Valencia en el coraz¨®n
En medio de la desolaci¨®n es el momento de la solidaridad y del arrojo ante el infortunio
Como todos los a?os, al iniciarse el oto?o, la gente del Mediterr¨¢neo sabe que un d¨ªa se abrir¨¢n las compuertas del cielo, comenzar¨¢ a llover con una fuerza inaudita y se llevar¨¢ por delante todo lo que encuentre a su paso. La furia de la riada buscar¨¢ el mismo camino hasta el mar que hab¨ªa seguido durante miles de a?os sin hallar otros obst¨¢culos que los de la propia naturaleza. Pero a lo largo del tiempo los cauces que eran de su exclusiva propiedad se fueron cegando debido a que el desarrollo econ¨®mico le disput¨® su territorio, hasta el punto que en la servidumbre de paso del agua se han levantado pueblos, f¨¢bricas, autopistas e interpuesto millones de autom¨®viles. Se trata de un desaf¨ªo entre los hombres y la naturaleza. Est¨¢ claro que contra la naturaleza no se puede. La tierra, el aire, el fuego y el agua son los cuatro elementos, que seg¨²n Arist¨®teles, conforman la materia que te salva o te mata de forma irracional, pero tambi¨¦n a veces seg¨²n uno se comporte con ella. La tierra que te da de comer con sus frutos, puede aplastarte con un terremoto; el aire con esa brisa tan agradable que respiras puede convertirse en un hurac¨¢n devastador, el fuego que arde en la chimenea es capaz de incendiar los bosques y el agua que bebes puede llevarse por delante tu vida con todos tus enseres. Los cient¨ªficos hab¨ªan advertido con suficiente antelaci¨®n de la tragedia que se avecinaba alrededor de Valencia y no se equivocaron; sin duda algunos pol¨ªticos no han estado a la altura de este cataclismo, pero si alg¨²n miserable trata de sacar partido de esta desgracia echando la culpa al adversario ser¨¢ como uno m¨¢s que aprovecha el caos para realizar un pillaje en un supermercado. En medio de la desolaci¨®n es el momento de la solidaridad y del arrojo ante el infortunio. Con muchas l¨¢grimas los muertos ser¨¢n enterrados, con el tiempo esta tragedia de Valencia ser¨¢ olvidada, y por nuestra parte seguiremos jugando a desafiar a la naturaleza, como siempre, sin haber aprendido nada.
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