¡°?Ser¨¢ verdad que merezco esto?¡±: violencia sexual en Rep¨²blica Centroafricana
Cristine ten¨ªa 15 a?os cuando fue violada por el l¨ªder de un grupo armado, mientras hu¨ªa de la guerra en su pa¨ªs. Ahora, tiene 18 a?os y es madre de una ni?a de dos. En RCA es dif¨ªcil el acceso a la atenci¨®n sanitaria y psicol¨®gica de las v¨ªctimas
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Cristine ten¨ªa solo 15 a?os cuando fue violada por el l¨ªder de un grupo armado, mientras hu¨ªa de la guerra en su pa¨ªs, Rep¨²blica Centroafricana (RCA). Ahora, tiene 18 a?os y es madre de una ni?a de dos, fruto de abusos posteriores. Desde entonces, convive con graves problemas psicol¨®gicos que le impiden continuar con su vida cotidiana.
¡°Estaba pasando por la calle empezaron a llamarme, yo me negu¨¦ a ir. Entonces me dijeron que si me negaba me matar¨ªan. Sacaron un cuchillo y unas pistolas, no ten¨ªa otra opci¨®n, acept¨¦ porque eran muchos hombres, pero fue su jefe el que los hab¨ªa enviado para que fueran a llamarme porque quer¨ªa tener relaciones sexuales conmigo. Fue sin preservativo, tuve demasiado miedo de quedarme embarazada, de hacer eso¡ pero me forzaron. Era un hombre muy mayor, yo ten¨ªa solo 15 a?os. No es normal que un hombre mayor se acueste con una ni?a de 15, pas¨¦ demasiado miedo¡±, cuenta Cristine con voz temblorosa mientras juega nerviosamente con sus dedos.
A lo largo de la historia, la violencia sexual se ha utilizado de manera recurrente como una de las armas de guerra m¨¢s cruentas y, lamentablemente, una de las menos castigadas. En numerosos pa¨ªses de ?frica subsahariana en los que en la actualidad existen conflictos b¨¦licos activos, como Rep¨²blica Centroafricana o Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, las milicias siguen cometiendo impunemente este tipo de cr¨ªmenes.
Tras ocho a?os de conflicto en RCA, la esperanza de una posible paz germinaba ante las elecciones nacionales celebradas en diciembre de 2020. Desgraciadamente, los comicios han sumido al pa¨ªs en una nueva ola de ataques. Desde el pasado mes de enero, el resurgimiento de la violencia y la reorganizaci¨®n de los grupos armados han aumentado gravemente el riesgo para las mujeres y las ni?as de ser v¨ªctimas de violencia sexual.
La impunidad
Una de las principales caracter¨ªsticas de la violencia sexual en contextos de conflicto a nivel global, y particularmente en RCA, es la impunidad. Aunque en los ¨²ltimos a?os se han producido avances a nivel legal, la realidad es que la falta de mecanismos judiciales para condenar estos cr¨ªmenes y la dificultad para cuantificarlos acaba con el desamparo casi total de las v¨ªctimas, impidiendo su recuperaci¨®n y alentando a los abusadores a seguir cometiendo este tipo de actos.
Desde hace unos a?os, se han logrado algunos avances, como el establecimiento de un Tribunal Penal Especial en 2015 con jurisdicci¨®n sobre violaciones graves de Derechos Humanos o la condena a 18 a?os de c¨¢rcel del expresidente congole?o Jean Pierre Bemba por lo que la Corte Penal Internacional (CPI) calific¨® como ¡°violaciones cometidas con sadismo¡± en RCA y otros cr¨ªmenes de guerra. A pesar de que esta condena supuso un gran avance en el reconocimiento de la violaci¨®n como crimen de guerra y marc¨® un hito en la batalla contra la violencia sexual, Bemba fue puesto en libertad dos a?os m¨¢s tarde para regresar a su pa¨ªs natal.
En 2016, se produjo en RCA el primer caso registrado por la ONU en el que algunos miembros de grupos armados fueron condenados por la violaci¨®n de una ni?a de 16 a?os en Bambari, aunque tan solo acabaron recibiendo condenas m¨ªnimas de prisi¨®n y una multa.
Recibir asistencia, una misi¨®n imposible
Independientemente del pa¨ªs en el que ocurra, la violencia sexual es un tema tab¨² y, despu¨¦s de sufrir una agresi¨®n, la v¨ªctima se siente avergonzada y evita denunciar o exponerse a ser rechazada por su entorno. Al rechazo social y familiar hay que sumar las secuelas f¨ªsicas y psicol¨®gicas con las que estas ni?as y mujeres tienen que convivir.
Cuando lleg¨® al campo de refugiados de Gado, en Camer¨²n, Cristine ten¨ªa miedo de relacionarse con chicos. Aunque ha recibido asistencia m¨¦dica y psicol¨®gica en ocasiones puntuales, su estado ha empeorado en los ¨²ltimos a?os. Sufre crisis constantes y huye de su casa, en la que vive junto a su madre y su hija, para aparecer varias horas despu¨¦s sin ropa en medio de la calle.
¡°¡®Est¨¢s loca, no eres normal, no eres normal para poder vivir con el resto de gente aqu¨ª', me dec¨ªan. La gente quer¨ªa hacerme ver que yo no formo parte del mundo normal del resto de personas, yo soy la loca para ellos. Eso me entristece much¨ªsimo, me frustra, me siento acorralada y todo eso lleva una y otra vez a mi cerebro a pensar en lo que me pas¨®¡±, relata.
En RCA, el dif¨ªcil acceso a la atenci¨®n sanitaria y psicol¨®gica es una de las principales barreras a las que las v¨ªctimas tienen que hacer frente. En el ¨²ltimo a?o, esta situaci¨®n se ha visto agravada a causa de la covid-19. Seg¨²n un informe del Secretario General de Naciones Unidas en 2017, en RCA solo un 32% de las supervivientes de violencia sexual recibi¨® asistencia de emergencia dentro de las 72 horas posteriores a ser agredidas.
¡°¡®Est¨¢s loca, no eres normal, no eres normal para poder vivir con el resto de gente aqu¨ª', me dec¨ªan. [...] Eso me entristece much¨ªsimo, me frustra, me siento acorralada y todo eso lleva una y otra vez a mi cerebro a pensar en lo que me pas¨®Cristine, v¨ªctima de abusos sexuales en RCA
¡°A veces me enfada, pienso en por qu¨¦ esa gente me hizo eso que me ha llevado a estar en este estado. ?Ser¨¢ verdad que merezco esto? ?Ser¨¢ verdad? ?Por qu¨¦ soy yo la que ha merecido esto? Si veo a otras chicas que est¨¢n contentas, tranquilas, nadie las llama locas, pueden estar hablando con otras personas como si nada. Cuando las veo, me siento triste y me pregunto por qu¨¦ yo no soy as¨ª¡±, afirma Cristine.
?Protecci¨®n o abuso de poder?
Uno de los principales ¨®rganos de protecci¨®n para la poblaci¨®n civil es la MINUSCA, misi¨®n de mantenimiento de la paz de la ONU en la Rep¨²blica Centroafricana. Una de sus tareas fundamentales es colaborar con las autoridades locales en la detecci¨®n de casos de violencia sexual y el posterior procesamiento de los responsables.
Resulta ir¨®nico que la MINUSCA sea, desde sus inicios en 2014, una de las misiones internacionales m¨¢s controvertidas, debido a numerosos esc¨¢ndalos por el mal comportamiento de sus soldados, a pesar de su compromiso por restablecer la paz y proteger a los civiles. Soldados de varias nacionalidades, tanto africanos como europeos, han sido acusados por las organizaciones humanitarias que trabajan en el terreno de haber agredido sexualmente a mujeres y menores de edad.
Uno de los mayores esc¨¢ndalos en el pa¨ªs dinamit¨® tras las declaraciones de Anders Kompass, director de operaciones de campo de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Ginebra. Kompass decidi¨® filtrar a un tribunal franc¨¦s documentos que demostraban los abusos sexuales a menores centroafricanos vulnerables por parte del personal de paz de Naciones Unidas. Poco tiempo despu¨¦s, fue suspendido de empleo por la filtraci¨®n de este material confidencial.
Seg¨²n Kompass, decidi¨® sacar a la luz la informaci¨®n ante la incapacidad de la ONU para detener estos delitos. Poco tiempo despu¨¦s, esto ser¨ªa corroborado por una investigaci¨®n independiente, encargada por la ONU en 2016, que concluy¨® que la organizaci¨®n hab¨ªa cometido serios errores en la gesti¨®n de denuncias de delitos sexuales en la misi¨®n en Rep¨²blica Centroafricana. Finalmente, Kompass fue readmitido por la organizaci¨®n.
¡°Nunca es demasiado tarde¡±
En el seno de la comunidad internacional, parece ir tom¨¢ndose conciencia de la necesidad de erradicar la violencia sexual como arma de guerra. En el Derecho Internacional Penal, se ha tipificado este tipo de violencia como un crimen de guerra y un crimen contra la humanidad, recogiendo una amplia definici¨®n que incluye desde la violaci¨®n o la esclavitud sexual hasta el matrimonio forzado como una forma de violencia sexual.
En el seno de la comunidad internacional, parece ir tom¨¢ndose conciencia de la necesidad de erradicar la violencia sexual como arma de guerra
A pesar de la existencia de estos mecanismos, la realidad es que la violencia sexual contra las mujeres y ni?as sigue siendo a d¨ªa de hoy una potente arma de guerra y que la abrumadora impunidad que rodea a este delito seguir¨¢ representando un obst¨¢culo para la reconstrucci¨®n de Rep¨²blica Centroafricana y la tan ansiada consolidaci¨®n de la paz.
En Camer¨²n, el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), junto con Fundaci¨®n Entreculturas y la Fundaci¨®n Alboan, lleva a cabo un proyecto de atenci¨®n a mujeres y ni?as v¨ªctimas de violencia sexual que se encuentran en contextos de desplazamiento forzado, refugio o migraci¨®n. Actualmente, Cristine es una de estas chicas a las que el SJR acompa?a en su proceso de formaci¨®n y reinserci¨®n, a trav¨¦s del cual ha podido volver a estudiar y recibir atenci¨®n psicol¨®gica profesional.
¡°En nuestro mundo actual hay muchas ni?as y mujeres como yo que sufren, hay que ense?arles que la vida no es f¨¢cil, pero que no es tarde, nunca es demasiado tarde para una persona. Habr¨¢ personas que digan que es tarde para ti, que est¨¢s acabada y la desesperanza llegar¨¢, pero solo tenemos que tener paciencia hasta que las cosas lleguen poco a poco¡±, concluye Cristine emocionada.
Laura Lora es responsable de comunicaci¨®n de la campa?a La LUZ de las NI?AS de la Fundaci¨®n Entreculturas.
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