su historia. Quiz¨¢s queda poco tiempo, pero suficiente, para un nuevo candidato apoyado por el aparato y que sepa conseguir nuevos votos, un candidato decente, con sentido com¨²n que sepa gobernar para la m¨¢s amplia mayor¨ªa, respetando las minor¨ªas y transformar los deseos de todos los ciudadanos en pol¨ªticas p¨²blicas y de Estado.
Luis Peraza Parga. San Diego (California, EE UU)
No las olvidemos
Ya no se habla de las mujeres afganas que desde la llegada del r¨¦gimen talib¨¢n han vuelto a ser anuladas hasta el punto de reducir sus derechos al de solo respirar. No pueden estudiar, trabajar, salir solas, ense?ar su rostro... Doy gracias a la vida y a aquellos que con su lucha incansable nos han dejado como herencia una Espa?a ejemplarizante y feminista. Pero no demos nunca por sentada la democracia ni las libertades porque algunas sociedades, como vemos, involucionan. No siempre tiempo pasado fue mejor.
Nani Escobar Ruiz. Alhend¨ªn (Granada)
El m¨¢ster, a la basura
Hoy he vuelto a actualizar mi curr¨ªculum. A estas alturas me conformo con un puesto en el que no tenga que trabajar los domingos y con un salario que me llegue para pagar el alquiler. He tenido que suprimir las l¨ªneas donde dec¨ªa que tengo un grado y un m¨¢ster universitario. Siete a?os de mi vida e innumerables esfuerzos borrados porque, para la mayor¨ªa de los puestos que se ofrecen, estoy sobrecualificada. Hoy, con 26 a?os, recuerdo a la ni?a que fui, a esa a la que sus padres le repet¨ªan una y otra vez que estudiase para tener un futuro garantizado. Lo que antes era un logro ahora es un motivo de descarte en algunos procesos de selecci¨®n. Una generaci¨®n entera se est¨¢ dando de bruces con la pared. Es frustrante.
Alba Garc¨ªa Ruiz. ?cija (Sevilla)
Comunicaci¨®n
La tecnolog¨ªa avanza y de la mano va la comunicaci¨®n entre individuos. Con la mensajer¨ªa instant¨¢nea, la universalizaci¨®n de las llamadas y videollamadas cabr¨ªa pensar que hoy la comunicaci¨®n es m¨¢s fluida; sin embargo, hoy abundan los mensajes cortos y poco personalizados para felicitar cumplea?os o las conversaciones banales. Llamar parece un sacrilegio, y no responder est¨¢ normalizado. Ojal¨¢ recibamos m¨¢s llamadas telef¨®nicas donde tengamos que improvisar una respuesta y menos mensajes autom¨¢ticos que se leen a destiempo y sin inter¨¦s.
Nicol¨¢s Atorrasagasti Garc¨ªa. Madrid