Fin de una era en directo en el Despacho Oval
El intercambio entre Trump y Zelenski es el emblema de una nueva ¨¦poca en la que Europa debe hallar con urgencia la fortaleza para evitar la subyugaci¨®n imperialista
El intercambio entre Volod¨ªmir Zelenski, Donald Trump y J. D. Vance este viernes en el Despacho Oval de la Casa Blanca, en directo y delante de los periodistas, es el impresionante emblema del fin de una era. Se trata de la brutal constataci¨®n del abrupto viraje de EE UU, en la sustancia y en la forma, con respecto a lo que ha sido en los ¨²ltimos 80 a?os.
El significado es claro. No asistimos solo a un alejamiento estadounidense de Europa, a una discrepancia de intereses y valores. Los europeos afrontamos la disposici¨®n de EE UU a causarnos da?os letales en medio de una entente con otras potencias imperialistas. El pa¨ªs que desde el otro lado del Atl¨¢ntico Norte, con muchos y graves defectos, hab¨ªa al cabo garantizado la seguridad de la parte del continente con la que ten¨ªa una alianza, es ahora promotor de pol¨ªticas que abren riesgos inmensos para los europeos. Es una potencia imperialista caprichosa que exige sumisi¨®n, pleites¨ªa, aceptaci¨®n con la sonrisa de pr¨¢cticas extractivistas. Una que vota con Rusia, Bielorrusia y Corea del Norte en la ONU. Eso es lo que est¨¢ detr¨¢s del intercambio del Despacho Oval.
Ya no hay tiempo. La nueva era irrumpe a velocidad vertiginosa. Es una en la que las potencias recurren de forma descarnada al abuso de distintas formas de poder para afirmar sus intereses. Europa debe reaccionar y no tiene el lujo del medio plazo.
Hay dos planos. En primer lugar, Ucrania, por supuesto, tiene todos los visos de quedar abandonada por Washington. Si ya las se?ales previas eran l¨²gubres, ahora este choque en directo con un l¨ªder eg¨®latra como Trump promete venganza y revancha contra Kiev. Ante esa realidad, se plantea el terrible dilema: ?aceptar los t¨¦rminos de su capitulaci¨®n que dictar¨¢n de com¨²n acuerdo Trump y Putin? ?O seguir luchando para intentar defender su soberan¨ªa e independencia con el exiguo apoyo que puede proveer Europa? ?Qu¨¦ querr¨¢ Kiev? ?Qu¨¦ queremos y qu¨¦ estamos dispuestos a hacer los europeos para apoyarla?
Es un dilema terrible porque los europeos podemos poner medios financieros para suplir la retirada del apoyo estadounidense, pero, como es notorio, no tenemos capacidad de producci¨®n de armamento suficiente en cantidades y adecuada en calidades en varios segmentos como para compensar. Adem¨¢s, por supuesto, no disponemos de las capacidades de inteligencia fundamentales para respaldar la acci¨®n b¨¦lica y que esta sea eficiente. Y la alternativa es terrible, porque Putin no conceder¨¢ un acuerdo a Trump que implique solo cesiones territoriales y renuncia a la OTAN por parte de Kiev. Requerir¨¢ una capitulaci¨®n.
Pero, en segundo lugar, se perfila un plano complicad¨ªsimo para el resto de Europa. Porque est¨¢ claro que Trump no tiene ning¨²n inter¨¦s en garantizar seguridad a los europeos. Lo que busca es solo resarcimiento para los esfuerzos pasados, extracci¨®n de beneficios en una l¨®gica colonial, interferencias en favor de sus correligionarios ultraderechistas.
El trumpismo est¨¢ escenificando en directo, como en un reality show, un cambio de ¨¦poca hist¨®rico. La realidad es inequ¨ªvoca. Pudo constatarse con el asombroso discurso de Vance en M¨²nich, en el que sostuvo que la mayor amenaza para Europa no son los tanques de Putin, sino la manera en la que las democracias europeas desoyen o ¡ªa su juicio¡ª censuran las opiniones de sus correligionarios ultraderechistas. Esa realidad fue descrita correctamente por Friedrich Merz la noche de su victoria electoral: Europa debe forjar su independencia. Los europeos estamos en el men¨² de las potencias imperialistas. Por si hab¨ªa duda alguna acerca de la urgencia, ha llegado un mensaje inequ¨ªvoco desde el Despacho Oval. Hay que repensar por completo nuestro lugar en el mundo, con valent¨ªa.
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