La m¨²sica de la Familia Grande: 15 migrantes cuentan su historia a ritmo de ¡®trap¡¯ y ¡®afrobeat¡¯
Varios adolescentes que llegaron a Espa?a como menores no acompa?ados preparan un audiolibro y un concierto repleto de canciones propias. Narraciones de amor, desamor, ¨¦xodos y nostalgia que mezclan testimonios de todo el continente africano
Nota a los lectores: EL PA?S ofrece en abierto todo el contenido de la secci¨®n Planeta Futuro por su aportaci¨®n informativa diaria sobre la Agenda 2030, la erradicaci¨®n de la pobreza y la desigualdad global. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscr¨ªbete aqu¨ª.
Nkayndjock Stanis entra a la sala de ensayos como si una legi¨®n de fans esperaran ansiosos la primera canci¨®n de un concierto. Empu?a el micr¨®fono ¨Cenvuelto en un pl¨¢stico azul desechable para evitar contagios¨C como un MC (maestro de ceremonias, como se llaman los int¨¦rpretes de rap) profesional y va calentando motores. ¡°Yo, yo, you feel me?¡±, rapea mientras se mueve entre la decena de m¨²sicos que tocan en la Escuela de M¨²sica Creativa y que hoy sirven de banda del artista camerun¨¦s de 20 a?os. Stanis le canta a la superaci¨®n y a la espiritualidad al ritmo que marca el teclado, la bater¨ªa y un par de guitarras. Solo el saxo le roba algo de protagonismo. Desde febrero, el cantante y otros 14 j¨®venes extranjeros ensayan para el concierto que celebrar¨¢n, si las medidas sanitarias lo permiten, el pr¨®ximo 17 de diciembre. Este proyecto de la Fundaci¨®n M¨²sica Creativa, en colaboraci¨®n con la Obra Social La Caixa y la Fundaci¨®n Ra¨ªces, tiene un objetivo claro: explotar la diversidad cultural a trav¨¦s de la m¨²sica y crear una comunidad libre de racismo y condescendencia.
¡°No se trata de componer m¨²sica desde la pena o el paternalismo¡±, explica Laura Poggio, la directora de la Fundaci¨®n M¨²sica Creativa, ¡°La idea es que un grupo de m¨²sicos m¨¢s o menos formados compongan y mezclen lo que cada uno lleva dentro¡±. La flautista pretende con la iniciativa que el ocio para estos menores y j¨®venes extranjeros tambi¨¦n est¨¦ sobre la mesa: ¡°Son adolescentes. Adem¨¢s de sus situaciones personales, necesitan lo mismo que los chicos de aqu¨ª: estar con sus amigos, conocer cosas nuevas, divertirse¡¡±, dice desde el vestuario de la escuela.
Desde aqu¨ª se oyen los pasos apresurados de una sala a otra y puertas que, al abrirse, regalan un breve tr¨¢iler de lo que llevan meses preparando. Todos ellos est¨¢n siendo o han sido atendidos por la Fundaci¨®n Ra¨ªces. La organizaci¨®n, teniendo en cuenta el perfil de los chicos, seleccion¨® a un peque?o grupo para la iniciativa; generalmente los que ya ten¨ªan alg¨²n v¨ªnculo con la m¨²sica. Mar¨ªa Areces, coordinadora del programa de asistencia jur¨ªdica especializada en menores y j¨®venes, lamenta que a pesar de su corta edad, no hayan podido haber disfrutado de una infancia tranquila: ¡°Todos ellos llegaron a Espa?a siendo menores extranjeros no acompa?ados. Cuando intentaron acceder a sus derechos, como la protecci¨®n otorgada por la Administraci¨®n y las comunidades, en muchos casos se les neg¨®. Este proyecto les otorga un espacio a la diversi¨®n que no les es muy com¨²n¡±. Precisamente por toda la historia que les une, han decidido llamar al proyecto ¡®Familia Grande¡¯.
Todos ellos llegaron a Espa?a siendo menores extranjeros no acompa?ados. [...] Este proyecto les otorga un espacio a la diversi¨®n que no les es muy com¨²nMar¨ªa Areces, coordinadora del programa de asistencia jur¨ªdica, Fundaci¨®n Ra¨ªces
El periplo de la mayor¨ªa de ellos se extiende entre dos y tres a?os, desde que salen de sus casas con 11 o 12 a?os. ¡°Dejan atr¨¢s a sus familias, cruzan desiertos andando, se exponen a riesgos en pateras¡ y cuando llegan aqu¨ª, en muchos casos, tienen que afrontar las pol¨ªticas de extranjer¨ªa que perpet¨²a la vulneraci¨®n de sus derechos¡±, critica Areces.
¡°No somos delincuentes¡±
Yaya Kone, de 18 a?os, le canta a su madre, a quien echa mucho de menos. Es de Costa de Marfil y hace un par de a?os que sali¨®. Kone reconoce que se encontr¨® en Espa?a con una realidad muy diferente a la que esperaba: ¡°Yo me imaginaba que aqu¨ª ¨ªbamos a poder estudiar y que ser¨ªa m¨¢s sencillo encontrar trabajo y tener oportunidades. Pero no est¨¢ siendo nada f¨¢cil¡±. Sin embargo, lo que m¨¢s le preocupa es el racismo: ¡°Se habla de nosotros como si fu¨¦ramos delincuentes. Y no lo somos. Alguno habr¨¢, como tambi¨¦n hay delincuentes espa?oles. Pero la mayor¨ªa somos chicos que salimos porque no podemos quedarnos en nuestros pa¨ªses¡±.
Areces reconoce que le sorprende mucho lo conscientes que son del ¡°dibujo que la sociedad hace de los menores extranjeros no acompa?ados¡±. ¡°Saben lo que se dice de ellos, los ataques que reciben y la idea equivocada que muchos espa?oles tienen al respecto, por eso lo plasman es sus canciones¡±. Aunque muchas le hablan al amor y al desamor, la a?oranza, el racismo y el esp¨ªritu de superaci¨®n est¨¢ inscrito en la mayor¨ªa de letras. Todas ellas se contar¨¢n en un audiolibro y en un documental que preparan ambas entidades colaboradoras.
Laura Poggio est¨¢ ilusionada y no lo esconde. Se pasea por las dos salas habilitadas para los ensayos sin quitar los ojos de los chicos a los que aplaude canci¨®n tras canci¨®n. En su m¨®vil almacena decenas de v¨ªdeos y fotos desde el inicio del proyecto y le es inevitable hablar del progreso y de la ilusi¨®n de todos ellos. ¡°No sabes lo emocionante que es que alguno de estos chicos quiera dedicarse en el futuro a la m¨²sica¡±, cuenta con los ojos llorosos, ¡°Yo me dedico a esto y ver crecer estas ganas me toca especialmente¡±.
¡°One, two, one, two, three, four¡±. El tempo lo marca uno de los profesores, acerc¨¢ndose al micr¨®fono. Anas Boussedra, Hamza Minarou y Oussama Chrgui El Hemiani arrancan a cantar justo despu¨¦s. La canci¨®n se llama El desaf¨ªo, ¡°lo que es cada paso de la vida¡±, aclara este ¨²ltimo. Chrgui escribi¨® tambi¨¦n la letra de Solo, en la que habla de los viajes que todos cargan en sus espaldas: ¡°La diferencia entre nosotros y el p¨¢jaro es que este vuela para poder emigrar y nosotros emigramos para poder volar¡±. Boussedra se equivoca y pide disculpas: ¡°No me sale muy bien¡±, repite en ingl¨¦s y muy t¨ªmido mientras recupera la letra que tiene guardada en el m¨®vil. Miriam Garc¨ªa, saxofonista de 20 a?os, despega sus labios del instrumento y le anima: ¡°No qued¨® mal. Probamos de nuevo, Anas¡±.
Garc¨ªa empez¨® a los ocho a?os en una escuela del barrio. Poco a poco, se introdujo en el mundo del jazz. Lo que ella describe como ¡°enamorarse¡±. Este es su segundo a?o de estudio de la Escuela de M¨²sica Creativa Superior. Cuando le avisaron del proyecto no dud¨® en apuntarse. ¡°Mi madre es gitana y me siento muy identificada con las historias de muchos de ellos¡±, cuenta al final del ensayo. ¡°Adem¨¢s, no solemos tener acceso a estos estilos tan diferentes. Es una oportunidad para aprender. La m¨²sica si no sirve para transmitir estos mensajes, ?para qu¨¦ est¨¢?¡±.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.