Vivir, bailar, es lo que hay
La aventura de la humanidad habr¨¢ sido solo el chisporroteo de una cerilla que prendi¨® un enigm¨¢tico creador frot¨¢ndola en su trasero
Cuando la raza humana desaparezca de la Tierra, se oir¨¢ por todo el mundo, desiertos, selvas, montes y valles, a todos los animales del planeta gritando cada uno en su lengua: ?albricias!. P¨¢jaros de todas clases, jilgueros, mirlos, golondrinas y tambi¨¦n cuervos y otras aves de rapi?a podr¨¢n hacer sus nidos y poner los huevos en la Capilla Sixtina. El Despacho Oval de la Casa Blanca, el trono del palacio de Buckingham o el sill¨®n de oro del Kremlin estar¨¢n ocupados por sucesivas dinast¨ªas de chimpanc¨¦s y visto desde el universo, nadie ser¨¢ capaz de distinguir la diferencia en este cambio de r¨¦...
Cuando la raza humana desaparezca de la Tierra, se oir¨¢ por todo el mundo, desiertos, selvas, montes y valles, a todos los animales del planeta gritando cada uno en su lengua: ?albricias!. P¨¢jaros de todas clases, jilgueros, mirlos, golondrinas y tambi¨¦n cuervos y otras aves de rapi?a podr¨¢n hacer sus nidos y poner los huevos en la Capilla Sixtina. El Despacho Oval de la Casa Blanca, el trono del palacio de Buckingham o el sill¨®n de oro del Kremlin estar¨¢n ocupados por sucesivas dinast¨ªas de chimpanc¨¦s y visto desde el universo, nadie ser¨¢ capaz de distinguir la diferencia en este cambio de r¨¦gimen.Durante su reinado ir¨¢ creciendo la hiedra hasta la rodilla en el asfalto de todas las ciudades, en la Quinta Avenida, en los Campos El¨ªseos, y luego ascender¨¢ por las paredes hasta lo alto de los rascacielos y toda la cultura de nuestra civilizaci¨®n, el Louvre, el Museo del Prado, la Galer¨ªa de los Uffizi, desaparecer¨¢ bajo las ruinas.
La aventura de la humanidad habr¨¢ sido solo el chisporroteo de una cerilla que prendi¨® un enigm¨¢tico creador frot¨¢ndola en su trasero. Tarde o temprano esto suceder¨¢ y ya no tendr¨¢ sentido haber esculpido el David de Miguel ?ngel, haber escrito el Quijote, ni haber pintado La Gioconda. Todo habr¨¢ sido un juego vano de unos seres que se creyeron dioses. Pero tal vez, cuando la humanidad desaparezca, la belleza quedar¨¢ a salvo en suspensi¨®n en el aire y los vencejos la llevar¨¢n en el pico gritando.
Heidegger dijo que el-hombre-es-un-ser-para-la-muerte. Lo escribi¨® as¨ª, formando una sola palabra. A este mundo hemos venido a morirnos. Este es el ¨²nico destino de la humanidad, por tanto, nuestra esencia consiste en nuestra existencia, en ese baile absurdo al que hemos sido invitados por el azar. Mientras est¨¢s vivo, te toca bailar, eso es lo que hay. Unas veces suena el vals y otras el saxo del payaso. En el mejor de los casos el triunfo es ese laurel que crece en una grieta inasequible del acantilado con el que ser¨¢s coronado durante la ca¨ªda.