El turismo no puede ser solo n¨²meros
El sector tiene que mirar m¨¢s all¨¢ de los r¨¦cords, apostar por la sostenibilidad y colaborar a solventar su impacto en la crisis de vivienda
El turismo volvi¨® a batir en 2024 todos los r¨¦cords en Espa?a desde que hay registros y no parece encontrar techo ni l¨ªmite a su crecimiento tras el par¨®n de la pandemia. Con 94 millones de visitantes extranjeros, un 10% m¨¢s que un a?o antes seg¨²n los datos avanzados por el ministro Jordi Hereu, y 126.000 millones de euros en gasto de esos viajeros (un 16% m¨¢s), el turismo se consolida como el motor de la econom¨ªa espa?ola, donde ya supone alrededor del 13% del PIB. Son cifras espectaculares que han contribuido decisivamente a que Espa?a se situara en 2024 a la cabeza del crecimiento de las grandes econom¨ªas europeas. Pero que obligan, como reconoci¨® el propio Hereu, a transformar el modelo para buscar la calidad sobre la cantidad.
Este es un prop¨®sito formulado recurrentemente por los poderes p¨²blicos y por la industria. El sector se encuentra en proceso de transformaci¨®n. Las fronteras de la estacionalidad, de temporada y de destino, se van diluyendo, como certifica el incremento de turistas y gasto en la denominada Espa?a verde y de interior. Un creciente n¨²mero de viajeros extranjeros vienen atra¨ªdos por experiencias gastron¨®micas y culturales y poco a poco van aumentando los turistas procedentes de destinos lejanos, como Estados Unidos, Latinoam¨¦rica y Asia. Buen ejemplo de los avances en esa evoluci¨®n queda reflejado en el cambio de patr¨®n del empleo tur¨ªstico, que acumula 2,6 millones de afiliados, un 12,7% del total. M¨¢s significativa es la reducci¨®n de la temporalidad, que ha pasado del 36% de los trabajadores en 2019 al 19,4% en 2024.
Pero es necesaria m¨¢s ambici¨®n. El sector debe apostar por la sostenibilidad y ligar el desarrollo de los proyectos hoteleros y de transporte al m¨ªnimo impacto ambiental, apostar por energ¨ªa renovable y optimizar el uso de los recursos ante episodios de sequ¨ªa cada vez m¨¢s habituales. Adem¨¢s, el crecimiento de las viviendas tur¨ªsticas y la masificaci¨®n de algunos destinos est¨¢ provocando un creciente rechazo expresado en manifestaciones de la poblaci¨®n local, en lo que ya se conoce como turismofobia.
Los datos de reservas para los primeros meses del a?o apuntan que la demanda va a continuar en 2025 y que superar los 100 millones de visitantes es una perspectiva realista. Pero los n¨²meros no pueden ser un objetivo por s¨ª solos. Aparte de la sensaci¨®n de masificaci¨®n que desvirt¨²a el atractivo de los principales destinos, el crecimiento est¨¢ alimentando el malestar por su efecto en el encarecimiento disparado del precio de la vivienda, el estrangulamiento de la oferta de alquiler y la expulsi¨®n de los vecinos de las ciudades. El objetivo de la industria y las administraciones tiene que ser ordenar la oferta y poner coto a la sobreexplotaci¨®n tur¨ªstica, cuando no la irregularidad. La m¨¢xima no puede ser presumir de n¨²meros, sino de un modelo que crezca sin imponerse al derecho a la vivienda, la convivencia y la sostenibilidad.