Las fisuras internas de la tribu Trump
Solo una s¨®lida resistencia pol¨ªtica y social de discrepantes y sociedad civil podr¨¢ desafiar la consolidaci¨®n de una terrible autocracia ¡®de facto¡¯
Desde ma?ana mismo, las fisuras internas de la tribu Trump se multiplicar¨¢n. Este augurio no expresa solo un deseo, sino una evidencia hist¨®rica. Afecta a los partidos atrapalotodo, los catch all party, que enhebran y articulan en su interior diversas sensibilidades ideol¨®gicas; de distintos or¨ªgenes territoriales y de clases sociales contrapuestas.
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Desde ma?ana mismo, las fisuras internas de la tribu Trump se multiplicar¨¢n. Este augurio no expresa solo un deseo, sino una evidencia hist¨®rica. Afecta a los partidos atrapalotodo, los catch all party, que enhebran y articulan en su interior diversas sensibilidades ideol¨®gicas; de distintos or¨ªgenes territoriales y de clases sociales contrapuestas.
El mandato Trump.2 gozar¨¢ de esa ventaja inicial, que es, al tiempo, su m¨¢s venenoso riesgo. Y en grado sumo. Las a?ejas ¡°contradicciones objetivas¡± menudean en el bloque social que aup¨® al magnate.
Pocos intereses reales convergen entre oligarcas digitales (o petroleros) y obreros de todo sector; entre especuladores burs¨¢tiles de escr¨²pulo delgado y clase media cultivada de profesionales y acad¨¦micos; entre soterrados fans del Ku Klux Klan y amas de casa de color que esta vez confiaron en quien pretende deportar a sus sobrinos; entre ejecutivos modelnos de la tech californiana y matriceros del autom¨®vil en el cintur¨®n del ¨®xido; entre ¨¢vidos ricos veletas seducidos/arrastrados por el tsunami ultra y financieros a¨²n sujetos a una cierta ¨¦tica protestante.
Es una tribu. Abarca todas las l¨ªneas divisorias. Y como toda agrupaci¨®n l¨¢bil ¡ªcontundente, deshilachable¡ª, su futuro depende de la capacidad del hechicero jefe para perpetuar el encantamiento colectivo. M¨¢s a¨²n cuando la dial¨¦ctica entre dem¨®cratas y conservadores, eje y est¨ªmulo de la democracia americana, se ha trasladado casi enteramente al interior del universo republicano. Solo una s¨®lida resistencia pol¨ªtica y social de discrepantes y sociedad civil cocinera de la cohesi¨®n, hoy diseminada, podr¨¢ desafiar la consolidaci¨®n de una terrible autocracia de facto.
?C¨®mo? Ahondando las fisuras del campo conservador, que suelen separar a republicanos neocl¨¢sicos y trumpistas pata negra. ?Cu¨¢les? Sobre la migraci¨®n, entre el ¨ªmpetu a la deportaci¨®n masiva que propaga el jefe, engarzado con las bases radicalizadas del movimiento Make America Great Again, y la ¨¦lite empresarial tech sedienta de importar ingenieros indios (Elon Musk y cuadrilla).
O el abismo fiscal entre inercialistas confiados en que el d¨®lar fuerte seguir¨¢ financiando el d¨¦ficit, atrayendo a los ricos del mundo a comprar bonos del Tesoro, y quienes temen (hasta el fan¨¢tico Steve Bannon), el estallido de una deuda may¨²scula, que supera los 36 billones de d¨®lares, y propugnan, para evitarlo, aumentar impuestos a la plutocracia y a la empresa.
Y la distancia que separaba hasta ayer, en pol¨ªtica exterior, a Trump y su tipo en Defensa, Pete Hegseth, en agria campa?a contra los aliados europeos; y pragm¨¢ticos atlantistas como su secretario de Estado, Marco Rubio, obsesionado solo por la rival China.
Hay intersticios por los que horadar un bloque de poder, solo en apariencia monol¨ªtico.