La bi¨®loga que refugia a un simio en extinci¨®n en su jard¨ªn
Leyda Rimarach¨ªn protege al mono choro de cola amarilla y a otras especies ¨²nicas en la propiedad familiar que ha convertido en un ¨¢rea protegida de la Amazon¨ªa peruana
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Cuando era ni?a, la bi¨®loga Leyda Rimarach¨ªn (Cajamarca, Per¨², 1983) vio por primera vez en su jard¨ªn al mono choro de cola amarilla (Lagothrix flavicauda), una especie que tiempo despu¨¦s peligrar¨ªa. Su jard¨ªn son los bosques nublados a las alturas de Bagua Grande, en el Amazonas peruano, donde sus padres llegaron hace m¨¢s de 35 a?os. ¡°Mis juguetes eran las hojas, las flores y las ra¨ªces, y mi entretenimiento era ver especies que ni sab¨ªa que exist¨ªan¡±, recuerda. ¡°Por esos d¨ªas abundaban. Al o¨ªrlos, autom¨¢ticamente sab¨ªamos que eran ellos, as¨ª que con mis hermanas los segu¨ªamos por el bosque para comer los quijos [fruta similar a la granadilla] que se les ca¨ªan de las manos¡±.
Este mono originario y exclusivo del norte de Per¨² se diferencia de otros por su cola de vellos dorados y sus 54 cent¨ªmetros que lo hacen, adem¨¢s, el m¨¢s grande del pa¨ªs. A pesar de eso, la caza furtiva y la deforestaci¨®n de su h¨¢bitat en la selva a 1.500 y 2.700 metros sobre el nivel del mar, lo han llevado a ser uno de los primates m¨¢s amenazados del mundo. ¡°Nuestro bosque se fue haciendo una isla rodeada de destrucci¨®n y se quedaron aislados en alguna parte, vulnerables a la caza humana y a que otros animales simplemente los ataquen¡±, lamenta.
Seg¨²n Rimarach¨ªn, durante casi 20 a?os fue imposible ver a las familias de monos choro de cola amarilla deambular por su hogar. Se sospecha que su poblaci¨®n incluso se ha reducido en 80% en el pa¨ªs, lo cual lo coloca en peligro cr¨ªtico de extinci¨®n dentro de la Lista Roja de la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN). ¡°Quer¨ªamos salvarlos, pero ya no estaban en ning¨²n lado¡±, asegura. ¡°Cuando felizmente encontramos dos grupos peque?itos de simios, nos pusimos las pilas y decidimos hacer algo¡±.
Ah¨ª comenz¨® una trayectoria de m¨¢s de una d¨¦cada para salvar el h¨¢bitat de esta especie a partir de las 59 hect¨¢reas de bosque que pertenecen a la familia Rimarach¨ªn. Mientras Leyda cursaba el segundo a?o universitario, en 2001 el Estado peruano cre¨® el reglamento que permite a los ciudadanos dedicar parte de su propiedad a la conservaci¨®n. ¡°Convers¨¦ con mi familia y de inmediato dijeron que s¨ª¡±, cuenta con entusiasmo. Junto a sus compa?eros y profesores de la universidad se dedic¨® a investigar qu¨¦ especies de flora y fauna alberga su predio, del que nace la quebrada Berl¨ªn, para justificar as¨ª su protecci¨®n. Entre ellas encontraron una gran variedad de aves, como el gallito de las rocas (Rupicola peruvianus), al igual que los monos nocturnos (Aotus miconax) y hasta helechos arb¨®reos de m¨¢s de siglos de vida, de acuerdo con el expediente t¨¦cnico que elabor¨® con la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA).
Nuestro bosque se fue haciendo una isla rodeada de destrucci¨®n y los monos quedaron aislados, vulnerables a la caza humana y a que otros animales simplemente los ataquen
Tras idas y venidas en tr¨¢mites, en 2013 el Bosque Berl¨ªn fue reconocido como ?rea de Conservaci¨®n Privada. Ese mismo a?o, Leyda Rimarach¨ªn fue premiada con el galard¨®n Carlos Ponce del Prado en la categor¨ªa de joven destacada al conservar e investigar la biodiversidad. ¡°Fue algo hist¨®rico porque mi familia sufri¨® bastantes cosas para obtener este bosque¡±, asevera. Cuando sus padres iniciaron su vida all¨ª, el conflicto armado interno (1980-2000) se recrudec¨ªa en la Amazon¨ªa peruana. As¨ª, su propiedad fue atacada por terroristas y el mismo ej¨¦rcito. Por defenderla, su padre, Ricardo Rimarach¨ªn, lleg¨® a ser encarcelado.
Pero esa violencia tambi¨¦n vino en forma de hachazos de parte de los vecinos que quer¨ªan adue?arse de la tierra. ¡°Ellos desconoc¨ªan que los bosques eran la fuente de agua. Lo han entendido reci¨¦n cuando las aguas han ido disminuyendo. Entonces miraban donde s¨ª hab¨ªa y era en el bosque que hemos protegido¡±, narra la investigadora. ¡°Eso se ve¨ªa venir, pero antes no estaba en su conciencia¡±.
Para no repetir esa historia, Leyda Rimarach¨ªn ha formado a los m¨¢s j¨®venes de la zona en educaci¨®n ambiental. ¡°Hemos reconectado con esa sensibilidad que tenemos de ni?os y que a veces vamos perdiendo por pensar que el ser humano es el ¨²nico que debe existir, que no importan las dem¨¢s formas de vida¡±, remarca.
En paralelo, ha liderado campa?as con Conservamos por Naturaleza de SPDA y Neotropical Primate Conservation para recaudar fondos que permitan crear un corredor biol¨®gico mediante el cual los monos choro de cola amarilla se puedan desplazar con mayor facilidad hacia el ¨¢rea de conservaci¨®n. La primera vez recolectaron 10.500 d¨®lares (8.929 euros) para arrendar cinco hect¨¢reas del terreno de un vecino donde viv¨ªa una familia de estos primates. Tras ver ese esfuerzo, el due?o decidi¨® prestarles el espacio por 10 a?os, y que el dinero se destinara a actividades de control y vigilancia, investigaci¨®n y reforestaci¨®n. ¡°As¨ª, poquito a poquito, hemos ido sumando hasta 100 hect¨¢reas gracias a quienes apuestan por la conservaci¨®n. Lo que falta ahora es empoderar a las poblaciones que vivimos dentro del bosque, donde abundan los recursos, porque son estos los que nos van a sacar de nuestra pobreza econ¨®mica¡±, se?ala.
Al proteger a los monos y otras especies, el Bosque Berl¨ªn se ha convertido en un destino atractivo para cient¨ªficos y tambi¨¦n para el ecoturismo. De hecho, antes de la pandemia por la covid-19, recib¨ªa al menos 300 visitas al a?o. ¡°Antes solo se hablaba del turismo cultural de mi regi¨®n, pero ahora estamos desarrollando, por ejemplo, la ruta de los primates end¨¦micos para darle valor al turismo de naturaleza que diferencia a nuestras ¨¢reas de conservaci¨®n¡±, comenta quien tambi¨¦n fund¨® la Red de Conservaci¨®n Voluntaria de Amazonas que protege 126.732 hect¨¢reas.
Tenemos un libro a la mano que son los bosques, uno que nos falta leer y descifrar
Adem¨¢s del turismo, los Rimarach¨ªn venden lo que producen con la biodiversidad all¨ª: panela, miel de diferentes tipos de abejas nativas, la medicina natural de savia del ¨¢rbol de grado (Croton lechleri) y bebidas a base de guayusa (Ilex guayusa loes), una planta pariente de la yerba mate. ¡°Es una forma de demostrar que s¨ª podemos vivir de la conservaci¨®n¡±, explica. ¡°No es algo que solamente decimos, sino que es parte de nuestro estilo de vida¡±, aclara.
Esa forma de vivir ha hecho que Leyda Rimarach¨ªn, pese a haber tenido que irse a otros lugares a estudiar o trabajar, siempre vuelva a su territorio y quiera ser enterrada all¨ª. ¡°Tenemos un libro a la mano que son los bosques, un libro que nos falta leer y descifrar. Y creo que en la vida no me va a alcanzar para leer y entender todo lo que est¨¢ aqu¨ª¡±.
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