C¨ªvico el ¨²ltimo

Hay un interesante hilo de un usuario de X, antes conocido como tuitero, que lleva m¨¢s de un mill¨®n y medio de visualizaciones en un d¨ªa y miles de comentarios y corazoncitos, sin ser ninguna celebridad tiktokera ni contar con una larga ristra de seguidores. Y sin insultar a nadie, ni emplear palabras como sexo o nazi, que siempre garantizan un buen funcionamiento en audiencia y lo peta en el caso de que vayan juntas en un titular o sintagma. No. Es el hilo de un vecino de la catalana L¡¯Hospitalet, de una persona c¨ªvica, que reivindica sus derechos. Se llama Ram¨®n y todo empieza cuando descubre que en su plaza reservada PMR (aparcamiento reservado para personas con movilidad reducida) hay un cochazo estacionado. Tiene esa plaza por las necesidades de su hija, a la que tiene a su cuidado, explica.

¡°Solicito servicio de gr¨²a. 00:42. Vuelvo a reclamar el servicio. Guardia urbana me comunica que no es posible retirar el veh¨ªculo por sus dimensiones¡±, dice en su primer mensaje. Se trata de un Audi Q7 y la gr¨²a municipal no est¨¢ preparada para retirar un veh¨ªculo de esas caracter¨ªsticas. En estos casos, hay que solicitar un servicio externalizado y por la noche no es posible. El hilo contin¨²a: ¡°Si el veh¨ªculo contin¨²a ah¨ª aparcado a las 6 am puedo solicitar el servicio pues ya estar¨¢ operativo. Pregunto si al menos el veh¨ªculo va a ser denunciado. La respuesta es que no, ya que no vale la pena. Es extranjero y no las pagan. Me piden disculpas No pueden hacer nada¡±. Ram¨®n introduce un cu?a reflexiva en el relato de los hechos: ¡°No es un hecho puntual. Es algo que sucede habitualmente. Este mismo jueves estuve esperando m¨¢s de tres horas hasta que retiraron otro veh¨ªculo. Mi plaza est¨¢ situada justo enfrente de un edificio de apartamentos tur¨ªsticos. Parece ser que los ofrecen con aparcamiento¡±. Habla tambi¨¦n del incivismo de la sociedad, de los problemas que acarrea la turistificaci¨®n y gentrificaci¨®n, porque ahora los vecinos ya no se conocen.

A las nueve de la ma?ana, el veh¨ªculo contin¨²a estacionado ¡°con total impunidad¡±. Al final, llega la gr¨²a y justo cuando iba a retirarlo aparecen ¡°por arte de magia¡± los inc¨ªvicos. ¡°Resultado final. Se van sin multa y yo con un cabreo del quince. Hasta la pr¨®xima. Continuar¨¢¡±, apunta Ram¨®n. A continuaci¨®n, se produce un alud de reacciones solidarias, en su inmensa mayor¨ªa, relatos de experiencias similares en otras ciudades e incluso en continentes diferentes. Coinciden en que el incivismo reina a sus anchas, que ser c¨ªvico no cotiza tanto en la sociedad como ser espabilado. Qui¨¦n no ha pecado por su propia comodidad o inter¨¦s. Qui¨¦n no ha puesto a parir a un conductor por saltarse una norma que ¨¦l mismo transgrede con mayor o menor frecuencia. Y por extensi¨®n, qui¨¦n no ha alquilado un apartamento tur¨ªstico en un barrio c¨¦ntrico de una urbe ajena, muy similar, por cierto, al que habita en su ciudad, donde despotrica por la extensi¨®n de los pisos para guiris junto a su casa. Nadie est¨¢ salvo del pecado, de las incongruencias e incoherencias, m¨¢s o menos veniales, pero, ev¨ªtense, al menos, las lecciones y moralinas, dice la m¨¢xima (en realidad, la m¨ªnima) del diletante inc¨ªvico.

Muchos de los comentarios al hilo de Ram¨®n proponen toda una serie de castigos para el coche mal estacionado, que van in crescendo: desde rayarlo (qui¨¦n no he tenido la tentaci¨®n alguna vez) hasta incendiarlo, pasando por pinchar las ruedas, por poner adhesivos de esos que nunca se pueden despegar del todo o, el m¨¢s did¨¢ctico y c¨ªvico de todos: colocar un cartel bien visible recordando que solo el 2% del aparcamiento est¨¢ reservado para movilidad reducida y subrayando que no se trata de ¡°una plaza VIP ni es un privilegio que deseo tener, ?de verdad la necesitas?¡±. Hay quien aprovecha tambi¨¦n para cargar las tintas racistas que Ram¨®n corta en seco y quien de manera inopinada explica t¨¦cnicamente qu¨¦ gr¨²a se necesita para acarrear el coche.