La humillaci¨®n como t¨¢ctica
Si Europa no se prepara para lo peor y si no permanece unida la ¨²ltima fortaleza de los ideales democr¨¢ticos y liberales de Occidente podr¨ªa caer en manos de Trump o de su aliado Putin
El primer comentario de Trump al darle la bienvenida a Zelenski fue para burlarse de su atuendo. El presidente de EE UU le dijo al presidente de Ucrania bien alto, en el tono m¨¢s ir¨®nico posible y de modo que lo oyera todo el mundo: ¡°?Mira, viniste vestido de fiesta!¡±. Luego, ya en el sancta sanctorum del Despacho Oval, se le dio la palabra a un periodista alineado con la despectiva molestia de su amo. Esta fue su pregunta: ¡°?Por qu¨¦ no vienes de traje? Est¨¢s en la oficina de m¨¢s alto nivel en este pa¨ªs y te has negado a llevar traje. ?No dispones de un traje?¡±. Lo inaceptable, en el ambiente preparado para humillarlo, fue que Zelenski no se amilan¨® ante esta pregunta ni ante la andanada de desplantes que vino despu¨¦s. ¡°?Tienes alg¨²n problema con eso?¡±. Y el periodista adiestrado: ¡°Muchos en EE UU tenemos problemas con quien no respeta el c¨®digo de vestimenta del Despacho Oval¡±. Respuesta: ¡°Volver¨¦ a ponerme el disfraz cuando termine esta guerra, quiz¨¢ con un traje como el tuyo. Tal vez algo mejor, ya veremos. O quiz¨¢ m¨¢s barato¡±.
Zelenski lleva tres a?os vistiendo as¨ª y con ese atuendo visit¨® a Biden en la misma oficina, a Macron en el Eliseo, al rey Carlos III del Reino Unido, al rey Felipe II, etc. y ninguno de ellos hab¨ªa tenido la desfachatez de meterse con su ropa. Todos saben que hay un motivo v¨¢lido para vestir as¨ª, y es muy simple: el presidente de Ucrania, mientras se encuentra en el ambiente seguro y elegante de la diplomacia internacional, quiere ser solidario con los soldados que est¨¢n en las trincheras y que llevan tres a?os muriendo por defender a su pa¨ªs. Pero no, ante el nuevo monarca del mundo ten¨ªa que vestirse de corbata, ojal¨¢ tan larga hasta cubrir las pudendas, como le gusta a ¨¦l. Claro que esto es apenas un detalle menor, como es un detalle menor que tanto Trump como Vance, al hablarle a Zelenski, lo se?alaran todo el tiempo con el dedo ¨ªndice extendido. Estas son solo formas; mucho m¨¢s grave es el fondo de la cuesti¨®n, es decir, las palabras y gritos de rega?o, amenaza y humillaci¨®n.
Humillar al m¨¢s d¨¦bil es siempre una verg¨¹enza y, al menos en las personas con una brizna de empat¨ªa, genera indignaci¨®n. Jugando de locales, recibiendo a un l¨ªder y antiguo aliado invitado por ellos, dos contra uno en su propio patio y en su propia lengua, dos de los hombres m¨¢s poderosos del mundo reconvienen, desprecian y se?alan en p¨²blico a un hombre bajito y valiente (para colmo jud¨ªo), pero tambi¨¦n, no lo olvidemos, a uno que ha plantado cara a otro de los supuestos amos del mundo, Vlad¨ªmir Putin, y que ha sabido defenderse de ¨¦l durante tres a?os de lucha heroica por mantener la independencia de su pa¨ªs, Ucrania, y por defender los valores y libertades que Occidente defiende, o que al menos hasta hace poco defend¨ªa.
Pero no, el desobediente Zelenski ¡°se porta mal¡± (no firma un cese al fuego sin garant¨ªas que EE UU le quer¨ªa imponer), seg¨²n Trump, mientras por otro lado se dedica a elogiar a Putin porque no es d¨¦bil y ¡°se porta bien¡±. Y este que tan bien se porta es un aut¨®crata que asesina periodistas independientes, que defenestra o envenena a adversarios pol¨ªticos y que, en nombre de la verdad, obliga a sus conciudadanos a referirse a su guerra y a su invasi¨®n como ¡°operaci¨®n militar especial para desnazificar a Ucrania¡±. Y a Zelenski, por el valiente gesto de no obedecer al hombre m¨¢s poderoso del mundo en todo lo que ¨¦l quiera, se lo invita a salir de la Casa Blanca sin firmar otro pacto ya acordado (humillante tambi¨¦n) y sin permitirle estar presente en la rueda de prensa que suele haber al final de estas visitas.
Intimidar, asustar, humillar, amenazar como t¨¢ctica de negociaci¨®n es el modus operandi constante de Trump. Igual t¨¢ctica ha usado con M¨¦xico, con Canad¨¢, con Panam¨¢ y por supuesto con Ucrania. Le sigue el turno a la Uni¨®n Europea. Si Europa no se prepara para lo peor y si no permanece unida para no dejarse amedrentar por quien se cree que puede dar ¨®rdenes al mundo entero, la ¨²ltima fortaleza de los ideales democr¨¢ticos y liberales de Occidente (la UE) podr¨ªa caer en manos de Trump o de su aliado Putin, o a¨²n peor, de los dos al mismo tiempo. Es necesario oponerse con entereza y serenidad a la peor amenaza que ha habido contra los valores m¨¢s esenciales de nuestra cultura desde la derrota de las potencias de ese eje que ahora, entre berridos y saludos romanos, parece resucitar.
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