Err¨¢tico, oscuro y peligroso
El destino de Ucrania parece sellado con un admirador de Putin en la Casa Blanca
La nueva doctrina nuclear rusa presentada por Vlad¨ªmir Putin y el segundo mandato presidencial de Donald Trump no presagian nada bueno. Rusia, la superpotencia que posee mayor n¨²mero de cabezas nucleares, ha bajado el list¨®n para el uso del arma apocal¨ªptica. Las elementales ideas militares del pr¨®ximo presidente de Estados Unidos, obsesionado por la magnitud del arsenal nuclear y por su capacidad intimidatoria, conducen a abandonar la seguridad de Europa exclusivamente a los europeos y a regresar a una carrera armament¨ªstica al estilo de la Guerra Fr¨ªa y, a la vez, a la proliferaci¨®n nuclear.
Empieza un tiempo ¡°err¨¢tico, oscuro y peligroso¡±, seg¨²n el Bolet¨ªn de los Cient¨ªficos At¨®micos, una publicaci¨®n fundada en 1945, entre otros por Albert Einstein y Robert Oppenheimer. La amenaza nuclear ha gravitado sobre Ucrania desde el primer d¨ªa de la invasi¨®n rusa, agravada ahora por el endurecimiento de la doctrina que facilita su primer uso sin haber mediado antes una agresi¨®n enemiga equivalente. Las reiteradas amenazas de Putin durante los casi tres a?os de guerra han erosionado el tab¨², jam¨¢s vulnerado desde Hiroshima y Nagasaki, y como resultado ya est¨¢ en duda el car¨¢cter exclusivamente disuasivo del arma rusa y empieza a plantearse su utilizaci¨®n t¨¢ctica en respuesta a ataques convencionales.
La nueva doctrina ampl¨ªa la casu¨ªstica para su uso hasta incluir cualquier ¡°amenaza a la soberan¨ªa o la integridad territorial¡±, una circunstancia que formalmente Mosc¨² ya puede argumentar a partir de los ataques a territorios anexionados como Crimea y el Donb¨¢s, la incursi¨®n ucrania de Kursk, o el uso de armas no nucleares sobre territorio ruso proporcionadas por Estados Unidos, Francia y Reino Unido. La nueva doctrina deja al final las manos libres a Putin para que act¨²e a su conveniencia, incluso para mantenerse en el poder. Su mayor novedad es la inclusi¨®n de Bielorrusia en el per¨ªmetro de aplicaci¨®n, como si ya se hubiera producido la plena anexi¨®n y Aleksandr Lukashenko, el dictador bielorruso, fuera un obediente virrey al servicio del Kremlin.
El arma nuclear es el ¨²ltimo y definitivo pelda?o en el escenario de una escalada b¨¦lica entre potencias nucleares o cubiertas por un paraguas nuclear. Si ha servido hasta el momento precisamente para frenarla y disuadir de su uso, ahora el esquema se ha modificado por la posibilidad de su utilizaci¨®n como un arma convencional m¨¢s, tal como ha sido esgrimida por Rusia, subrayada incluso con maniobras militares. Se trata de escalar primero para luego desescalar, es decir, demostrar la capacidad destructiva y la resoluci¨®n de quien la utiliza hasta sentar al adversario en la mesa de negociaci¨®n.
Ahora son tropas de dos potencias nucleares, Rusia y Corea del Norte, las que combaten contra las de una potencia no nuclear como es Ucrania, pa¨ªs que tendr¨ªa todos los motivos para atacar con el arma nuclear si aplicara la doctrina de Putin a su caso y dispusiera de tal arma.
Al contrario de lo que dice la propaganda putinista, Rusia fue la que inici¨® la escalada con la invasi¨®n el 24 de febrero de 2022 y desde entonces ha hecho valer la enorme ventaja asim¨¦trica que le proporciona su extensi¨®n territorial, su mayor demograf¨ªa y capacidad de reclutamiento, la libertad de acci¨®n que cuenta todo poder autocr¨¢tico, el derecho de veto en el Consejo de Seguridad y, sobre todo, el arma nuclear, esgrimida el pasado 21 de noviembre con el lanzamiento sobre Dnipr¨® de un misil hipers¨®nico, dise?ado para transportar y detonar cabezas nucleares. De ah¨ª el peligro de una escalada como la que hay ahora en curso, incluso si su objetivo se limita a mejorar las condiciones de la negociaci¨®n que se prepara bajo los auspicios de Trump, puesto que siempre existe la posibilidad de un error humano o de un accidente, como ser¨ªa la destrucci¨®n fortuita de un dep¨®sito nuclear o un silo en el intercambio de disparos convencionales.
A partir del 20 de enero, el destino de Ucrania parece sellado con alguien en la Casa Blanca que admira a Putin, se cree dotado de poderes superiores para arrancar un acuerdo y est¨¢ ansioso por pasar a la historia por haber evitado la Tercera Guerra Mundial. Trump ser¨¢ quien tomar¨¢ la iniciativa y decidir¨¢. Volod¨ªmir Zelenski deber¨¢ conformarse con renunciar al 20% del territorio y desistir de su candidatura a la OTAN. Adornado con bochornosos y contradictorios elogios a la doctrina Trump, estas son las ideas de Keith Kellog, el general retirado de 80 a?os a quien Trump ha nombrado enviado especial para Ucrania y Rusia. ¡°El presidente Donald Trump tiene tambi¨¦n una estrategia para terminar la guerra que no ha revelado del todo¡±, escribe confiado y triunfalista este militar adulador al servicio de Trump. Tal como se?alan los cient¨ªficos at¨®micos, empieza un tiempo ¡°err¨¢tico, oscuro y peligroso¡±.
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