Coto a la Luna
Est¨¢n anunciadas 100 misiones a nuestro sat¨¦lite hasta 2030. ?Puede alguien organizar todo este despiporre?
Antes de que dieran comienzo los Juegos Ol¨ªmpicos, una imagen se col¨® en las redes: la luna llena asomando justo por el aro central del emblema ol¨ªmpico de la torre Eiffel. Un amigo me dijo una vez: ¡°Si no veo la luna es que no me hallo¡±. Y me carcaje¨¦ con ganas. Ahora aprecio la espiritualidad c¨®smica de su comentario. Esa esfera de carne luminiscente es una pista que nos da el universo para que entendamos nuestra insignificancia. Muchas veces, juego a que soy una Homo sapiens del Paleol¨ªtico que observa nuestro sat¨¦lite fascinada y rebosante de preguntas.
La luna es de todos los que la observamos. Y cada vez que un pa¨ªs, multimillonario o empresa privada anuncia una misi¨®n espacial a nuestro sat¨¦lite, siento un malestar profundo. No solo por la basura espacial que generamos (much¨ªsima), sino tambi¨¦n por nuestros fracasos en el intento: la sonda rusa Luna-25 acab¨® estrell¨¢ndose contra su superficie; d¨ªas despu¨¦s, la NASA mostr¨® el cr¨¢ter resultante.
Me doy cuenta de los avances que puede haber tras estas iniciativas, pero la raz¨®n principal de mi malestar es que muchas de esas misiones son privadas y sus objetivos se nos ocultan en parte. Hay nada menos que 100 misiones anunciadas a la Luna de aqu¨ª a 2030. ?No pod¨ªa una comisi¨®n de cient¨ªficos de todo el mundo organizar tanto entusiasmo? Ellos podr¨ªan razonar y decidir conjuntamente los objetivos colectivos y poner coto a este despiporre. Bueno, pues justo ayer descubr¨ª que s¨ª, que efectivamente existe algo parecido y que incluso tiene una portavoz: Aarti Holla-Maini, directora brit¨¢nica de la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Ultraterrestre. No es cient¨ªfica ¡ªes abogada y economista¡ª, pero nos vale. Holla-Maini pidi¨® a mediados de junio ¡°cooperaci¨®n¡± para no explotar la Luna como hemos hecho con la Tierra (?es esto un sue?o?). ¡°Con la Luna tenemos la oportunidad de hacer las cosas de otra forma¡±, dijo durante la primera conferencia de Naciones Unidas sobre actividades lunares sostenibles. ¡°Debemos intentar preservar la naturaleza pr¨ªstina de nuestra ¨²nica luna porque solo tenemos una. Podemos hacerlo mejor. No se trata de competir, sino de que colaboraremos para obtener lo mejor de ella¡±, abund¨®.
Cuando lean estas l¨ªneas, me faltar¨¢n pocos d¨ªas para estar de vacaciones, pero en julio me cog¨ª tres d¨ªas libres para llegar a estas alturas del verano sin enloquecer. El destino: una aldea de Soria con vacas, ¨¢rboles, un r¨ªo fresco y un ¨²nico bar. El para¨ªso. En mi objeto port¨¢til de tortura, el m¨®vil, hice una b¨²squeda: ¡°Soria contaminaci¨®n lum¨ªnica observatorio¡±. En esta provincia, m¨¢s que en ninguna otra tiene que haber alg¨²n sitio donde poder reencontrarse con el firmamento, me dije. ¡°Observatorio Astron¨®mico de Borobia¡±, me devolvi¨® Google. ¡°Junto al Moncayo, una regi¨®n especialmente azotada por la despoblaci¨®n, con cielos limpios y oscuros¡±.
Reserv¨¦ una sesi¨®n de observaci¨®n. Las 11 personas que asistimos aquella noche nos sentamos en la peque?a c¨²pula en c¨ªrculo alrededor del telescopio Coyote, de 42 cent¨ªmetros de di¨¢metro. No crean que es poca cosa. Ha logrado fotografiar un cu¨¢sar (una galaxia muy-muy lejana) a 5.000 millones de a?os luz. Me dio calorcito la vieja b¨®veda del observatorio. Hab¨ªa que darle empujoncitos para que la rajita de mel¨®n girara y nos mostrara el cielo abierto. ?bamos pasando por turnos al encuentro de nuestro ratito de intimidad con el universo. Pudimos ver Saturno, que asomaba como una chuche con su anillo, palpable; pod¨ªas sostenerlo como un lacasito. Vimos tambi¨¦n un amasijo de cientos de miles de estrellas que se apreciaba un poco borroso, el c¨²mulo de H¨¦rcules. Y por supuesto, vimos la luna sin Hubbles ni grandes intermediarios. Era ella en directo, ojo-luna, luna-ojo, con su mastod¨®ntica dimensi¨®n y sus cr¨¢teres extraterrestres. Me reconfort¨® este encuentro con mi luna. En Borobia, y hasta que acabe el mes, organizan observaciones todos los d¨ªas.