Los otros europeos
Para quienes necesitan encontrar un chivo expiatorio contra el que dirigir su ira, no importan las ideas, las creencias o el comportamiento de los inmigrantes
Cuenten ustedes cu¨¢ntos millones de europeos habr¨¢ con origen extranjero. Nacidos ellos mismos o sus padres o sus abuelos en otros continentes. Millones de personas que viven y trabajan no deseando otra cosa que la paz y un futuro mejor para sus hijos. Nosotros, los otros europeos, no vinimos aqu¨ª con ning¨²n oscuro objetivo. Y aun as¨ª, cada vez que hay un atentado nos vemos en la obligaci¨®n de dar explicaciones. Cuando los terroristas eran i...
Cuenten ustedes cu¨¢ntos millones de europeos habr¨¢ con origen extranjero. Nacidos ellos mismos o sus padres o sus abuelos en otros continentes. Millones de personas que viven y trabajan no deseando otra cosa que la paz y un futuro mejor para sus hijos. Nosotros, los otros europeos, no vinimos aqu¨ª con ning¨²n oscuro objetivo. Y aun as¨ª, cada vez que hay un atentado nos vemos en la obligaci¨®n de dar explicaciones. Cuando los terroristas eran islamistas, porque compart¨ªamos con ellos un origen religioso, a pesar de que lo suyo ha sido siempre pura y simple ideolog¨ªa que nada tiene que ver con la fe que practican nuestras familias. Es una obviedad esta que hay que repetir una y otra vez, aunque tal insistencia tenga poco efecto.
Ahora se da la iron¨ªa de que en Alemania un hombre ha arrollado un mercado navide?o y, dado que es de origen saud¨ª, la extrema derecha germana sale a las calles a expresar su animadversi¨®n hacia sus vecinos con ra¨ªces en otras latitudes. Con todo el cinismo del mundo, obvian el hecho de que el radicalismo del terrorista en este caso no es islamista, sino que parece beber, seg¨²n su perfil en redes sociales, de la ret¨®rica de la derecha excluyente y xen¨®foba.
As¨ª, nos damos cuenta de que para estos ciudadanos que necesitan una y otra vez encontrar un chivo expiatorio contra el que dirigir su ira no importan las ideas, las creencias o el comportamiento de los inmigrantes. Es decir, los hechos no cuentan. Hay que buscar un culpable de todos los males, hay que tener a alguien contra quien dirigir las peores pasiones.
Yo no soy alemana, pero muchos hombres de la zona del norte de Marruecos de la que vengo pasaron buena parte de su vida trabajando en el pa¨ªs de Angela Merkel. Incluido mi abuelo materno, que fue durante 32 a?os un ¡°trabajador invitado¡±. Por eso la ropa que yo llev¨¦ de peque?a era alemana, y para sus nietos yeddi Mohamed era ¡°el abuelo alem¨¢n¡±.
Pero no s¨¦ para qu¨¦ cuento esto, dado que quienes no se dejan influir por ideolog¨ªas del odio saben perfectamente que la contribuci¨®n de los inmigrantes a la construcci¨®n de esta Europa es fundamental y que nosotros, sus descendientes, somos tan europeos como el resto.
Y para los que nos odian no hay nada que decir, no hay argumentos, no hay datos, porque su profunda animadversi¨®n nada tiene que ver con nosotros, su odio tiene ra¨ªces profundas en su propio ser y ni siquiera necesita que la realidad lo justifique.