Unidad frente a la extrema derecha
La primera vuelta en Francia marca claramente la ¨²nica estrategia posible para todos los que rechazan un posible Gobierno de Le Pen
La victoria este domingo de Reagrupamiento Nacional con un espectacular 33,5% de los votos, seg¨²n los sondeos, en la primera vuelta de las elecciones legislativas coloca a los partidos del llamado ¡°arco republicano¡± ante sus responsabilidades. O se unen todos en la segunda vuelta del 7 de julio para derrotar al RN de Marine Le Pen, o se arriesgan a abrir la v¨ªa, dentro de una semana, a un Gobierno de extrema derecha en Francia, el primero en la historia elegido democr¨¢ticamente. La reconstrucci¨®n del llamado frente republicano, la forma francesa del cord¨®n sanitario, no deber¨ªa ser dif¨ªcil. Se trata de que, en los distritos donde se han clasificado tres candidatos para la segunda vuelta, y uno de ellos sea del RN, se retire el que menos votos haya obtenido en la primera vuelta de cualquiera de los otros contendientes. Es la manera de concentrar los votos contrarios a la extrema derecha en un solo candidato, y as¨ª tener m¨¢s probabilidades de que gane el esca?o el candidato de izquierdas, centrista o conservador moderado.
A partir de aqu¨ª, las cosas se complican. Primero, porque el cord¨®n sanitario ha perdido fuerza. La extrema derecha ha evolucionado en la ¨²ltima d¨¦cada de forma estrat¨¦gica para generar menos rechazo. En 2002, la Francia de izquierdas vot¨® masivamente al conservador Jacques Chirac para derrotar en la segunda vuelta a Jean-Marie Le Pen. Chirac obtuvo un 82% de votos. Pero en 2022, ante un dilema similar, el actual presidente, Emmanuel Macron, sac¨® un 58% frente a Marine Le Pen, la hija del viejo l¨ªder ultra.
Otro factor que complica la reconstrucci¨®n del frente republicano es que muchos votantes del centro y la derecha moderada, y algunos de sus dirigentes, hacen una equivalencia entre el partido de Le Pen y el de Jean-Luc M¨¦lenchon, l¨ªder de La Francia Insumisa. Su partido es el dominante en la izquierda francesa, agrupada para estas elecciones bajo la marca Nuevo Frente Popular, que obtuvo el 28,5% del voto. Son ¡°los extremos¡±, seg¨²n la expresi¨®n de Macron. Puestos a elegir entre M¨¦lenchon y Le Pen, o a verse obligados a retirar un candidato, prefieren no hacerlo, pues creen que uno es tan nocivo para la democracia y los valores republicanos como la otra.
Afortunadamente, parece existir voluntad de salvar esas diferencias. El presidente Emmanuel Macron, cuya candidatura qued¨® en tercer lugar con un 22,1% de los votos seg¨²n estos sondeos, llam¨® en su primera declaraci¨®n p¨²blica a una ¡°amplia uni¨®n claramente democr¨¢tica y republicana¡±, y tom¨® la alta participaci¨®n (cerca del 70%, la m¨¢s alta desde 1981) como reveladora de que los franceses son conscientes del momento hist¨®rico al que se enfrentan. El Partido Socialista se comprometi¨® a retirar a todos sus candidatos que hayan quedado terceros para concentrar el voto anti Le Pen. En la misma l¨ªnea se expresaron M¨¦lenchon y otros partidos de la coalici¨®n.
Es cierto que M¨¦lenchon, con su agitaci¨®n permanente, su oposici¨®n destructiva y sus ambig¨¹edades en asuntos como el antisemitismo, ha ahuyentado al votante moderado. Hay motivos para pensar que un Gobierno con M¨¦lenchon ser¨ªa problem¨¢tico para Francia y Europa. Pero esta no es la cuesti¨®n hoy. M¨¦lenchon es un l¨ªder debilitado y cuestionado entre sus propias filas, y su partido concurre en una coalici¨®n de izquierdas que incluye fuerzas moderadas como el Partido Socialista. Lo que est¨¢ en juego, que es evitar el acceso de la extrema derecha al poder, exige a centristas y conservadores moderados poner entre par¨¦ntesis las diferencias y apoyar a quien pueda batir a la extrema derecha, venga de donde venga.