Adi¨®s al hiyab en las aulas del pa¨ªs con m¨¢s musulmanes del mundo
Los ministerios de Educaci¨®n y Cultura, Interior y Asuntos Religiosos de Indonesia han firmado un decreto que permite a las alumnas y profesoras decidir si quieren llevar el velo o no en la escuela
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¡°No puedes salir de casa si no te pones el hiyab¡±. Nadya cuenta que escuchaba esta frase en boca de su madre cuando part¨ªa por la ma?ana para ir a su escuela en el oeste de la isla de Java, una de las m¨¢s conservadoras del pa¨ªs. El hiyab, el velo utilizado para cubrir la cabeza, el cuello y el pecho por muchas mujeres indonesias, fue obligatorio para ella desde que comenz¨® la escuela secundaria, y aquella chica, que ahora tiene 26 a?os, recuerda esa etapa con bastante disgusto. En sus a?os de estudiante, la madre de Nadya sol¨ªa decirle que naci¨® con la piel amarilla brillante y por eso deb¨ªa permanecer cubierta en clase, al ser de tez muy clara en comparaci¨®n con la chica indonesia com¨²n.
Cuando Nadya se quitaba el pa?uelo en clase, siempre ten¨ªa problemas. Sus amigos le apodaron como kerudung dusta (la mentirosa del hiyab), un juicio y etiqueta bastante aterradora cuando eres un adolescente, porque tu vida parece girar alrededor de tus compa?eros y la escuela. Los profesores tambi¨¦n la intimidaron algunas veces, acumulando malos puntos en su informe escolar, e informando a sus padres de haberse quitado el velo.
Como opina Anindya Restuviani, directora de programas de la Asociaci¨®n Feminista de Yakarta, la capital indonesia, la obligaci¨®n de llevar el hiyab en las aulas, ¡°es la encarnaci¨®n de c¨®mo el patriarcado cree que la mujer no debe tener autoridad corporal, hasta el punto de regular qu¨¦ ponerse o qu¨¦ no usar¡±.
Por este motivo, desde su grupo, apoyan el reciente decreto aprobado por el Gobierno para dejar de obligar a las ni?as y profesoras que vistan el pa?uelo en la escuela. Una norma aprobada el pasado tres de febrero, cuando el ministro de Educaci¨®n y Cultura, el ministro del Interior y el ministro de Asuntos Religiosos tomaron la determinaci¨®n de que cualquier alumno o profesor puedan elegir las prendas que quieren llevar en clase, sean o no atributos religiosos.
El nuevo decreto establece que las estudiantes podr¨¢n elegir llevar una falda larga y una camisa de manga corta o larga, con o sin pa?uelo
Restuviani cree que este es un movimiento ¡°correcto¡±, teniendo en cuenta que la aplicaci¨®n del c¨®digo de vestimenta ¡°es incorrecta en primer lugar, y no solo discriminatoria, sino tambi¨¦n sexista¡±. La decisi¨®n pone fin, legalmente, a este abuso en las aulas que ha tenido lugar durante dos d¨¦cadas, exigiendo tanto a las alumnas y profesoras que lo utilicen, como en el caso de Nadya.
Seg¨²n la ONG Human Rights Watch, desde 2001 se han adoptado m¨¢s de 60 ordenanzas locales y provinciales para hacer cumplir lo que los funcionarios locales asignaron como la ¡°ropa isl¨¢mica para mujeres musulmanas¡±. Una regulaci¨®n nacional de 2014 reconoci¨® que vestir el hiyab no era un requerimiento legal, pero incluso as¨ª, estudiantes y profesores cristianos, o de otras religiones, hab¨ªan sido obligadas a llevarlo hasta ahora.
Andreas Harsono, investigador de esta organizaci¨®n desde Indonesia, aplaude la nueva iniciativa y explica que podr¨ªa ¡°tener un gran impacto si se aplica de manera consistente¡±, ya que afectar¨¢ a ¡°millones de ni?as escolares en un total de 300.000 escuelas estatales en Indonesia¡±, a?ade. ¡°Estamos hablando de al menos 15 millones de escolares que est¨¢n bajo las reglas obligatorias de llevar el hiyab, si asumimos que una escuela tiene un promedio de mil estudiantes¡±, asegura.
En junio, el regente de Central Lombok instruy¨® a todas las funcionarias musulmanas a usar un ¡®niqab¡¯, en lugar de una mascarilla, para luchar contra el coronavirus
El nuevo decreto establece que las estudiantes podr¨¢n elegir llevar una falda larga y una camisa de manga corta o larga, con o sin pa?uelo. Las profesoras tambi¨¦n podr¨¢n dejar de llevarlo, si lo desean, en su puesto de trabajo.
Ciertamente, habr¨¢ algunos desaf¨ªos. Usman Hamid, director del movimiento Amnist¨ªa Internacional Indonesia, se?ala que el alcalde de Pariaman, una ciudad del oeste de Sumatra, por ejemplo, ya ha expresado su negativa a implementar el decreto en su regi¨®n.
Por otro lado, el decreto solo cubre las escuelas p¨²blicas que est¨¢n bajo la gesti¨®n de los gobiernos locales y el Ministerio de Educaci¨®n y Cultura, con lo cual, no tiene efecto sobre las escuelas y universidades estatales isl¨¢micas dependientes del Ministerio de Asuntos Religiosos.
Tambi¨¦n excluye a Aceh, una provincia extremista que se encuentra en el noroeste de la isla de Sumatra y que tiene una mayor autonom¨ªa que otras del pa¨ªs. Es la ¨²nica que oficialmente sigue una versi¨®n de la sharia.
La llegada del nuevo decreto se aceler¨® tras un esc¨¢ndalo que tuvo lugar en enero protagonizado por un cristiano que hab¨ªa grabado a un profesor de escuela de la ciudad de Padang, en el oeste de Sumatra, pidi¨¦ndole que hiciera que su hija, tambi¨¦n cristiana, vistiera un hiyab. Un hecho que la escuela admiti¨® y que le hab¨ªa sucedido a m¨¢s de 20 estudiantes m¨¢s.
Este no es el ¨²ltimo esc¨¢ndalo que sucede en Indonesia en pocos meses. En junio Moh Suhaili Fadhil Thohir, el regente de Central Lombok, una regencia de la provincia indonesia de West Nusa Tenggara, instruy¨® a todas las funcionarias musulmanas a usar un niqab, un velo que cubre el rostro, en lugar de una mascarilla, para luchar contra el coronavirus.
Las mujeres comenzaron a comprar esta prenda y en julio decenas de funcionarias participaron por primera vez en una asamblea multitudinaria con este atuendo. Thohrir aplaudi¨® el cumplimiento y recomend¨® al resto a hacer un esfuerzo por llevarlo. Los grupos de mujeres y derechos humanos se pusieron las manos a la cabeza ejerciendo mucha presi¨®n. Desde entonces, no se ha planteado de nuevo.
Con la llegada del nuevo decreto, los gobiernos locales y los directores de escuela deben revocar de cualquier reglamento el hiyab obligatorio antes del cinco de marzo. A partir de entonces, se impondr¨¢n sanciones a cualquier jefe de gobierno local o director de escuela que lo incumpla.
Los activistas como Harsono, de Human Rights Watch, se?alan que la forma como se implementar¨¢ esta nueva regulaci¨®n ser¨¢ clave y ser¨¢ importante, tambi¨¦n, contar con el correcto funcionamiento del servicio de l¨ªnea directa que el Ministerio de Educaci¨®n ha puesto en disposici¨®n de las alumnas y profesoras para que puedan informar si los directores de escuela no siguen las normas.
El seguimiento no solo deber¨¢ hacerse en las ciudades, remarca Restuviani, de la Asociaci¨®n Feminista de Yakarta. Su grupo ha visto que muchas de la vestimenta tambi¨¦n tienen lugar en las grandes ciudades urbanas de Indonesia.
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