Las tejedoras mayas que defienden sus creaciones como memoria hist¨®rica y modelo de desarrollo
Desde 2003 mujeres de distintas partes de Guatemala se organizan para conseguir el reconocimiento de sus derechos como guardianas del conocimiento ancestral y de sus obras textiles. Ya han logrado integrarse en alcald¨ªas ind¨ªgenas de ocho municipios
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La cosmovisi¨®n maya se basa en la dualidad de la existencia: el d¨ªa y la noche, el Sol y la Luna, la Tierra y el Cielo. Estos son elementos que son mencionados siempre al inicio de las ceremonias de fuego que los gu¨ªas espirituales (Aj¡¯quij) realizan, a modo de agradecimiento y reconocimiento de que nada puede existir por s¨ª solo, y que cada elemento vivo en el Universo depende de otro de igual importancia.
Y eso aplica, como no pod¨ªa ser de otra manera, a la vida humana. Para los mayas, tanto el hombre como la mujer tienen designado un papel espec¨ªfico en el entramado social, que busca, sobre todo, la fortaleza comunitaria y el desarrollo del individuo en comuni¨®n con lo que le rodea. Las mujeres son las encargadas de traspasar el conocimiento basado en la tradici¨®n ancestral, es decir, la relaci¨®n con la familia, la naturaleza y la comunidad. El hombre es quien trabaja la tierra y provee de alimento al n¨²cleo familiar.
Pero la humanidad ha cambiado mucho desde esos tiempos ancestrales, y la funci¨®n dom¨¦stica de la mujer ya no es vista por s¨ª misma como un valor, sino como una limitante para su desarrollo individual. En ello ha influido el escaso acceso que las poblaciones ind¨ªgenas tienen a oportunidades como educaci¨®n, salud, acceso a tierra y puestos de representatividad social y pol¨ªtica.
Seg¨²n el informe Situaci¨®n y condici¨®n de las mujeres ind¨ªgenas de Guatemala, publicado por Naciones Unidas en 2018, el promedio de escolaridad de una ind¨ªgena que vive en el ¨¢rea rural es de un a?o. De cada 10 ni?as, solo tres alcanzan el tercer grado de primaria y dos llegan a sexto grado. Solamente 31 de cada 100 mujeres de pueblo originarios saben leer y escribir. ¡°Por el simple hecho de no tener un t¨ªtulo universitario, nos dicen que no trabajamos, que no hacemos nada; pero al contrario, una mujer que trabaja en casa, ayuda en el campo, al esposo y en todos los sentidos a atender al hogar, y tambi¨¦n dedicarse al arte del tejido¡±, explica Mar¨ªa Elena Curruchiche, Maya Kaq¡¯chiquel, integrante del Consejo de Tejedoras de San Juan Comalapa, una poblaci¨®n al occidente de Guatemala, y del Movimiento Nacional de Tejedoras.
Este movimiento, que agrupa a m¨¢s de 30 organizaciones diferentes, pertenecientes a 18 de 21 grupos ling¨¹¨ªsticos que habitan en Guatemala, naci¨® con el objetivo de defender el derecho de las mujeres mayas como colectivo, a ser consideradas las due?as de sus creaciones textiles. ¡°Para nosotras, la forma m¨¢s sostenible, quiz¨¢ m¨¢s segura, de protecci¨®n de nuestras creaciones y de nuestra comunidad, y de todo lo que hay en ella, es la misma comunidad, la organizaci¨®n comunitaria¡±, asegura Angelina Aspuac, otra tejedora integrante del colectivo.
Consejos comunitarios de tejedoras
En 2017, el entonces reci¨¦n creado movimiento de tejedoras, interpuso una acci¨®n en contra de un negocio local, por el uso del t¨¦rmino ¡°Mar¨ªa Chula¡±, ya que estas son palabras que se han utilizado hist¨®ricamente para descalificar a las mujeres por el simple hecho de utilizar su indumentaria maya. ¡°La Comisi¨®n Presidencial contra la discriminaci¨®n y el Racismo en Guatemala (CODISRA), interpone denuncia ante el Ministerio P¨²blico contra la empresa MARIA CHULA luego que el Movimiento Nacional de Tejedoras denunciara a esta empresa que comercializa g¨¹ipiles mayas bajo un nombre que es racista¡±, pon¨ªa entonces una publicaci¨®n hecha por el movimiento en sus redes sociales.
A pesar de que la propietaria del negocio se disculp¨® p¨²blicamente, e hizo un llamado al respeto a la diversidad cultural, las reacciones de parte de la poblaci¨®n no ind¨ªgena guatemalteca, puso de manifiesto, una vez m¨¢s, el grado de divisi¨®n que existe en torno al reconocimiento de los pueblos ind¨ªgenas y su derecho por defender su visi¨®n. ¡°Muchas empresas han crecido, y les ha ido muy bien en Guatemala, utilizando textiles usados (de segunda mano) que hacen las tejedoras. Es un aporte econ¨®mico que las mujeres hacen al mundo. Sin embargo, el mundo y el pa¨ªs no les retribuye nada a esas mujeres ni a sus comunidades, y esas es una situaci¨®n injusta, que a nosotras nos indigna much¨ªsimo¡±, expresa Aspuac.
Ese mismo a?o, las mujeres tejedoras mayas presentaron un proyecto de ley que busca reconocer la propiedad intelectual colectiva de los pueblos ind¨ªgenas. Esta propuesta pretender reformar cinco art¨ªculos de la Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos, as¨ª como otras leyes guatemaltecas relacionadas con la propiedad intelectual. El objetivo es definir un concepto sobre la propiedad intelectual colectiva, y permitir que sean los pueblos ind¨ªgenas quienes administren y manejen su patrimonio.
Es necesario, sin embargo, que muestren capacidad organizativa, ya que, como cuenta Ajpuac, la poblaci¨®n no ind¨ªgena descalifica sus m¨¦todos de organizaci¨®n, sin siquiera haber generado espacios de di¨¢logo en com¨²n. Y fue ah¨ª en donde los Consejos comunitarios de Tejedoras encontraron su espacio. ¡°Hay ocho (consejos). Nos hemos ido organizando una por una en la medida que nos hemos concientizado, hemos entendido que, para hablar de di¨¢logo, tambi¨¦n necesitamos encontrar mecanismos de organizaci¨®n, de consensos. Afortunadamente en Guatemala a¨²n hay much¨ªsimas comunidades que a¨²n guardan sus propias formas de organizaci¨®n¡±, explica.
Las integrantes de estos consejos, al igual que las alcald¨ªas ind¨ªgenas tradicionalmente compuestas por hombres, son designadas bas¨¢ndose en sus m¨¦ritos y aportes a la comunidad, y son elegidas mediante el voto popular durante asambleas comunitarias. Esta lucha, seg¨²n Curruchiche, es por el reconocimiento del papel de la mujer como parte esencial del entramado social maya y guatemalteco, as¨ª como por la protecci¨®n del patrimonio cultural ind¨ªgena. ¡°La lucha es en com¨²n. Los afectados somos todos los pueblos¡±.
Dualidad, la existencia c¨ªclica y la pluralidad colectiva
Maximiliano Santiago Tzatinel Cush, conocido como Tata Santiago, es un Aj¡¯quij, que significa ¡°contador del tiempo¡±, y alcalde ind¨ªgena del municipio de Santa Luc¨ªa Utatl¨¢n, otra poblaci¨®n maya del altiplano guatemalteco. A partir de su conocimiento de la espiritualidad ancestral de su pueblo, considera que las acciones que emprenden estas mujeres, no solo ayudan a dignificar su rol en la sociedad, sino que tambi¨¦n ponen de manifiesto la necesidad de valorar a la preservaci¨®n del conocimiento, de la misma manera como cualquier otra actividad productiva.
¡°Cuando hablan de tejedura (sic), las mujeres est¨¢n hablando de la utilidad de la vida¡±, dice Tata Santiago, quien adem¨¢s considera a los textiles como documentos vivos, que han sobrevivido procesos de conquista, exterminio y exclusi¨®n social. ¡°Quemaron nuestros c¨®dices, nuestros pensamientos, pero nunca pudieron con nuestros tejidos¡±, a?ade.
Estas creaciones basan sus dise?os en elementos que rodea la vida comunitaria. El ma¨ªz, flores, vida silvestre, el Sol, la Luna y la inspiraci¨®n c¨®smica. ¡°En ellos (los textiles), se resguarda nuestra historia, nuestros conocimientos, lo que sentimos, nuestros pensamientos, nuestras ideas¡±, expresa Aspuac, al tiempo que explica el significado de su propio huipil. ¡°En este [huipil], que es de Santiago Sacatep¨¦quez, aparece la Luna y el Sol y se repite en toda esta fila. Hace referencia al tema de la complementariedad, de la dualidad¡±, a?ade.
¡°Quemaron nuestros c¨®dices, nuestros pensamientos, pero nunca pudieron con nuestros tejidosMaximiliano Santiago Tzatinel Cush, guia espiritual y alcalde ind¨ªgena
Y es en bajo ese concepto que las mujeres mayas tejedoras se mueven, ya que la protecci¨®n de sus dise?os, promueve la conservaci¨®n de su legado, lo que a su vez promueve la de la cultura maya en su conjunto. Y es en esta colectividad en la que han ido ganando adeptos desde dentro de sus mismas comunidades, quienes las apoyan y acompa?an en su lucha.
En contra, tambi¨¦n existen voces desde dentro de las mismas comunidades, desde aquellos que piensan que de poco sirve alterar el actuar establecido, hasta quienes expresan sus dudas acerca de la solidez de este movimiento. Los logros, sin embargo, no son pocos: un movimiento nacional, la creaci¨®n e implementaci¨®n de consejos comunitarios de tejedoras, escuelas de ense?anza de tejidos, victorias legales en contra de la cosificaci¨®n de la mujer maya. ¡°Hay quienes creen que la ¨²nica lucha del movimiento es el planteamiento de la ley. Si se logra que bueno, si no, pues nosotras seguiremos en ese proceso de fortalecimiento de nuestra misma comunidad, y seguir peleando el tema de la autonom¨ªa¡±, concluye Aspuac.
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