?Por qu¨¦ le ha funcionado a Macron no hacer campa?a?
El ¨¦xito de la estrategia del dirigente franc¨¦s en la primera vuelta puede significar su fracaso en la segunda
El 10 de abril, los franceses acudieron a las urnas para determinar qui¨¦nes se ver¨ªan las caras en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas. Parad¨®jicamente, una primera vuelta similar a la de 2017 ¡ªcon Emmanuel Macron con un 27,6% de los votos, Marine Le Pen 23% y Jean-Luc M¨¦lenchon 22%¡ª nos deja una segunda vuelta muy diferente. Si bien es probable que Emmanuel Macron revalide, por primera vez en 10 a?os existen sondeos y mercados predictivos que sugieren la posibilidad de que Le Pen pueda llegar al El¨ªseo.
Ante el auge de la extrema derecha, hemos visto a un Macron ausente de la campa?a, neg¨¢ndose a participar en ning¨²n debate y permitiendo que la extrema derecha imponga los temas. Esta ha sido una apuesta muy arriesgada que, sin embargo, contrariamente a lo que muchos analistas predec¨ªan, la estrategia de Macron le ha salido bien. Macron se ha quedado, con un 27,6%, en la parte alta de la horquilla que le daban las encuestas. ?Por qu¨¦ ha funcionado su estrategia?
La estrategia ten¨ªa tres pilares. El primero: dar un giro a la derecha para atraer a esa mitad del electorado de Val¨¦rie P¨¦cresse que dec¨ªa que le votar¨ªa en segunda vuelta. A primera vista y sin los microdatos disponibles todav¨ªa, dada la ca¨ªda abismal de Los Republicanos y el aumento de Macron, parece que le ha funcionado. El giro a la derecha del Gobierno de Macron en pol¨ªtica fiscal (eliminando el impuesto a las fortunas), en pol¨ªtica migratoria (uno de sus ministros lleg¨® incluso a acusar a Le Pen de ser demasiado blanda con el islamismo) y en su uso del lenguaje clasista ha preparado esa estrategia durante los ¨²ltimos cinco a?os. La ca¨ªda de P¨¦cresse se enmarca en un proceso de d¨¦cadas de decadencia de los partidos tradicionales, ya que en Francia, como en otros pa¨ªses europeos, se est¨¢ recomponiendo el sistema de partidos en una estructura tripartita compuesta por un centro neoliberal (Macron), una derecha nacionalista (Le Pen y ?ric Zemmour) y una izquierda soberanista (M¨¦lenchon). Macron jug¨® a polarizar el electorado de P¨¦cresse entre ¨¦l y la extrema derecha y, al parecer, la maniobra le ha salido bien.
El segundo pilar es el m¨¢s problem¨¢tico desde el punto de vista de la salud democr¨¢tica de Francia y consiste en no hacer campa?a. Macron se dej¨® guiar por el principio de que la mejor campa?a ser¨ªa aquella que no pareciese una y se escud¨® en la gesti¨®n de la guerra de Ucrania para justificar su ausencia. No hacer debates ha evitado confrontar a Le Pen y Zemmour con sus relaciones con Vlad¨ªmir Putin y ha permitido que la candidata de Reagrupaci¨®n Nacional use la guerra de Ucrania para hablar sobre la p¨¦rdida de poder adquisitivo y profundizar en su estrategia de moderaci¨®n. Sin embargo, Macron confi¨® en el ¡°efecto bandera¡± de la guerra de Ucrania y en evitar las cr¨ªticas directas sobre su pol¨¦mica gesti¨®n del Gobierno, lo que quiz¨¢ habr¨ªa alienado a su electorado m¨¢s a la izquierda.
El tercer pilar es confiar, como en el cuento de Pedro y el lobo, en el miedo a que viene el lobo de la extrema derecha para movilizar el voto ¨²til en torno a su candidatura. En este sentido, que Le Pen se acercase tanto en las encuestas en los ¨²ltimos d¨ªas le puede haber beneficiado para activar a todo el electorado que pensaba quedarse en casa porque el resultado estaba predicho de antemano.
Sin embargo, el ¨¦xito de la estrategia en la primera vuelta puede significar su fracaso en la segunda, ya que las fortalezas de estos pilares son debilidades en la segunda vuelta. En primer lugar, hoy en d¨ªa el lobo da mucho menos miedo que antes. El proceso de d¨¦diabolisation en el que se embarc¨® Le Pen hace a?os, a trav¨¦s del cual sustituy¨® el ultracatolicismo y racismo expl¨ªcitos de su padre por una reapropiaci¨®n de los principios republicanos, tales como el uso del laicismo para antagonizar a la comunidad musulmana francesa, ha cosechado sus frutos. Adem¨¢s, concentrarse en c¨®mo la guerra de Ucrania afectar¨ªa al poder adquisitivo de los franceses y proponer medidas para paliar esta ¡°prioridad nacional¡± le ha permitido erigirse como una de las candidatas que se ve m¨¢s competente de solucionar la que, seg¨²n las encuestas, es la principal preocupaci¨®n de los franceses. Al final, Le Pen ha comprendido que el discurso nacionalista es m¨¢s efectivo cuando se usa como marco para hablar de problemas cotidianos que cuando se convierte en un tema en s¨ª mismo.
Asimismo, la irrupci¨®n del polemista ?ric Zemmour ha acelerado ese proceso de normalizaci¨®n al pasar a ocupar la posici¨®n de radical de derecha, pese a que program¨¢ticamente no se diferencien tanto. Esto le ha permitido a Le Pen lograr una imagen de moderaci¨®n por comparaci¨®n. Estas dos tendencias se han traducido en los resultados de algunos sondeos que han sugerido niveles de confianza y popularidad muy altos para Le Pen.
En segundo lugar, muchos franceses, especialmente los de izquierda, se han dado cuenta de que Pedro les ha mentido demasiadas veces. Macron se present¨® como un renovador ¡°ni de izquierdas ni de derechas¡±, pero durante su mandato, redujo el impuesto a los ricos, las desigualdades han aumentado, adopt¨® posturas de la extrema derecha en temas de inmigraci¨®n y reprimi¨® con fuerza a los movimientos de las clases populares como los chalecos amarillos. Adem¨¢s, su gesti¨®n de la covid se fundament¨® en imponer medidas impopulares y hablar de ¡°joder¡± a una poblaci¨®n cuyas reservas contra las vacunas est¨¢n marcadas por la clase social. Todo esto ha provocado que entre la mitad y un tercio de los votantes de M¨¦lenchon se vaya a abstener en la segunda vuelta y en que casi un tercio se est¨¦ planteando votar a Le Pen. No est¨¢ claro, por tanto, que los votantes de izquierda que Macron necesita vayan a movilizarse a su favor.
Se espera una campa?a para la segunda vuelta completamente distinta, una en la que ambos candidatos apelen al electorado de izquierdas, pero a trav¨¦s de caminos distintos. Le Pen profundizar¨¢ su estrategia obrerista, de apelar a las necesidades econ¨®micas de los obreros y asalariados que han sufrido con las medidas de Macron. En su discurso del domingo, Le Pen apel¨® al Estado protector, a luchar contra el poder del dinero, a reconstruir las fracturas del pa¨ªs y a la solidaridad con los m¨¢s desfavorecidos. Macron, por su parte, apel¨® a las preferencias de los votantes melenchonistas en temas ¡°culturales¡± aludiendo al ecologismo, al humanismo frente a la guerra de Putin y a la lucha contra la xenofobia de la extrema derecha. Sin embargo, desdibujar su giro a la derecha en solo dos semanas parece una tarea complicada. La estrategia de Macron le ha salido bien para la primera vuelta, pero puede volv¨¦rsele en contra en la segunda.
Como en la historia de Pedro y el lobo, Macron ha usado demasiadas veces el miedo a que venga el lobo, y los electores de izquierda se han dado cuenta de que Pedro no es tan bueno con las ovejas como se supon¨ªa. En dos semanas, las y los ciudadanos franceses tendr¨¢n que decidir si vuelven a confiar en Pedro o si apuestan por el lobo.
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