Aceh no es lugar para ligar
En el extremo oeste de Indonesia se practica una versi¨®n rigurosa de la sharia. Los j¨®venes han de conciliar sus inquietudes con la ley isl¨¢mica
Fajran Zain a¨²n recuerda los d¨ªas en que los j¨®venes amantes de la provincia de Aceh, en Indonesia, pod¨ªan sentarse juntos y ver una puesta de sol sin tener que preocuparse por la polic¨ªa religiosa. Esta provincia del extremo oeste es la ¨²nica donde se practica oficialmente la ley sharia en el pa¨ªs, un controvertido c¨®digo legal isl¨¢mico que se introdujo por primera vez en 2001, despu¨¦s de que la capital, Yakarta, otorgara m¨¢s autonom¨ªa a la regi¨®n en un intento por apaciguar a los rebeldes que estaban librando una insurgencia de larga duraci¨®n. Tras el acuerdo, el cine y el karaoke est¨¢n prohibidos y para los j¨®venes es casi imposible tener citas.
Los castigos para estos supuestos "delincuentes" van m¨¢s all¨¢ de una rega?ina por parte de sus padres o de una simple advertencia de las autoridades: las parejas que no est¨¢n casadas y son sorprendidas en un gesto cari?oso o cogidas de la mano pueden ser flageladas docenas de veces en p¨²blico. Ocurri¨®, por ejemplo, en enero de 2019, cuando dos adolescentes de 18 a?os fueron azotados 17 veces delante de una marea de espectadores frente a la mezquita de la capital de la provincia, Banda Aceh. Su delito hab¨ªa sido abrazarse. Consumir alcohol, las relaciones sexuales fuera del matrimonio, el adulterio, la homosexualidad o el juego tambi¨¦n se sancionan.
Quiz¨¢s la peor parte de esto para los j¨®venes sea la verg¨¹enza p¨²blica. Los azotes se llevan a cabo frente a las mezquitas, donde grandes multitudes se re¨²nen y hacen fotos de las personas que son castigadas por un hombre encapuchado y armado con una ca?a de rat¨¢n. Las im¨¢genes luego aparecen en las redes sociales y en los peri¨®dicos. Los grupos internacionales de derechos humanos han condenado repetidamente esta pr¨¢ctica e incluso el presidente de Indonesia, Joko Widodo, ha pedido acabar con ella en algunas ocasiones. Pero en Aceh, el 98% de sus cinco millones de residentes practica el Islam. Con m¨¢s de 219 millones de musulmanes? ¡ªel 87% de la poblaci¨®n¡ª, Indonesia es el pa¨ªs del mundo con m¨¢s seguidores de esta religi¨®n.
En Aceh los intentos de cambiar la forma en que se aplica la sharia no han avanzado mucho
Las restricciones a las que se enfrentan los acehneses depende de d¨®nde vivan. En Banda Aceh, la situaci¨®n "se ha relajado un poco" desde que se eligi¨® un nuevo alcalde en 2017, seg¨²n Zain, de 30 a?os, que trabaja como analista pol¨ªtico de la ONG Aceh Institute en la ciudad. Con la anterior alcaldesa, los movimientos de las mujeres estaban muy restringidos, con un toque de queda parcial impuesto en 2015 que dictaba que deb¨ªan estar en casa antes de las once de la noche para ¡°reducir la violencia sexual¡±, dice Zain. En otra parte de la provincia, en el distrito de Bireuen, una norma introducida en septiembre de 2018 proh¨ªbe que los hombres y las mujeres cenen juntos a menos que est¨¦n casados o sean familiares, para asegurarse de que las mujeres se "comporten mejor", seg¨²n declaraciones de un funcionario del distrito publicadas por The Guardian.
Una restricci¨®n igualmente mis¨®gina introducida en el norte de Aceh en 2013 hizo que las mujeres no pudieran conducir motocicletas a horcajadas, excepto en un caso de "emergencia". El alcalde de Lhokseumawe, la segunda ciudad m¨¢s grande de la provincia, se?al¨® que tal prohibici¨®n era necesaria porque "las curvas del cuerpo de una mujer son m¨¢s visibles" si viajan de este modo.
Al igual que muchos de los ciudadanos de Aceh, Cut Famelia, de 28 a?os, apoya en gran medida la sharia, pero no las advertencias que emiten las autoridades y la presi¨®n ejercida sobre las mujeres, que pueden ser embarazosas algunas veces. Mensajes oficiales como "si te vistes as¨ª, entonces no amas a tu padre" se han distribuido en el pasado, mientras que un cartel colocado en un cruce importante de Banda Aceh avisa de que si un hombre que no sea el esposo ve un solo mech¨®n de pelo de la mujer, el castigo ser¨¢ de 70.000 a?os en el infierno.
No es de extra?ar tampoco que, como dice Famelia, las personas en Aceh ¡°no est¨¦n familiarizadas¡± con aplicaciones para ligar, como Tinder. Si dos j¨®venes deciden quedar, tienen que hacerlo en un lugar concurrido, como una cafeter¨ªa, para compartir una bebida sin alcohol y evitar tener problemas, expresa esta mujer. Ella, pese a lucir con orgullo un hiyab como un signo de su fe, cuestiona a las autoridades por obligar a que todas las mujeres se cubran.
Bajo la ley de la sharia, no solo las mujeres se enfrentan a la persecuci¨®n: la comunidad LGBT de Aceh tambi¨¦n se ha convertido en un objetivo en los ¨²ltimos a?os. En 2017, una pareja de homosexuales fue perseguida por una pandilla de vigilantes y recibi¨® 85 latigazos cada uno, desatando muchas cr¨ªticas dentro y fuera de Indonesia.
Sin embargo, no es solo en Aceh que el conservadurismo isl¨¢mico parece estar en aumento. Existen evidencias como el encarcelamiento del gobernador de Yakarta o de una budista por quejarse de que los cantos de una mezquita sonaban a un volumen muy alto que demuestran que la religi¨®n de l¨ªnea dura est¨¢ arraigando en otras partes del pa¨ªs, haciendo tambalear el lema nacional de Indonesia: "unidad en la diversidad".
Hombres y mujeres no pueden cenar juntos a menos que est¨¦n casados o sean familiares
El exgobernador cristiano de Yakarta, Basuki Ahok Tjahaja, fue encarcelado dos a?os en 2017 por blasfemia contra el islam en un caso que fue ampliamente visto como un pulso contra el pluralismo religioso. Su sentencia fue precedida por manifestaciones masivas en la capital organizada por el Frente de Defensores Isl¨¢micos que atrajeron a m¨¢s de 100.000 personas.
En Aceh los intentos de cambiar la forma en que se aplica la sharia no han avanzado mucho. El a?o pasado, el gobernador de la provincia trat¨® de eliminar los azotes dentro de las c¨¢rceles y fuera de la vista p¨²blica, provocando quejas de grupos isl¨¢micos que organizaron protestas frente a su oficina porque ellos creen que las flagelaciones tienen efecto disuasorio.
Las voces conservadoras tambi¨¦n tienden a recibir m¨¢s publicidad en los medios de comunicaci¨®n que las progresistas, por lo que pocas personas son alentadas a hablar activamente. Seg¨²n los activistas consultados, algunas personas temen compartir algunas ideas. Pero hay excepciones. Un grupo basado en Aceh que se llama a s¨ª mismo Red de la Sociedad para el Cuidado de la Ley Isl¨¢mica tiene unos 30 miembros y est¨¢ tratando de efectuar un cambio.
Seg¨²n el acad¨¦mico Fuad Mardhotillah, quien est¨¢ en la junta asesora del grupo, el problema subyacente con los castigos de la sharia es que "son una mala interpretaci¨®n del Islam", criticando abiertamente al Gobierno por preocuparse por las personas ¨²nicamente ¡°cuando est¨¢n saliendo o bebiendo¡±. El grupo ha publicado varios folletos y regularmente organiza seminarios, "pero pocas personas en Aceh prestan atenci¨®n a estos temas", lamenta Mardhotillah.
Para los progresistas como ¨¦l, que esperan revertir el curso de la historia, el futuro parece complicado. Andreas Harsono, investigador de Human Rights Watch con sede en Yakarta y autor de Raza, Islam y Poder: Violencia ¨¦tnica y religiosa en Indonesia despu¨¦s de Suharto, dice que eliminar la sharia una vez que ha sido impuesta es casi imposible, porque cualquier persona que lo intente es acusada de ¡°cometer blasfemia contra el islam¡±. ?l predice que incluso los ni?os nacidos hoy ser¨¢n "afortunados" si la sharia desaparece mientras ellos vivan.
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