Uni¨®n de europeos por Ucrania
La cumbre de Londres devuelve la esperanza de que los aliados no queden al margen de las conversaciones de paz entre Trump y Putin
La cumbre urgente celebrada este domingo en Londres para abordar la situaci¨®n de Ucrania es un paso en la direcci¨®n correcta: la de conformar una voluntad pol¨ªtica europea que tome la iniciativa y contenga el impacto de las despreciables maniobras trumpistas. Una veintena de l¨ªderes se reu?ni¨® en la capital brit¨¢nica y emiti¨® mensajes necesarios y positivos. En primer lugar, el apoyo sin fisuras a Ucrania frente al bochornoso trato dispensado a su presidente, Volod¨ªmir Zelenski, en la Casa Blanca. En segundo, la configuraci¨®n de una din¨¢mica de trabajo de geometr¨ªa variable que ser¨¢ indispensable para garantizar la seguridad de Europa m¨¢s all¨¢ de la impredecible actitud de Estados Unidos.
El encuentro tuvo adem¨¢s un efecto ben¨¦fico en el plano emocional, cuya importancia no debe minusvalorarse. Era preciso abrazar a Zelenski. Y tambi¨¦n lo era verse, reunirse, demostrar que los aliados lo siguen siendo despu¨¦s del episodio del Despacho Oval. Pero hubo m¨¢s que mensajes simb¨®licos. Hubo elementos concretos ¡ªel anuncio de nueva ayuda brit¨¢nica¡ª; hubo promesas valiosas ¡ªla disposici¨®n de la presidenta de la Comisi¨®n, Ursula von der Leyen, a trabajar para fortalecer las defensas de Ucrania hasta convertirlas en un ¡°puercoesp¨ªn de acero¡±¡ª, y hubo un avance hacia una nueva pol¨ªtica europea de reacci¨®n al shock trumpista.
En esa nueva geopol¨ªtica ser¨¢ necesario trascender el per¨ªmetro de la UE. Aunque es deseable que esta tenga el m¨¢ximo protagonismo, conviene asumir que la Uni¨®n puede hacer mucho en el plano econ¨®mico, pero tiene sus l¨ªmites en muchos otros: por sus competencias actuales, por la quinta columna que suponen algunos miembros (empezando por la Hungr¨ªa de Orb¨¢n) y porque EE UU no la reconoce como interlocutora. Por ello, es necesario un dise?o alternativo que desarrolle al m¨¢ximo las posibilidades de la UE, pero que incluya a otros actores con sus propias capacidades: por supuesto el Reino Unido, pero tambi¨¦n Canad¨¢ y Turqu¨ªa, presentes en la reuni¨®n de este domingo.
El momento es grave. Urge evitar que Ucrania sea vendida en un pacto sin escr¨²pulos entre Trump y Putin. Esto requiere sin demora una acci¨®n que cortocircuite la din¨¢mica transaccional entre EE UU y Rusia y que logre reconducir la negociaci¨®n hacia un marco razonable. Puede que ese escenario tenga que contemplar como mal menor la p¨¦rdida de territorio por parte de Kiev, pero debe preservar la soberan¨ªa y la seguridad de la Ucrania no ocupada. A la vista de la lentitud institucional de los Veintisiete, es sensato que un grupo de pa¨ªses capitaneado por las dos potencias nucleares de la Europa libre ¡ªReino Unido y Francia¡ª tome la iniciativa en aspectos pol¨ªticos, diplom¨¢ticos y militares.
La tarea es ardua, pero no existen muchas alternativas. Primero hay que evitar ¡ªcon nueva ayuda¡ª que Ucrania se derrumbe. Segundo, hay que ganarse un lugar en la negociaci¨®n mediante el apoyo renovado a Kiev y a la creaci¨®n de capacidades militares disuasorias. Un acuerdo de paz que no cuente con Europa resultar¨ªa insostenible.
Cuantos m¨¢s europeos manifiesten la voluntad pol¨ªtica de sostener ese esfuerzo, mejor. No es necesario definir ahora un eventual env¨ªo de tropas para mantener una paz que a¨²n no existe. Lo imperativo es tomar medidas concretas y apoyar tanto a Ucrania como a los l¨ªderes europeos con capacidad real de hacer valer los intereses y valores de Europa. Pese a la indignaci¨®n, es imprescindible seguir dialogando con EE UU. Pero desde una posici¨®n reforzada. Algo que la cumbre de Londres contribuye a propiciar.