Es hora de que las Naciones Unidas intervengan
Dado que la OCDE es incapaz de reformar el sistema fiscal, los Gobiernos deben abordar el problema de los para¨ªsos fiscales, el abuso de los impuestos por parte de las empresas multinacionales y otros flujos financieros il¨ªcitos
Nuestro sistema fiscal global no est¨¢ roto, est¨¢ programado para fallar. Durante d¨¦cadas, el car¨¢cter progresivo del sistema fiscal internacional se ha visto erosionado, con los grupos de presi¨®n empresariales y las elites nacionales que se resisten a dar las respuestas necesarias a los desaf¨ªos que plantea la globalizaci¨®n. La pandemia ha puesto de manifiesto la gravedad del costo que conlleva el fracaso.
Desde 2013, la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) ha sido el foro elegido por el grupo de pa¨ªses del G-20 para reformar el sistema fiscal internacional. Reconociendo ser percibida como un ¡°club de naciones ricas¡±, la OCDE ha tratado de involucrar a los pa¨ªses en desarrollo dentro de un ¡°marco inclusivo¡±. Si bien los 137 pa¨ªses y jurisdicciones miembros tienen cada uno un asiento en la mesa de negociaciones, en la pr¨¢ctica las decisiones han sido tomadas por los pa¨ªses del G-7. No es de extra?ar, pues, que los resultados no sean nada inclusivos.
Los planes publicados por la OCDE en octubre muestran que es incapaz de llevar a cabo las urgentes reformas fiscales que el mundo necesita. Las propias cifras de la organizaci¨®n son prueba suficiente. La OCDE eval¨²a las p¨¦rdidas de ingresos debidas a los cambios en los beneficios de las empresas en unos 240.000 millones de d¨®lares al a?o (200.000 millones de euros). La reforma que propone ahora reducir¨ªa esas p¨¦rdidas entre 5.000 y 12.000 millones de d¨®lares, es decir, s¨®lo entre el 2% y el 5% del problema. En euros, entre 4.000 y 10.000 millones.
El mundo est¨¢ perdiendo ingresos de m¨¢s de 360.000 millones de euros anuales debido al abuso fiscal internacional. El equivalente al sueldo anual de 34 millones de enfermeras
El elemento positivo es que el proceso de la OCDE ha dejado claro que existe un consenso mundial en favor de un impuesto m¨ªnimo efectivo y de un cambio hacia la imposici¨®n de las multinacionales en funci¨®n del lugar en el que emplean personal, dirigen oficinas y f¨¢bricas y venden bienes y servicios, en lugar de en el que aparcan marcas y alquilan direcciones.
Es hora de que la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas (ONU) intervenga, y no hay nada ut¨®pico en ello. Durante los ¨²ltimos ocho meses, un grupo de expertos independientes, reunidos en el Grupo de Rendici¨®n de Cuentas, Transparencia e Integridad Financiera de las Naciones Unidas (FACTI, por sus siglas en ingl¨¦s), ha realizado un trabajo impresionante en la identificaci¨®n de una amplia gama de lagunas y defectos en la arquitectura fiscal mundial.
La idea es que una convenci¨®n de las Naciones Unidas tome forma como herramienta ¨²nica para abordar de manera integral los para¨ªsos fiscales, el abuso de los impuestos por parte de las empresas multinacionales y otros flujos financieros il¨ªcitos. Al mismo tiempo, el comit¨¦ t¨¦cnico fiscal de la ONU ha presentado una propuesta m¨¢s concreta y mucho m¨¢s sencilla para gravar a las empresas digitales que cualquier otra que surja del proceso de la OCDE.
Por supuesto, los principales miembros de la OCDE ya han indicado su oposici¨®n a que la ONU desempe?e un papel significativo en materia de impuestos. Pero el hecho de que la OCDE no haya encontrado soluciones reales podr¨ªa inducir a algunos de ellos a cambiar de opini¨®n. Y est¨¢n bajo presi¨®n: una encuesta reciente realizada en siete pa¨ªses l¨ªderes (Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Polonia, los Pa¨ªses Bajos y el Reino Unido) muestra niveles impresionantes, entre el 87% y el 95% de apoyo a los responsables pol¨ªticos para tomar medidas en¨¦rgicas contra las empresas que utilizan para¨ªsos fiscales.
Si todav¨ªa es temprano para festejar el gran retorno del multilateralismo, la victoria del dem¨®crata Joseph Biden al menos insin¨²a la reanudaci¨®n del compromiso de los Estados Unidos con las instituciones internacionales. Esta es una buena noticia para la lucha contra el cambio clim¨¢tico y contra la pandemia de la covid-19. El comercio mundial tambi¨¦n podr¨ªa beneficiarse de una era menos conflictiva. Los impuestos podr¨ªan ser la pr¨®xima frontera.
Es de sentido com¨²n que los Estados no pueden funcionar sin recursos. Y si todav¨ªa se necesitaran pruebas, la crisis sanitaria acaba de aportarlas, al arrojar luz sobre el grave impacto de la falta de financiaci¨®n de la salud y los servicios p¨²blicos, no solo en los pa¨ªses de bajos ingresos, sino tambi¨¦n en los m¨¢s ricos. Los Gobiernos de todo el mundo han abierto sus arcas en un intento de proteger los empleos, las empresas, la salud y los medios de vida, y de poner en marcha un proceso de recuperaci¨®n. Todo esto tiene un costo, y ya es hora de que tambi¨¦n asuman el control de los recursos m¨¢s evidentes que se les escapan: la evasi¨®n de impuestos por parte de los individuos m¨¢s ricos y las multinacionales.
El mundo est¨¢ perdiendo ingresos de m¨¢s de 427.000 millones de d¨®lares ¨Ccasi 360.000 millones de euros¨C anuales debido al abuso fiscal internacional, seg¨²n el informe Estado de Justicia Fiscal 2020 lanzado conjuntamente por Tax Justice Network, la Internacional de Servicios P¨²blicos y la Alianza Global para la Justicia Fiscal. A nivel mundial, esta enorme suma representa m¨¢s de 34 millones de sueldos anuales de enfermeras. Para Espa?a, las p¨¦rdidas representan el 5,04% del presupuesto de salud del pa¨ªs, que pagar¨ªa por m¨¢s de 107.000 enfermeras cada a?o. Un esc¨¢ndalo en un contexto de escasez generalizada de estas sanitarias en todo el pa¨ªs que podr¨ªa provocar el agotamiento del personal y poner en peligro la seguridad de los pacientes.
Las ideas que impulsaron el optimismo original en torno a las reformas de la OCDE no han desaparecido. Simplemente no es el foro adecuado. Sin la distracci¨®n causada por la obstrucci¨®n sistem¨¢tica de los Estados Unidos, las Naciones Unidas tienen que asumir finalmente su papel de foro mundial para las negociaciones sobre los derechos fiscales mundiales que, con el tiempo, deben realizarse.
Alex Cobham es Director Ejecutivo de Tax Justice Network.
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