No todo va a ser votar
Hemos naturalizado la excitaci¨®n perenne, instantes decisivos non-stop y alertas activas 24/7. Incluso hemos dado por buena esa idiotez de que todo gesto es pol¨ªtico, y ya no quedan apenas refugios libres de resignificaci¨®n ideol¨®gica
Cantaba el viejo Javier Krahe en una de sus genialidades que no todo va a ser follar. Lo cantaba el viejo Krahe cuando ya era el Krahe viejo, porque esas verdades elementales, como lo de que la vida iba en serio, se empiezan a entender m¨¢s tarde. Lo ¨²nico bueno de la adolescencia es que se pasa ¡ªno para todos: los hay que se encastillan en ella a perpetuidad, combinando la viagra con el sintrom en el pastillero de colores¡ª, llega un momento en que la vida se parece a los campos girondinos que contemplaba Montaigne desde su torre al despertar, y se descubre con alegr¨ªa que no todo va a ser foll...
Cantaba el viejo Javier Krahe en una de sus genialidades que no todo va a ser follar. Lo cantaba el viejo Krahe cuando ya era el Krahe viejo, porque esas verdades elementales, como lo de que la vida iba en serio, se empiezan a entender m¨¢s tarde. Lo ¨²nico bueno de la adolescencia es que se pasa ¡ªno para todos: los hay que se encastillan en ella a perpetuidad, combinando la viagra con el sintrom en el pastillero de colores¡ª, llega un momento en que la vida se parece a los campos girondinos que contemplaba Montaigne desde su torre al despertar, y se descubre con alegr¨ªa que no todo va a ser follar. ¡°Tambi¨¦n habr¨¢ que comprarse unos calcetines ¡ªcantaba Krahe¡ª, tambi¨¦n habr¨¢ que regar esos cuatro tiestos¡±.
Me ten¨ªa yo hecha la ilusi¨®n de que la democracia era a los pa¨ªses lo que la serenidad adulta a las personas, pero llevamos casi una d¨¦cada enlazando plebiscitos, apuestas de todo o nada, refer¨¦ndums, ultim¨¢tums, juicios finales y pactos con Mefist¨®feles, y no todo va a ser votar. ?Qui¨¦n se acuerda de las ¨²ltimas elecciones que solo fueron eso? Unas elecciones sin m¨¢s significado que el de renovar a los representantes, escenificadas sin tragedia ni mesianismo e incluso con su poquito de tedio. Hemos naturalizado la excitaci¨®n perenne, instantes decisivos non-stop y alertas activas 24/7. Incluso hemos dado por buena esa idiotez de que todo gesto es pol¨ªtico, y ya no quedan apenas refugios libres de resignificaci¨®n ideol¨®gica. Todo est¨¢ movilizado y listo para saltar, aunque nadie sepa por qu¨¦ ni hacia d¨®nde, pues la movilizaci¨®n no est¨¢ canalizada por partidos u organizaciones (m¨¢s d¨¦biles que nunca, con sus estructuras conservadoras y socialdem¨®cratas en el desguace), sino por una electricidad ambiental cuyo origen y direcci¨®n no se adivinan. No hay agenda ni prop¨®sito, tan solo peligro, tensi¨®n, acci¨®n, terribilit¨¤. Adolescencia pura.
De tanto asomarnos al precipicio, se nos va a curar el v¨¦rtigo. Pronto olvidaremos c¨®mo era vivir en una democracia aburrida. Por eso hay que aplaudir a las voces que recuerdan que la conversaci¨®n es un fin en s¨ª mismo, no el medio por el que ponemos de rodillas a nuestros adversarios. La democracia no puede ser solo un frente defensivo contra el horror (lo que M¨¢riam Mart¨ªnez-Bascu?¨¢n ha llamado malmenorismo) ni puede vivir en estado de sitio perpetuo. Tampoco puede ser una celebraci¨®n en la plaza ni un suspiro de alivio hasta el pr¨®ximo susto. No todo va a ser votar. Tambi¨¦n habr¨¢ que regar esos cuatro tiestos y comprarse unos calcetines.