Manual para regeneradores
Todos sabemos que el problema versa sobre la desinformaci¨®n, la erosi¨®n institucional, la judicializaci¨®n de la pol¨ªtica y la polarizaci¨®n
El debate sobre la ¡°regeneraci¨®n¡± democr¨¢tica se complic¨® desde que Pedro S¨¢nchez lo bautiz¨® as¨ª. Es un apelativo deficiente: ampar¨® en la historia intentos antipartidistas y afanes de cirujanos de hierro. Mejor hablemos de ¡°rectificaci¨®n¡±, ¡°mejora¡± o ¡°profundizaci¨®n¡± democr¨¢tica.
Conlleva solo una ventaja. Todos sabemos que versa sobre la desinformaci¨®n, la erosi¨®n institucional, la judicializaci¨®n de la pol¨ªtica, la brutalidad polarizadora. Elab¨®rese un buen manual de acci¨®n.
Los ministros Bola?os y Urtasun inician hoy una ronda de contactos para trabar consensos. Tit¨¢nica. Buscan activar una propuesta necesaria, pero equ¨ªvocamente formulada por el poder, desde su inicio: como defensa frente al ¡°fango¡± de la oposici¨®n y reacci¨®n al activismo ultra (pol¨ªtico/judicial) contra la familia del propio presidente. No como una idea abierta para elaborar un libro blanco compartido.
De los factores que urgen a una gran rectificaci¨®n, sobresale la manipulaci¨®n informativa. Es una realidad nueva: siempre existi¨®, nunca a escala tan industrial, ni tan geoestrat¨¦gica. Prueba: Rusia. Segunda prueba: el reglamento europeo sobre la Libertad de los medios de comunicaci¨®n (20 de marzo de 2.024), acordado entre todos, salvo los extremistas.
Un reglamento europeo se aplica directamente y genera efectos directos, no necesita trasposici¨®n ¡ªcomo una directiva¡ª. Eso se explica porque 27 pares de ojos ven m¨¢s que dos.
Es una buena norma: impone transparencia a la propiedad de los medios y a los apoyos p¨²blicos que reciban. Salvo si se auto-traiciona, el conservadurismo espa?ol debe aplaudir su aplicaci¨®n. Pero quiz¨¢ sea insuficiente: c¨®mo llevar esas transparencias a la pr¨¢ctica, con qu¨¦ controles e instrumentos. As¨ª que cabe completarlo.
Pero para ello ser¨ªa p¨¦simo un diktat gubernamental. Una prevenci¨®n sanamente liberal aconseja guardarnos de las improvisaciones de los gobiernos, incluso de los que aprobamos. A m¨¢s reglas, m¨¢s consenso. Sobre todo en asuntos de libertades b¨¢sicas. La de informaci¨®n lo es: la consagra el t¨ªtulo 1 de la Constituci¨®n, dedicado a los derechos fundamentales ¡ªart¨ªculo 20. Son los principios esenciales y las reglas de juego que solo deben modificarse o desarrollarse mediante acuerdo pol¨ªtico muy mayoritario y apoyo social incontestable. En esto, todo con todos. Nada sin los dem¨¢s.
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