Las razones de Macron
La convocatoria de elecciones y la designaci¨®n de Barnier como primer ministro son decisiones coherentes
La pol¨ªtica es el arte de hacer lo que se puede con lo que se tiene. Esto implica que nadie obtiene lo que inicialmente quer¨ªa porque ni parte de las condiciones ideales, ni dispone de todas las posibilidades que habr¨ªa deseado. Siempre que juzgamos una decisi¨®n pol¨ªtica hay que tener en cuenta ambas cosas: las opciones de las que se dispon¨ªa y lo que era pol¨ªticamente posible. Lo que califica a los actores pol¨ªticos no es aquello que quieren, sino lo que estar¨ªan dispuestos a considerar como aceptable, eso que llamamos soluciones suboptimales, los compromisos con el adversario que podr¨ªan ace...
La pol¨ªtica es el arte de hacer lo que se puede con lo que se tiene. Esto implica que nadie obtiene lo que inicialmente quer¨ªa porque ni parte de las condiciones ideales, ni dispone de todas las posibilidades que habr¨ªa deseado. Siempre que juzgamos una decisi¨®n pol¨ªtica hay que tener en cuenta ambas cosas: las opciones de las que se dispon¨ªa y lo que era pol¨ªticamente posible. Lo que califica a los actores pol¨ªticos no es aquello que quieren, sino lo que estar¨ªan dispuestos a considerar como aceptable, eso que llamamos soluciones suboptimales, los compromisos con el adversario que podr¨ªan aceptar, lo admisible considerando las circunstancias, la capacidad de elegir no tanto entre el mal y el bien como entre lo malo y lo peor. En pol¨ªtica, como en la vida, lo m¨¢ximo vale menos que lo bueno posible. Pocos casos hay m¨¢s interesantes para juzgar a los pol¨ªticos y a los comentadores que cuanto se ha dicho recientemente acerca de la decisi¨®n de Macron de convocar elecciones primero y designar despu¨¦s a Michel Barnier como primer ministro. Muchos analistas han enjuiciado estas decisiones como si quien las ha tomado tuviera muchas m¨¢s opciones de las que realmente ten¨ªa y fuera posible cualquier cosa.
S¨¦ que con mi opini¨®n contradigo a buena parte de los analistas, pero no voy a decir lo que a mi me hubiera gustado (ni lo que supongo habr¨ªa sido la opci¨®n inicialmente preferida por Macron) sino que pretendo exponer los motivos por los cuales ambas decisiones me parecen razonables desde el punto de vista de la l¨®gica de la segunda mejor opci¨®n. Conoc¨ª a Macron cuando yo era profesor invitado en la Universidad de la Sorbona y ¨¦l se encargaba de los archivos de aquel gran fil¨®sofo que fue Paul Ricoeur. Tuve ocasi¨®n de hablar despu¨¦s con ¨¦l en sus diversos cargos pol¨ªticos y transmitirle mi opini¨®n sobre algunos temas relativos al futuro de la democracia, en Francia y en Europa. Era una persona plenamente consciente de la crisis pol¨ªtica en la que nos encontramos y, aunque no comparto todas las decisiones que ha adoptado, s¨¦ que todas ellas han ponderado con responsabilidad las posibilidades de que dispon¨ªa.
Las elecciones legislativas son convocadas por Macron cuando era previsible una moci¨®n de censura contra el gobierno. El resultado fue un fracaso del partido de extrema derecha, pero Francia era dif¨ªcilmente gobernable con tres bloques tan poco dispuestos a pactar en torno a un second best. El l¨ªder de la coalici¨®n ganadora, Jean-Luc M¨¦lenchon, concibi¨® esa victoria como si dispusieran de una mayor¨ªa absoluta e inst¨® a Macron a nombrar a Lucie Castets, exigiendo adem¨¢s que gobernara con el programa del Frente Popular. Lo de que la izquierda hab¨ªa ganado las elecciones era una afirmaci¨®n discutible seg¨²n que se entienda por ganar unas elecciones. En la primera vuelta, la extrema derecha obtuvo 11 millones de votos, la derecha 3 millones y la izquierda 9 millones (sin contar que de los 6 millones y medio de Macron la mitad son votantes que se consideran de derechas). En la segunda vuelta, la extrema derecha recibi¨® 10 millones de votos, la derecha 2.500.000, Macron 6.300.000 y la izquierda 7 millones.
Sobre esta base, si Macron hubiera designado para ese cargo a Castets, los otros dos tercios de la Asamblea Nacional habr¨ªan hecho caer a ese gobierno inmediatamente. La mejor opci¨®n entonces era que M¨¦lenchon hubiera sido m¨¢s flexible y aceptara un candidato de centro o centro izquierda que pudiera contar con el apoyo de dos tercios de la Asamblea. Dado que es una persona que solo maneja primeras opciones, consider¨® que si no gobernaba alguien salido de las filas de ese tercio ganador, el resultado era que les hab¨ªan robado las elecciones. Ante esta rigidez, Macron, obligado siempre a buscar un primer ministro que no fuera derribado por una moci¨®n de censura al d¨ªa siguiente, design¨® a Michel Barnier, seguramente su segunda o tercera opci¨®n, pues hab¨ªa mostrado sus preferencias iniciales por un candidato de centro izquierda como Cazeneuve (opci¨®n descartada por el Partido Socialista). Como M¨¦lenchon no ha querido ponerle condiciones a Barnier, se las ha puesto Le Pen. Lo que hab¨ªa comenzado por una (relativa) victoria de la izquierda ha terminado siendo una (relativa) victoria de la derecha, en muy buena medida gracias a que la izquierda hizo una mala lectura del resultado electoral y de las opciones reales que ten¨ªa. El resultado de esta ceguera es que el gobierno de Barnier, pese a ser m¨¢s estable que cualquier otra de las posibilidades, podr¨¢ caer en cualquier momento si la derecha del Frente Nacional y la izquierda del Frente Popular se ponen de acuerdo a este respecto. En ese caso, pienso que no volver¨¢ a haber un Frente Popular. Como en pol¨ªtica pasan muchas cosas, el resultado de las elecciones presidenciales de junio de 2027 depender¨¢ mucho de la habilidad de Macron y Barnier, pero tambi¨¦n de que cierta parte de la izquierda aprenda a gestionar sus opciones reales con mayor habilidad.