Trump cambia de bando
El presidente de Estados Unidos deja solas a Ucrania y a Europa frente a Rusia tras d¨¦cadas de alianza estrat¨¦gica
No conocemos los detalles del plan de paz de Donald Trump para Ucrania, pero, despu¨¦s de una semana desastrosa para las relaciones transatl¨¢nticas, podemos decir que es un fracaso para el pueblo ucranio, para Europa y para el derecho internacional. La ceremonia de intimidaci¨®n con que la Casa Blanca recibi¨® este viernes al presidente Zelenski culmin¨® una deriva marcada por un hito hist¨®rico: las votaciones del lunes en la ONU, cuando Washington y Mosc¨² exhibieron una nueva alianza en la que Trump se alinea abiertamente con el r¨¦gimen de Putin frente a la UE y a los pa¨ªses democr¨¢ticos. El cambio de posici¨®n de EE UU respecto a quienes, durante 80 a?os, han sido sus aliados pasa, de entrada, por asumir los argumentos inventados por el Kremlin para justificar la invasi¨®n.
Bastan actitudes tan agresivas y arrogantes como las de Donald Trump y su vicepresidente, J. D. Vance, para echar a perder el empe?o de varios l¨ªderes europeos y de la diplomacia ucrania en pos de un acuerdo justo de alto el fuego. Por m¨¢s que Emmanuel Macron y Keir Starmer desplegaran esta semana todas sus habilidades diplom¨¢ticas en sus visitas a la Casa Blanca, las rentas de la prudencia se han ido por el desag¨¹e ante la ira que en el magnate republicano despert¨® el coraje de Zelenski en su defensa de la verdad. A saber, que fue Rusia la que empez¨® la guerra y que de poco le servir¨¢ a Kiev pactar con Mosc¨² sin la garant¨ªa de que Putin cumplir¨¢ lo pactado. La pol¨ªtica de hechos consumados que Trump trata de imponer a Zelenski se parece mucho a un cheque en blanco para el l¨ªder ruso.
El desastre al que hemos asistido esta semana es a¨²n m¨¢s profundo que la brecha entre la soberbia de Trump y Vance y la educada sinceridad de Zelenski. El plan de Trump empez¨® de la peor manera posible: con la entrega a Rusia de todas las bazas negociadoras. La urgencia exhibida por la Casa Blanca contrasta con la parsimonia del Kremlin, sin prisa por terminar una guerra de desgaste que siempre ser¨¢ cara para un contendiente democr¨¢tico y barata para una dictadura.
Todo lo que Putin demandaba parece dispuesto a conced¨¦rselo Trump: Ucrania no ingresar¨¢ en la OTAN, Rusia se anexionar¨¢ las provincias ocupadas y no habr¨¢ soldados estadounidenses en territorio ucranio. Adem¨¢s, se levantar¨¢n las sanciones a Rusia, que se reincorporar¨¢ al G-7. Como ya hizo el lunes en la ONU, Washington defender¨¢ a Mosc¨² en los foros internacionales durante el proceso. La rehabilitaci¨®n del invasor frente a la humillaci¨®n del invadido.
Un ¨²nico mecanismo asegura la conformidad de Kiev: el acuerdo de explotaci¨®n conjunta de los recursos minerales de Ucrania preparado por la Casa Blanca, una extorsi¨®n que Zelenski est¨¢ dispuesto aceptar a cambio de una sola contrapartida: la garant¨ªa de que Putin no romper¨¢ el alto el fuego bajo amenaza de represalias por parte de europeos y estadounidenses. Todos los esfuerzos de Macron, Starmer y Zelenski se dirig¨ªan a este objetivo de mantener un hilo de conexi¨®n transatl¨¢ntica que impida que Rusia utilice la paz para rearmarse y, como en otras ocasiones, continuar su expansionismo. Ni siquiera eso parece posible.
Si nada se mueve en Washington, queda ya en manos de Europa proporcionar la garant¨ªa que Ucrania necesita, sin reparar en gastos ni en riesgos, algo que repercutir¨¢ inevitablemente en la vida de los europeos. El tono de la reuni¨®n que el premier brit¨¢nico ha convocado para este domingo en Londres con los l¨ªderes del continente dar¨¢ la medida de si, por fin, se hace acuse de recibo p¨²blico de la soledad en la que EE UU deja a Ucrania y a Europa frente a Putin y se formula el imprescindible discurso pol¨ªtico dirigido a unas opiniones p¨²blicas que tienen que ser conscientes del cambio profundo que experimenta el mundo, su mundo.